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Hay 57 millones en América Latina y el Caribe; para 2050 serían unos 180 millones

Aumenta el número de adultos mayores; proteger sus derechos, inaplazable: Cepal

Discriminación por edad, consecuencia del cambio demográfico, plantea Naciones Unidas

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En el Foro Internacional sobre los Derechos de los Adultos Mayores, los participantes resaltaron la necesidad de combatir los estereotipos contra ese sector de la poblaciónFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de marzo de 2012, p. 37

En la actualidad hay 57 millones de personas mayores de 60 años en América Latina y el Caribe, y para 2050 serán más de 180 millones; es decir, representarán más de una cuarta parte de la población regional, estima la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Estamos frente a un cambio de época, en el cual los derechos de las personas mayores no deben ni pueden estar ausentes, advirtió Dirk Jaspers Faijer, director del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), división Población de la Cepal.

De acuerdo con cifras del organismo, hoy día no sólo hay más personas mayores que en épocas pasadas, sino también viven más. Entre 1950 y 2010 la esperanza de vida en la región aumentó de 51 a 75 años, y se prevé que se incrementará a 80 a mediados de este siglo.

Estamos avanzado a paso firme hacia un hecho inédito para la humanidad: la existencia de más personas mayores que de niños, hecho que prevemos ocurra alrededor de 2040 en nuestra región, subrayó.

Marcos Acle, de la Organización de Estados Americanos (OEA), al participar en la mesa Igualdad y no discriminación en la vejez, del Foro Internacional sobre los Derechos de las Personas Mayores, señaló: En 2045 habrá más personas mayores de 60 años que menores de 18 en el mundo.

Esa transición demográfica se vincula con otras tendencias mundiales relacionadas con los enfoques de protección social, lucha contra la pobreza y construcción de sociedades más igualitarias. Nuestra región se caracteriza por una desigualdad que se expresa a lo largo de vida y se profundiza de acuerdo con distintos rasgos que son fuente de discriminación y vulneración de derechos. La edad es una de ellas, así como el género, el origen étnico y otras causas de discriminación múltiple, expuso Jaspers Faijer.

Enfatizó que el desafío actual es romper con la visión clásica de envejecimiento como problema para convertirlo en oportunidad, lo cual surgirá de la acción concertada y efectiva de los poderes públicos y los ciudadanos.

El representante en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Javier Hernández Valencia, agregó que la discriminación por edad es una de las consecuencias del cambio demográfico.

Abundó que la discriminación a los adultos mayores viene acompañada por otro tipo de factores, entre ellos razones de sexo, edad y salud, y se acentúa con las personas que viven en condiciones de pobreza y zonas rurales, así como con las mujeres.

Luis Rodríguez Piñeiro, especialista en derechos humanos e investigador de la Universidad de Sevilla, España, indicó que es necesario que tanto gobiernos como sociedad reconozcan que el principio de igualdad y no discriminación es fundamental para las personas de edad.

Detalló que la discriminación es un proceso social que nace de estereotipos y favorece prejuicios negativos, como hostilidad, maltrato, marginación o miedo. Afecta directamente al adulto mayor en el acceso y condiciones al empleo, educación, salud, transporte y al acudir a espacios públicos.

Por ello apremió a los asistentes a luchar contra estereotipos, prejuicios y prácticas nocivas contra ese sector de la población, así como promover la toma de conciencia respecto de las capacidades y aportaciones de ellos.

Rodríguez Piñeiro planteó la posibilidad de implementar instrumentos internacionales específicos que estén dirigidos a ese sector, como prohibir y sancionar la discriminación, así como adoptar medidas legislativas y eliminar barreras jurídicas, institucionales y sociales.