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Desde hace 30 años, Donna Ferrato registra con su lente historias de violencia doméstica

Retratar a un hombre que golpea a su mujer ayuda más que detenerlo

Sólo tomo fotos; no me importa que crean que es inmoral, porque trabajo duro para cambiar las cosas, dijo la artista neoyorquina, quien dio un taller, visitó un albergue y un penal femenil en Oaxaca

Conocimos a las mujeres, hablamos con sus hijos, vimos emociones, comentó

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Autorretrato de Donna Ferrato, quien publicó su experiencia con mujeres maltratadas y hombres golpeadores en en el libro Durmiendo con el enemigo
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Ferrato obtuvo el premio W. Eugene Smith, en 1986
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Las imágenes corresponden al libro Durmiendo con el enemigo
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La imagen corresponde al libro Durmiendo con el enemigo
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de mayo de 2012, p. 8

Enfrentar la violencia doméstica desde atrás de una cámara es el trabajo que ha realizado la fotógrafa documental Donna Ferrato durante tres décadas. Presenciar y capturar el momento de los gritos, los golpes y la acción policial. Luego, adentrarse en las vidas de estas mujeres al conocer sus historias cotidianas.

La artista neoyorquina compartió su experiencia durante el taller Retratando la violencia, en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, en la ciudad de Oaxaca. Visitó, acompañada por alumnos mexicanos, un albergue que recibe a mujeres maltratadas y la prisión central del estado para capturar testimonios.

Nadie en la sociedad toma con atención la violencia doméstica. Es lo mismo en Estados Unidos. No hay tanta diferencia con México; está mal en ambos lados. En años recientes, en mi país ha sido peor, se han ido incrementando las cifras, considera en entrevista.

¿Qué soy? ¿Policía, abogada, doctora o fotógrafa?, se cuestiona a sí misma cuando presencia el momento de conflicto y dispara la cámara. Tomar una foto a un hombre golpeando a su mujer ayuda mucho más que si detengo lo que sucede. Sólo tomo fotos, hablo con las personas y a mi propia manera hago que se detenga; pero yo estoy ahí para retratar la historia y que la gente se entere. No me importa que crean que es poco moral o poco ético; trabajo muy duro para cambiar las cosas.

En los años 80, Ferrato pasó más de 6 mil horas al lado de la policía, alrededor de todo su país, para presenciar los llamados domésticos y tomar imágenes. Cuando entro a la escena, probablemente tengo un minuto para hacer las tomas mientras la policía trabaja. Esta experiencia se publicó en el libro Living with the enemy (Durmiendo con el enemigo) en 1991.

Gran parte del libro surgió de la frustración. Primero, porque me sentí impotente ante el rostro de la violencia que he visto, y segundo, porque por mucho tiempo ninguna revista publicó las fotografías. Fue hasta que obtuve el premio W. Eugene Smith, en 1986, que los editores comenzaron a considerar que el proyecto era serio, expone en la introducción del volumen, pionero en documental el tema de la violencia doméstica.

En la ciudad de Oaxaca impartió el taller a 14 fotógrafos, con el propósito de promover la fotografía documental sobre el tema para exponer los casos que se repiten por miles en el mundo. “Todos piensan que es peor en México y que las leyes son mejores en Estados Unidos.

Parece que todavía se culpa a las mujeres por la violencia doméstica, no entienden por qué se deben defender y muchos hombres se salen con la suya.

La visita al albergue que recibe a mujeres maltratadas y a sus hijos, dependiente del gobierno municipal, así como la visita al penal femenino de Oaxaca conformaron parte del proceso de formación de fotógrafos documentales.

Donna Ferrato explica que entrar a este tipo de estancias es muy difícil, en cualquier parte del mundo, hay reglamentos muy estrictos, sobre todo de privacidad. Mi experiencia es que el ingreso es muy complicado, inaccesible, pero siempre alguien, por lo regular una mujer, se daba cuenta de que era importante dar acceso para que se conocieran estas historias.

Así sucedió en Oaxaca, donde la directora del lugar dijo que nunca han dejado pasar fotógrafos, pero tras conocer el trabajo de Ferrato, permitió documentar el lugar.

Tuve que llevar a mis mejores soldados, dice sobre los dos alumnos que pudieron participar en la visita, sólo tuvimos una hora para estar ahí. No permitieron tomar fotos de las mujeres, sólo de los alrededores del lugar.

Conocimos a las mujeres, hablamos con sus hijos, vimos emociones entre estas relaciones familiares. Para un fotógrafo es una lección conocer qué tan dificil es entrar a un albergue, toma mucho tiempo y debes ser paciente.

En la prisión femenil hubo más tiempo para conversar, hablé con algunas de ellas acerca de mi perspectiva, y pude mostrarles muy claramente que cuando están en esa situación no están solas. Esto pasa, tan sólo en México, a cientos de personas.

El punto de partida de la documentación a lo largo de tres décadas del abuso intrafamiliar partió del amor y la lujuria. Comenzó en 1982 al seguir a una pareja acaudalada para capturar la vida de despilfarro de las élites privilegiadas; una hermosa pareja que lo tiene todo, y en la intimidad están envueltos en drogas, sexo con otras parejas y hasta con adolescentes. Fue tal su cercanía con ellos que lelgó a fotografiar una escena brutalmente real.

Sin embargo, Donna Ferrato también ha explorado otros temas, como el barrio neoyorquino de Tribeca con una mirada contemporánea para capturar el barrio histórico. Así como el amor y la lujuria, temas que conforman una serie que se adentra en otro aspecto de la intimidad humana, y que publicó en un libro en 2004.

Al respecto, considera: “Todo es orgánico. Me meto a su mundo, conozco gente y si me lo permiten veo muchos aspectos de las relaciones humanas, las cuales no están en blanco y negro. El tipo de amor que fotografío puede asustar, como los swingers”.

Su estancia en Oaxaca ha sido inspiradora, revela, por los increíbles pintores y artistas. Tanto, que no puedo dormir en la noche y me levanto a crear por las hermosas imágenes que veo. Ha realizado muchos autorretratos.

Muchos creen que soy una fotógrafa documental muy agresiva, pero también me gusta fotografiar mi mundo interior o exterior, hacerlo con una misión o simplemente por placer. Me emociona tomar estos retratos, caminando desnuda por el hotel cuando todos duermen. Me gusta divertirme con la fotografía.