Opinión
Ver día anteriorDomingo 22 de abril de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
A la Mitad del Foro

Las reglas del juego

H

oy podrían distraerse los mexicanos dispuestos a votar el próximo primero de julio. No habrá circo ni mesas de la verdad volátil. La señora Josefina repetirá la receta de la campaña de 2006 y las redes sociales multiplicarán sus elogios y alabanzas al publicista Solá. Enrique Peña Nieto mantendrá la serenidad de quien ha ensayado cada paso y el silencio de quien ha visto hundirse a quien enfrentó una campaña sucia al grito de ¡cállate, chachalaca!. Andrés Manuel López Obrador persistirá en el fervorín amoroso, aunque en el encuentro con los del Consejo Coordinador Empresarial se insistiera en que entonces lo invitaron y él no quiso reunirse con los señorones.

Hoy hay elecciones presidenciales en Francia, y es mucho lo que está en juego en esta hora de crisis y de indignados que pasan de las protestas a la huelga general. Primera vuelta después de una campaña de lo más aburrida, dice André Glucksman en El País de ayer sábado 21 de abril. Campaña a puerta cerrada, en la que presentan una Francia autista en la que el elector no asume responsabilidades, está infantilizado. Espejito, espejito... No hay reposo para la razón. La primera vuelta de hoy en las elecciones francesas podría distraernos de las vueltas a la noria, de los debates inanes, ausentes, ajenos al desempleo, al duro hecho incontrovertible de los 13.7 millones de mexicanos en la economía informal, más de seis millones incorporados a la pobreza extrema; y el vacío ante los jóvenes, 17.3 por ciento de los electores, que el domingo primero de julio votan por primera vez.

Si la narrativa épica de Josefina Vázquez Mota, la primera mujer, dicen, candidata a la Presidencia con opción de ganar se eleva a las denuncias de drenajes tapados y a emular a la mujer de Lot con la vista fija en el pasado pecador del PRI, antro materno del que surgieron los pequeños engendros autoritarios de hoy, a solicitar pena de muerte para políticos coludidos con el crimen, porque es mujer con falda, pero con muchos pantalones, lo del autismo provocado por los ojos cerrados de Sarkozy y Hollande resulta hiperactividad, visión global del presente y proyecto cósmico del futuro. ¿Cuántos diputados federales y senadores de la República llevará al Congreso de la Unión una campaña mediática en la que sus espacios en la televisión se destinan a la campaña comparativa de ataques al que va adelante en las encuestas... para la elección presidencial? ¿Cuántos candidatos del PAN tienen posibilidades de ganar en las seis contiendas estatales de gobernador que se decidirán el mismo primero de julio?

Con razón, dicen que Felipe Calderón dijo en estos días aciagos: nada más falta que estalle el Popo. No dijo que hiciera erupción. Estallar es palabra de mayores resonancias bélicas. Y el comandante en jefe de la guerra que ya no es llamada guerra, sostiene con firmeza el mítico bastón de mariscal. Esa es su narrativa. En Cartagena escuchó con una tenue sonrisa, desde un extremo del presidium, al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Lo de Brasil era añeja contienda y Lula tomó la delantera al no hacer campañas ni gobierno a puerta cerrada; no sólo creció una economía que ya era dos veces el tamaño de la nuestra, sino que Lula pudo sacar de la pobreza a 12 millones de brasileños que se incorporaron a la clase medias. Y ahora Santos se presenta y dice.

Calderón se fue a bucear en el Caribe. Regresó a México para recibir a Mariano Rajoy y rendir pleitesía a la modernidad de la derecha extrema aferrada a las recetas fracasadas del mercado sin regulación alguna, porque se corrige a sí mismo. Calderón, presidente de México, se lanzó contra Cristina Fernández, presidenta de la República Argentina. Censuró, condenó, la decisión de expropiar bienes de la empresa privada española Repsol, para asumir el control de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y recuperar la autonomía energética, decisión inapelable en ejercicio de la soberanía nacional. En la tierra de Lázaro Cárdenas, en las horas de prueba de una economía mexicana puesta como modelo de buen comportamiento, pero incapaz de crecer y generar empleos, rezagada en la América nuestra, Felipe Calderón muestra su convicción retrógrada, al confundir la cosa pública con los intereses privados. Peor todavía, no habla como mandatario, sino como mandadero de Mariano Rajoy.

Ni una palabra de los candidatos de nuestro sistema plural de partidos. Si Sarkozy y Hollande han hecho una campaña a puertas cerradas, doña Josefina, don Enrique, don Andrés Manuel y don Gabriel están enfrascados en el combate imaginario de efectos mediáticos, encerrados en el ágora electrónica, con salidas cautelosas a las llamadas redes sociales. Vázquez Mota va derecho y no se quita: Dios mío, hazme la primera presidenta. Peña Nieto, como en el caso de los perros de rancho que ladran, va adelante y sabe a qué le ladra; López Obrador encontró en la república amorosa el remedio para el rechazo de los negativos, según los de las encuestas copeteadas, salvo cuando son para decidir las candidaturas de los suyos; tiende una mano franca y propone abrazos y no balazos; Quadri goza de la impunidad de quienes se hacen pasar por ingenuos. Todos, muy formalitos, acuden ante los jerarcas de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

La apuesta de Pascal, diría algún intelectual de antaño, de los que decían a fin de cuentas y no al final del día. Mal anda Felipa que pura agua bebe, dicen los campiranos. Pero radiante compareció ante los obispos doña Josefina. Nada de penitencias; no se vio rosario ni escapulario alguno; de sonrisa congelada y ardiente prédica de lugares comunes, cumple cabalmente los requisitos de la clerigalla. Enrique Peña se sentó a la mesilla con el veterano David López a su lado; comportamiento de niño bueno, como el que aparece en uno de los recientes espots de su campaña; apuesta de Pascal o de jugador de conquián: no a la criminalización del aborto; a las legislaturas estatales corresponde decidir sobre el matrimonio de parejas del mismo sexo. Envido pichón del nido, decían en las viejas pulquerías.

Al paisano de Garrido Canabal ya no hay que cargarle la mano. Cambió el discurso social de primero los pobres, con distantes resonancias de lucha de clases, para adoptar el de los valores individuales; ética y moral, la familia y el amor como solución al combate del bien y el mal. Al encuentro con los obispos llegó en compañía de su señora esposa. Y ni el dedito movió al enfrentar a los trabajadores de los medios que esperaban. Dijo, eso sí, que había dejado en claro que lo suyo era una república amorosa, pero laica. Y al último, Gabriel Quadri, a quien no invitaron los ricos, pero los de sotana sí. Se impuso la Iglesia. Carlos Salinas pudo haber establecido relaciones diplomáticas con el Vaticano; pudo más la vanidad y se reformó la Constitución. Los beneficiarios quieren el voto activo, televisión abierta concesionada y dictar los tamaños relativos del camello y el hoyo de la aguja.

Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador pudieron, debieron, haber exigido asistir a la recepción del papa Benedicto XVI en su calidad de jefe del Estado vaticano. Aceptaron, a cambio, asistir a un acto de culto religioso en la cuna de la Cristiada. Estamos ante una campaña mediática, ajena a la realidad que padece la nación, con candidatos que eluden las propuestas y electores que nada demandan, fuera del circo y los combates de lodo que envilecen la cosa pública.