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Los Rayados rompen hegemonía de 11 años de las Águilas en el coloso de Santa Úrsula

Reyna logra remontada del Monterrey sobre el América y festeja estilo Blanco

Los goles, por fallas defensivas, dijo Herrera

Fuimos perseverantes y pacientes: Vucetich

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El rayado Héctor Morales marca a Christian Benítez, del AméricaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de abril de 2012, p. 3

Tarde triste para el América en su propia casa. Monterrey, además de sacudirse la hegemonía que soportó por 11 años en el estadio Azteca, venció 3-2 a los de Coapa de manera ofensiva, ya que el gol de la victoria lo firmó el ex águila Ángel Reyna en el minuto 94 y tuvo el descaro de festejar como solía hacerlo Cuauhtémoc Blanco.

De esta forma, los regiomontanos se afianzaron en la cuarta posición de la tabla general, con 25 unidades, y dejaron a sus víctimas de la tarde del domingo en la quinta casilla, con 22 puntos y un amargo sabor de boca.

Desde el pitazo inicial, los 22 jugadores se entregaron sin reservas, demostrando el porqué ambos cuadros estaban empatados en 22 unidades, aunque los Rayados mejor ubicados que los anfitriones por diferencia de goles.

El encuentro de la jornada 13 estuvo cargado de dinamismo y a punto de cumplirse el minuto 10 Humberto Chupete Suazo habilitó con un toque privilegiado al ex americanista Ángel Reyna, quien con inteligencia elevó la pelota sobre el portero Moisés Muñoz, aunque llegó con pierna salvadora Érick Pimentel.

Los Rayados, ahora uniformados con playera y calcetas verdes y pantaloncillo blanco, practicaban un futbol sencillo, típico de su técnico Víctor Manuel Vucetich, con lo que agrandaban el rectángulo de juego para llegar a la meta contraria con relativa facilidad.

En las tribunas el ambiente estaba calientito. Los seguidores del club visitante empezaron a corear ole, ole, ole cuando en la cancha su equipo se dio un descanso con pases cortos, actitud que reprobaron con severa rechifla los aficionados del cuadro de casa.

A fuerza de insistir, el América llegó con cierta claridad: Juan Carlos Medina se tuvo confianza y soltó un potente disparo que rechazó el portero Jonathan Orozco, pero a los pies de Christian Benítez, quien cruzó el balón hacia el poste derecho para abrir el tanteador. Era el 1-0.

Luego vino la oportunidad de los regiomontanos, quienes no se desesperaban con el marcador adverso, sabedores de que había tiempo para recuperarse. Neri Cardozo condujo hasta la línea final, puso el esférico a modo para que Aldo de Nigris sólo terminara el trámite, pero mandó la pelota por encima del arco.

Un instante después, también por la banda derecha, el capitán Luis Pérez sacó una especie de tiro-centro, por lo que se le complicó a De Nigris, quien de nuevo desaprovechó. En una tercera oportunidad, este último echó afuera el esférico, ante el ¡uuuuuhhhh! de sus seguidores.

Con algo de trabajo, el silbante Francisco Chacón debió mantener a raya, con el cartón amarillo, los trucos y mañas de los jugadores, que son apenas tocados y se revuelcan en el césped como si hubieran quedado heridos, aunque, al darse cuenta de que amonestan a su agresor, se reincorporan sin ninguna dolencia, como por arte de magia.

Antes de irse al descanso, los equipos armaron algunos arribos, pero gracias a la acertada intervención de las defensas o a la arriesgada actuación de los porteros, quienes no tuvieron mucho que hacer en los primeros 45 minutos, no se movió el marcador.

Para la parte complementaria, Monterrey tenía una sorpresa guardaba. No fue el cambio del ecuatoriano Walter Ayoví por Jesús Zavala, sino la llegada de Reyna, quien sirvió con elegancia y precisión al chileno Chupete Suazo, y éste con un cabezazo puso la pelota donde nunca la alcanzaría el portero Muñoz, para firmar el empate 1-1.

Luego vino una pausa de varios minutos debido a que la cámara araña se averió a unos metros de altura de la cancha, pero para fortuna de los espectadores pudieron elevarla por todo el campo con normalidad.

Segundos después, las clases de la semana, basadas en las repeticiones del librito del futbol, dieron resultado. A balón parado, el argentino Rolfi Montenegro cobró por encima de la barrera y de cabeza Benítez cambió el rumbo del esférico para poner otra vez en ventaja 2-1 a los de Coapa, con su segundo gol de la tarde.

Entonces el partido cobró velocidad con llegadas de ambas partes. El América estuvo a punto de hacer el tercero por conducto de José Cárdenas, quien estrelló en un poste tremendo obús, y en enseguida Suazo la tuvo para el de la igualada, pero el portero Muñoz rechazó, antes de cumplirse el minuto 60.

Pasados unos instantes, la calma regresó sin demeritar la calidad del encuentro. La defensiva americanista se relajó de más, cuando Suazo sirvió a Abraham Carreño, quien con malicia cruzó el balón para hacer el 2-2. Se anunciaron 10 minutos de compensación.

Maldición de la araña o lo que sea, pero en el minuto 94 Reyna se convirtió en el verdugo de sus ex compañeros al hacer el 3-2 y se dio el lujo de invocar a otro ex americanista, al celebrar la anotación como solía hacerlo Cuauhtémoc Blanco, lo que puso a hervir a los seguidores locales.

Frente a los medios, el estratega Miguel Herrera fue claro al exponer que las anotaciones se debieron a las fallas de su defensiva. Tuvimos errores muy graves; jugamos con varios juveniles que debimos adelantarlos en su proceso por la situación de los lesionados. Tuvimos desatenciones y cayeron los goles.

No obstante, Herrera defendió a su equipo, porque sigue creando jugadas de gol, continúa luchando por cada balón y, aunque insistió en que habían logrado anular al Monterrey, las anotaciones se dieron por errores de sus pupilos.

El estratega se había mantenido calmo, pero ante la insistencia de un reportero en preguntar por los cambios, terminó por invitarlo a sentarse en el lugar del técnico y a decir que sería muy pendejo si hiciera otro tipo de movimientos.

Sereno, el entrenador Víctor Manuel Vucetich explicó que todas las victorias son importantes, aunque la lograda ayer se dio porque veníamos en buen momento (y) desde luego que el resultado fue un justo premio al equipo.

Destacó que pese a ir abajo en el marcador sabían que debíamos ser un grupo perseverante, paciente, inteligente y esperar el momento que los llevó a igualar y luego les dio el triunfo.

Aunque nada le gustaría más que jugar la final ante Tigres en Monterrey, para que sirviera de bálsamo ante la violencia que se vive en el norte, todavía es muy temprano para pensar en eso, terminó.