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Reforma deviene galería pública al alojar la obra de sendos artistas

El arte de Soriano y Marín, a la calle, para regocijo del paseante
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de abril de 2012, p. a11

Las alas de bronce de Juan Soriano y de Jorge Marín se topan, se engarzan o se reflejan entre sí sobre el camellón de Paseo de la Reforma, justo frente a la entrada al Museo Nacional de Antropología, para regocijo de los transeúntes y en congruencia con la idea de llevar el arte al gran público de las calles.

La gran sensación del momento entre los paseantes de Chapultepec es la escultura Alas de la ciudad, parte de las 13 piezas de la exposición del mismo nombre que Marín (Uruapan, 1963) inauguró en septiembre del año pasado.

Quizá sea la escultura más fotografiada en toda la capital del país, pues la gente no deja de subir y bajar los cinco escalones sobre los que fue montada la pieza de metal en la que descansan las dos gigantescas alas doradas.

Apenas posa con ellas a la espalda, la persona en turno se convierte en ángel admirado y festejado por los presentes. En las fotos, el efecto es mayor. En la parte posterior de la pieza, en la base, se invita a enviar las imágenes a www.alasdelaciudad.com

En dirección al centro de la ciudad y hasta la calle Gandhi, fue colocado el resto de la exposición de Marín, con las constantes de personajes masculinos, de estética grecolatina o renacentista, varios alados, apoyados en diversas posiciones sobre esferas y con máscaras carnestolendas, venecianas, que acentúan el misterio de las miradas de bronce.

Resalta, por ejemplo, Ángel Persélidas monumental, personaje acuclillado sobre la esfera. Sin embargo, una de las más atractivas es un personaje femenino: Las puertas del alma, figura clásica con el torso desnudo, túnica a la cadera y sin brazos, con el corte de medio cráneo y una hoquedad-ventana-puerta, por encima de los pechos.

La exposición se complementa con unos carteles con fotos e información sobre el proceso de trabajo de la escultura en bronce, desde la construcción del esqueleto de metal sobre el que se modelará con plastilina, hasta el vaciado del bronce líquido y la limpieza, pasando por el vaciado en cera.

Foto
Trece imponentes ángeles integran la exposición de Jorge MarínFoto Carlos Cisneros

Incluso, en la presentación de la muestra, Marín reflexiona sobre las paradojas de su relación con el bronce, pues, aunque se trata de un metal, él busca flexibilizarlo y aligerarlo a los ojos de quien contempla sus esculturas; al parecer lo logra.

Justo enfrente de la pieza Alas de la ciudad y rumbo al Auditorio Nacional, comienza la exposición Sueños moldeados, de Juan Soriano (1920-2006), donde las alas también son una constante, esta vez en varios de los famosos pájaros de este artista tapatío.

Pese a que sólo son nueve piezas, la muestra busca ser un recorrido por diferentes etapas de Soriano escultor, aunque no se incluyeron cédulas con los títulos y años de creación de las obras.

La escultura monumental de la primera gran ave es seguida por otras piezas, en su mayoría aladas, entre las que destaca La paloma. También se incluyen obras con formas abstractas o del mundo vegetal y dos toros, uno en reposo, echado, apacible, y otro vencido, con las patas flexionadas, todo el peso de su cuerpo puesto en el piso.

Ya en ese corredor-galería pública de Paseo de la Reforma es inevitable cruzar del camellón a la acera del lado del bosque para contemplar en las rejas la muestra Iberoamérica ilustra, exposición del segundo catálogo iberoamericano de ilustración de publicaciones infantiles y juveniles.

Las decenas de ilustraciones, muchas de ellas verdaderas obras de arte, comienzan en la entrada que va al Castillo de Chapultepec con la serie Algunos días, de la escritora y artista plástica tapatía Cecilia Rébora Gómez.

De ahí en adelante todo un mundo diverso de personajes, atmósferas, formas y colores libérrimos, producto de la imaginación desbordante de los adultos que, mediante la palabra escrita y la imagen, buscan vincularse con la imaginación sin límite de los niños.