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El Munal exhibe 60 óleos, de los que 45 son del Museo Real de Bellas Artes de Amberes

Muestran la influencia de la pintura flamenca en artistas novohispanos

Incluye cuadros de Rubens, Jordaens, Van Dyck, Nicolás Enríquez y Baltasar de Echave

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Aspectos de la exposición Arte flamenco del siglo XII, en el recinto de Tacuba 8, Centro HistóricoFoto Guillermo Sologuren
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Aspectos de la exposición Arte flamenco del siglo XII, en el recinto de Tacuba 8, Centro HistóricoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de abril de 2012, p. 3

Una mirada fresca y novedosa a los viejos maestros de una de las escuelas pictóricas más significativas e impactantes de Europa, así como su estrecha correlación con la pintura novohispana, es lo que propone la muestra Arte flamenco del siglo XVII.

Inaugurada el pasado primero de marzo, se exhibe en el Museo Nacional de Arte (Munal), en Tacuba 8, Centro Histórico, hasta el 27 de mayo, y es posible visitarla durante las vacaciones de Semana Santa gracias a que el recinto se mantiene abierto al público en su horario habitual, de martes a domingo, de 10:30 a 17:30 horas.

La exposición reúne 60 óleos, 45 de los cuales provienen del Museo Real de Bellas Artes de Amberes, Bélgica, lo que representa una excepcional oportunidad para apreciar una valiosa selección de obras maestras que rara vez sale de su sede.

Al mismo tiempo, propicia el contacto con algunas de las figuras más relevantes en la historia de la pintura universal, como Peter Paul Rubens, Jacob Jordaens y Anthony van Dyck

Los 15 lienzos restantes son parte de colecciones nacionales, en su mayoría del Munal, y en conjunto dan cuenta de la influencia directa del arte de Flandes en México durante el virreinato.

El objetivo de la muestra, según se explica en la introducción de la misma, consiste en mostrar al público los rasgos formales y temáticos más característicos de la pintura flamenca y subrayar el modo en el que estos modelos incidieron en el desarrollo de la pintura novohispana.

El discurso museográfico incluye seis apartados temáticos. El primero se titula Imágenes sagradas y exhibe una serie de cuadros alusivos a temas y personajes religiosos de la pintura flamenca y novohispana.

De este primer punto del recorrido destacan la belleza y el dramatismo de los cuadros El descendimiento de la Cruz y Lamentación por Cristo muerto, de Rubens, así como el de Santa Inés y Santa Dorotea, donde Michaelina Wautier plasmó con hermosura inefable los rostros del par de religiosas.

El impacto de la pintura flamenca en el ámbito novohispano está representado, sobre todo, en el quehacer de Marten de Vos y Simon Pereyns.

Un par de pantallas y una serie de audífonos difunden semblanzas sobre la influencia del arte de Flandes en tierras americanas, así como de Pereyns.

El siguiente apartado, Percepciones de la naturaleza viva, está dedicado al paisaje como género, y con ello, según la cédula de sala, se pretende destacar la manera en que los autores de la escuela flamenca del siglo XVII enfocaron su mirada en el reconocimiento y apropiación simbólica de la naturaleza y sus elementos para subrayar una identidad cultural y territorial.

Naturaleza muerta es la siguiente escala, y aquí se refrenda la minuciosidad y el gusto por el detalle que caracterizó el trabajo de esos pintores europeos.

Sobresale el óleo Concierto de aves, de Jen van Kessel I, en el que se aprecia a un numeroso y variado grupo de aves acomodadas sobre las ramas de un árbol, dirigidas en su canto por otra de sus pares que sostiene entre las patas una partitura.

Salto en el tiempo

En Representaciones del poder: el retrato es el apartado más impactante de toda la muestra por cómo los artistas flamencos captaron los rasgos sicológicos de sus personajes, además del poderío en los trazos y el empleo de recursos como la ambientación, la vestimenta y los accesorios para remarcar la importancia política o social de los mismos.

De entre las pinturas incluidas en esta parte, destacan dos por sus diferencias con el resto: Retrato, de Rubens, y El porteador, de Adriaen Brouwer.

Un salto atrás en el tiempo, se propone en el penúltimo apartado, Imágenes de la vida cotidiana, que alude a obras relacionadas con diversos momentos y situaciones ocurridos en el siglo XVII, en lo que hoy son los Países Bajos.

El espectador puede encontrarse en medio de un grupo de soldados que saquea un inmueble, pasajes de una fiesta, el amanecer de un día cualquiera o un grupo de barcos a punto de zozobrar por una tormenta.

El recorrido de Arte flamenco del siglo XVII concluye con Alegoría y mitología. Las piezas aquí reunidas abordan temas y tratamiento alegóricos que fueron compartidos por Occidente durante el periodo y que perfilaron una cultura erudita que se valió de diversos medios artísticos para transmitir mensajes morales, según se explica en la cédula.

En esa sala se exhibe pintura con tema mitológico que, en contraste con lo que comúnmente se piensa y en menor medida que la religiosa, también fue cultivada por los pintores novohispanos, los cuales nunca fueron ajenos al deseo de vincularse con la antigüedad clásica.

La muestra incluye una pequeña sala con una Línea del tiempo, cuyo propósito es ubicar al público en el contexto históride las obras.

Entre los pintores, cuya obra fue realizada en la Nueva España, y que figuran en la exposición están Nicolás Enríquez, Baltasar de Echave Orio, José Juárez y Baltasar de Echave Ibía.

Se cuenta, además, con un micrositio en la página de Internet del Munal, un catálogo impreso y una sala de lectura con material alusivo a los temas de la muestra.