Economía
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Prefiere preservar la selva amazónica en Yasuní, que alberga a dos pueblos indígenas

Renuncia Ecuador a explotar reserva petrolera
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Construcción de un canal en el río Xingu, uno de los más grandes de la AmazoniaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de abril de 2012, p. 30

En un mundo donde el petróleo se mantiene como uno de los pilares de la economía mundial y es causa de conflictos entre naciones y empresas, uno de los países que depende del crudo, Ecuador, decidió renunciar a la explotación de 900 millones o más de barriles en un campo petrolero llamado Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), pues prefirió proteger toda la biodiversidad que existe en un millón de hectáreas de su selva amazónica en Yasuní y el modo de vida de al menos dos pueblos indígenas, los tagaeri y los taromenani, que viven en aislamiento voluntario y durante siglos se han rehusado a adoptar la vida occidental.

Es un proyecto “revolucionario y muy valiente que rompe esquemas y cambiará la historia de la mundo, porque va más allá del protocolo de Kyoto (enfocado a reducir la emisión de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global), porque ahí se dice ‘corten los árboles y reforesten’ y nosotros no queremos hacer eso sino conservar Yasuní”, explica Ivonne A-Baki, secretaria de Estado de Ecuador para la iniciativa Yasuní-ITT, en entrevista con La Jornada

¿Por qué ese lugar no debe ser tocado? En primer lugar porque es vida, todo lo que hay ahí es vida y da oxígeno al mundo, queremos protegerlo para la humanidad. Es de los últimos lugares donde está la más alta diversidad, donde el cambio climático nunca le afectó por estar en una situación geográfica única, en una intersección de la línea ecuatorial y la cordillera de Los Andes. Decenas de animales de toda la selva Amazónica afectados por la deforestación han emigrado allá y por eso es que tenemos animales prehistóricos, incluso, dijo.

En una sola héctarea del Yasuní hay más variedad de árboles y arbustos que en Estados Unidos y Canadá juntos, y más animales de los que existen en toda Europa, detalla, además que es tal el número de las plantas existentes que sirven para tratar todas las enfermedades conocidas en el mundo.

Yasuní, que significa tierra sagrada según las comunidades de la zona, es un parque nacional que desde 1989 fue designado reserva de la biosfera por la UNESCO, y en 2007 el presidente de Ecuador, Rafael Correa, presentó la iniciativa Yasuní-YTT por primera vez en la ONU como una propuesta para mitigar el cambio climático y el calentamiento global.

El proyecto comenzó a ser una realidad hace unos años con la creación de un fideicomiso con la ONU, mediante el cual Ecuador recibe contribuciones desde un dólar hasta millones de distintos países, empresas, organizaciones mundiales y ciudadanos en general a cambio de comprometerse en dejar indefinidamente las reservas petroleras de Yasuní, pero también a transformar su economía petrolizada en energías limpias y abatir la desigualdad social, comenta Baki.

Apela a corresponsabilidad global

Desde luego que hay oposición al proyecto, admite, y las presiones más fuertes provienen de personas y empresas que tienen interés en extraer el petróleo, pero destaca cuando el gobierno ecuatoriano abrió la iniciativa a la sociedad civil el apoyo fue creciente e impresionante. El año pasado se lanzó una campaña nacional llamada Yanusinizate y es el tema que más aceptación del gobierno de Correa tiene entre la población ecuatoriana, asegura la funcionaria, y anuncia que en mayo se lanzará una campaña internacional en busca de apoyo, aunque dijo que la iniciativa ya es conocida e impulsada por organizaciones civiles y en redes sociales que consideran a Yasuní como pulmón del mundo.

Ivonne Baki aclara que el gobierno del presidente Correa, en el poder desde 2006 y relecto en 2009, no está en contra de la explotación petrolera pero no en Yasuní. El problema de fondo, además, es iniciar la transformación energética del país antes de que el tiempo y la tierra se agoten. Y Ecuador ya comenzó a hacerlo enfilándose hacia modelos y fuentes renovables y más limpias, de tal manera que, por ejemplo, para 2014 dependamos más de la energía solar, además de que el gobierno de Correa reformó los contratos con las empresas petroleras al establecer al Estado como dueño de 51 por ciento de las acciones de cualquier compañía a fin de recuperar el control sobre sus recursos del subsuelo, lo que provocó la salida de varias trasnacionales.

Ecuador, un país con 283 mil kilómetros cuadrados (un poco más grande que Chihuahua) y 15 millones de habitantes, depende todavía del petróleo, es nuestro primer ingreso aunque antes aportaba 50 por ciento a la economía y ahora bajó a entre 30 y 40 por ciento, pero lo necesitamos para toda la infraestructura y desarrollo social, sostiene la secretaria ecuatoriana.

Aún así, Ecuador está dispuesto a dejar el petróleo bajo tierra en Yasuní, pero queremos la corresponsabilidad del mundo en por lo menos la mitad de lo que sacaría si explotamos el crudo, señala Kani ya que se calcula que dejará de percibir 20 mil millones de dólares durante los próximos 12 o 14 años, lo que significa dejar de producir 107 mil barriles de crudo por día, cuando el máximo alcanzado por la nación sudamericana en 2006 llegó a los 536 mil barriles diariamente.

La iniciativa Yasuní-ITT, dice la funcionaria es el proyecto bandera, el proyecto estrella del gobierno del presidente Correa, un economista que ha tomado diversas medidas económicas para abatir la desigualdad en su país

Además al renunciar a la explotación petrolera en la zona, Ecuador evitará enviar 407 millones de emisiones de CO2 a la atmósfera, lo que produce Francia o Brasil en un año, y de otros 800 millones por no cortar árboles, detalla Baki, quien participó en el séptimo Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) para América Latina, realizado la semana pasada en Puerto Vallarta, Jalisco, donde adelantó que en mayo se lanzará una campaña a nivel internacional.

Ya hay que saber hasta dónde. ¿Qué es vivir bien? No quiere decir explotar indefinidamente y el consumismo indefinidamente. Llega el momento, dice la funcionaria, de explotar el petróleo y los recursos del subsuelo a un alto costo para la naturaleza e incluso para la permanencia del ser humano en la tierra. La riqueza que tenemos sobre la tierra es mucho más para la humanidad y para la economía a largo plazo que lo que tenemos bajo tierra, como explotar el petróleo, advierte.