El capital financiero y el crimen organizado se dan sustento mutuo, pues se brindan apoyo uno al otro, afirmó el académico Felipe Zermeño, de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El primero tiene en el crimen organizado una de las principales fuentes de ahorro externo para fortalecer sus recursos, en tanto que los criminales tienen en el capital financiero la vía más importante para el lavado de los recursos ilícitos.

Al ofrecer la conferencia La economía del crimen organizado, en la Facultad de Economía, el investigador indicó que con el sistema neoliberal hubo un repunte y fortalecimiento de la criminalidad y su influencia, debido a las altas tasas de desempleo que genera un ejército de reserva, no para la industria, sino para la informalidad y para sumarse a las bandas criminales. Además de que el actual modelo impulsa la estabilidad económica personal por sobre todas las cosas.

Por esa razón, destacó, una estrategia eficaz contra el crimen organizado pasa necesariamente por la revisión del sistema económico mundial.

Planteó que el crimen organizado es una organización empresarial delictiva que no sólo extorsiona a las compañías constituidas formalmente, sino que crea asociaciones donde la primera lava su dinero, lo valoriza y la empresa legal obtiene el financiamiento que necesita, los mercados y otros servicios de la organización empresarial delictiva.

La economía ligada a la producción y tráfico de drogas, aseveró, representa ocho por ciento de las transacciones mundiales, de acuerdo con información de la Organización de Naciones Unidas. Y esto es sólo una perqueña parte de la economía del crimen organizado.

Sostuvo que las actividades comerciales ilícitas, como el contrabando y la piratería, pueden resultar vitaminas para revitalizar el mercado mundial. De ahí que haya sustento entre las finanzas modernas y las organizaciones empresariales delictivas.