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Las actividades de música y danza concluirán el 10 de junio en Florencia, informan

Recortes a la cultura no impiden realizar la edición 75 del Festival del Maggio

El montaje de El caballero de la rosa, ópera de Richard Strauss, figura entre lo más relevante del encuentro

Del 7 al 21 de agosto se presentarán propuestas en Brasil y Argentina

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Escena del montaje de El caballero de la rosa, ópera de Richard Strauss, en FlorenciaFoto cortesía del 75 Maggio Musicale Fiorentino
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 10 de mayo de 2012, p. 6

Florencia. El Festival del Maggio Musicale Fiorentino, cuya edición 75 se inauguró hace unos días y concluirá el 10 de junio, es uno de los más prestigiosos y antiguos de Europa, dedicado a la ópera, la música clásica y la danza.

Fue fundado en 1933. El director de la Orquesta del Maggio desde 1986 es Zubin Mehta, y el tema es El viaje: de Europa Central a Sudamérica, pues del 7 al 21 agosto el Maggio se presentará en Brasil y Argentina.

La fama del encuentro se debe a elecciones culturales originales que han creado tendencia: se ha focalizado en la historia musical del siglo XX, con la presencia activa de sus protagonistas; ha revalorizado a compositores como Rossini y Donizetti, además de mostrar desde su apertura particular sensibilidad por la presentación escénica de la ópera y contribuir a la renovación de la dramaturgia moderna, para lo cual han acudido los pintores, directores teatrales y cineastas más relevantes de esa centuria.

Noventa actividades

El Festival del Maggio enriquecerá a Florencia a lo largo de cinco semanas mediante 90 actividades, en las que destaca el montaje de Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa), ópera en tres actos de Richard Strauss y Hugo von Hofmannsthal, escenificada en Dresde, en 1911.

Es un homenaje del músico alemán a Mozart y a la época de oro de la Viena rococó durante el reinado de María Teresa, que en la trama vaporosa al ritmo de un vals discreto se mueve la historia de aquella sociedad idealizada en cortes principescas, nobles y castillos donde fluyen sin percatarse más de cuatro horas de escenificación. Esas características preludian la última fase operística de Strauss con La mujer sin sombra, que se presenta en el Palacio de Bellas Artes de México.

El afanoso movimiento se concede cierto descanso a través de la introspección sicológica de los personajes, que no niega el residuo de las primeras óperas melodramáticas del compositor, como Salomé o Electra. El espectador percibe un mosaico de personajes interpretados con absoluta eficacia por los cantantes, empezando por la angustia de la pérdida de juventud de la Mariscala, espléndidamente interpretada por Angela Denoke, experta en el papel, apreciada por el público, que la despidió con el aplauso más caluroso de la noche.

Su humanidad sabia contrasta con el oportunismo irritante y los modales burdos del barón Ochs (Kristinn Sigmundsson), pero también con la astucia y frescura del joven Octavian en travesti (Caitlin Hulcup, mezzosoprano) y la ternura de Sophie (Sylvia Schwartz). Todo ello fundido por el equilibrio impecable de la dirección de Mehta –en su debut con ésta ópera– y la limpieza de sonido de la Orquesta del Maggio.

A diferencia de la versión tradicional pomposa y recargada, el director Eike Gramss ha optado por un ambiente lineal según la tendencia de las representaciones de los años recientes, sin renunciar a la evocación original que mantiene viva la contextualización del periodo histórico, solucionado eficazmente por uno de los máximos escenógrafos del mundo, Hans Schavernoch, mediante la gigantografía fotográfica de un interior del palacio imperial de Hofburg, símbolo del poder austriaco por excelencia, amplificada por una pared de espejos fumé que crean movilidad, integrado por pocas piezas de mobiliario, dejando libre el escenario que permite concentrarse en la voz y acción de los personajes. El vestuario, a cargo de Catherine Voeffray, corresponde a la época de creación de la ópera en los años 10 del siglo pasado.

La crisis del Maggio

La crema de la ciudad, que caminó por la alfombra roja con vestidos largos y esmókin, demostró su complacencia a lo largo de un cuarto de hora de aplausos.

Sin embargo, el glamur no logra esconder la situación crítica del teatro en Italia que desde hace dos años padece una dura crisis, debido a un radical recorte presupuestal lo que ha llevado al cierre algunos teatros y otros están en riesgo, como se ha anunciado en estos días con el Teatro Massimo Bellini (1890), inaugurado por el mismo compositor Vincenzo Bellini, o con el Teatro Stabile, de Catania, las dos instituciones culturales más relevantes de esa ciudad siciliana.

La situación del Maggio no es mucho mejor; algún espectáculo pudiera ser interrumpido por huelga.

Hace unas semanas asistimos a la ópera Ana Bolena, de Gaetano Donizetti, pero sin orquesta: para evitar la cancelación, con graves pérdidas económicas, a lo largo de la ópera únicamente tocó un piano. Mediante un micrófono se ofrecía al público una disculpa y se pedía su comprensión y apoyo. Los asistentes permanecieron sin moverse de sus lugares a pesar de anunciarse la entrega del rembolso.

La superintendente del Maggio, Francesca Colombo, agradece a los trabajadores del teatro por no ponerse en huelga, cuando el personal del recinto se reunía con la asamblea municipal para llegar a algún acuerdo en previsión de un copioso recorte de personal.

Representantes locales del PDL, partido de centro derecha, acusaron en tal ocasión al alcalde y presidente de la Fundación del Maggio, Matteo Renzi, como asesino del Teatro del Maggio. Después de dos años y medio como titular de esa institución, nos encontramos con pésimos resultados debido a decisiones equivocadas, como el nombramiento de Colombo.

Renzi, del PD, partido de centro izquierda, responde: “Como alcalde he aumentado la contribución de 3.1 millones de euros a 4 millones. A ello se agrega el recorte de 5 millones que el ministro Bondi aplicó a nuestra fundación.

El teatro tiene que reducir el personal y cambiar las reglas del juego si quiere salvarse. La actual organización del Maggio no tiene futuro. Nosotros lo salvaremos con el valor y determinación que sirven en este momento de crisis, defenderemos la calidad respecto de los privilegios de los buitres de la política. Este teatro tiene un pasado extraordinario, nosotros queremos darle un futuro con la misma calidad y belleza.

El pasado diciembre, con inversión de 200 millones de euros, se comenzó a construir el Parco della Musica, que el año próximo deberá sustituir al actual teatro.