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Es una mirada sin prejuicios de una ciudad estigmatizada, dice el director Alberto Cortés

En documental busqué retratar Tijuana a partir de la música y vivencias de Nortec

La película, que se estrena hoy, es incluyente sobre un lugar que no discrimina al chilango, señala

Foto
Uno de los músicos que acompañan al colectivo, en un fotograma de la cinta
 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de marzo de 2012, p. a11

En su documental Tijuana, sonidos del Nortec, el director Alberto Cortés ofrece una mirada sin prejuicios sobre una ciudad estigmatizada a lo largo de los siglos, que ha dejado de ser la vieja Tía Juana, es incluyente en lo social y no discrimina a los chilangos, expresó en entrevista el cineasta.

El planteamiento que la producción hizo a Cortés fue filmar un documental sobre dos ejes: Tijuana y Nortec, y a ello se ajustó este profesional con 30 años de experiencia en el séptimo arte.

A la fecha ha hecho cuatro largometrajes y muchos documentales. En el próximo Festival Cultural de Zacatecas se proyectará una retrospectiva de la obra del realizador.

A partir de su nuevo documental, reflexionó: Tijuana es una ciudad mestiza, con un mestizaje muy interesante de todo México, de migrantes que se han quedado ahí.

Ha logrado mostrar un crisol de razas muy interesante.

“Creo que hay muchas Tijuanas y este documental muestra sólo una de ellas. Hay temas en los cuales no me quise meter, como el de la migración a Estados Unidos, la migra y la gente a la que la regresan, e incluso el del narcotráfico. No me metí por respeto, porque no tenía tiempo y la intención del documental no era tocar esos temas, los cuales requieren de mayor investigación y mayor rigor. Doy un panorama de la Tijuana actual. Llegué ahí con esas dos premisas: Tijuana y Nortec.”

En la cinta, los músicos de Nortec explican cómo nació su proyecto, su colectivo, la creación electrónica, el sonido de la tuba, las distorsiones, las mezclas, la fama, la suma de talentos, de chispazos, los grandes bafles, las grandes bocinas, los masivos... el éxito allende las fronteras, hasta la separación y la decisión de no volver a reunirse.

Nortec suena a Tijuana, a sus días y sus noches, su ritmo cotidiano. Incluso, la música del colectivo marca los momentos de tranquilidad de los tijuanenses, que se van a trabajar al salir el Sol. Cortés logra esta narración visual y sonora, íntima y colectiva.

Busqué cómo retratar Tijuana a partir de la música de Nortec. Me pareció que la forma de contar Tijuana era mediante las vivencias de estos músicos. De pronto está la historia de un trompetista, de esos que acompañan a Nortec, la de un tubero (de tuba). De esas historias, de cómo surgió el fenómeno Nortec, podemos conocer lo que es Tijuana hoy.

Cortés no conocía a Nortec y eso lo ve como una ventaja, por aquello de los prejuicios, de las ideas preconcebidas, las cuales son alimentadas por los fans y no por los admiradores del grupo.

Absolutamente pacífica

Algo similar ocurrió con Tijuana, a la que llegó en agosto del año pasado. “Me sorprendió muchísimo hallar una ciudad absolutamente pacífica, pacificada en el sentido de la guerra que vivimos en el resto del país; muy segura, con la gente en la calle. Filmamos el 15 y 16 de septiembre, en masivos, y las personas estaban alegres. Su patriotismo y su nacionalismo... ¡impresionante en su mexicanidad! Había mexicanos del otro lado que asistían al festejo como si no fuera este país, haciendo increíbles esas imágenes que genera el narcotráfico. Esto no quiere decir que se haya solucionado el problema. Yo no sé cómo lo pacificaron.”

–¿Cómo son los colores de Tijuana, de sus paisajes?

–Son brillantes, de muy alto contraste; es extraño. Ves que la gente de muy escasos recursos ha creado sus propios espacios para vivir. Están ahí, en el cerro, y todo lo que está plano es de las nuevas viviendas, las casas Geo y las maquiladoras. Ahí están quienes han hecho crecer a Tijuana. Hay muchas Tijuanas. La película comienza en un amanecer y acaba en otro. Se trata de mostrar que esa ciudad no es sólo el reventón y la noche, y todo eso. Puse el acento en el trabajo.

–¿A qué suena Tijuana?

–Suena a México. Se oye de todo; es muy musical, en el sentido de que en un solo momento se escucha banda, norteño, electrónica y rock. Ahí no se discrimina al chilango. Lo que hice fue una mirada a esa ciudad. Habrá quien vea el documental por ver a Nortec, pero así verá a Tijuana. La película es incluyente para muchos públicos, porque es una ciudad moderna y de avanzada. Creo que voy a regresar.

Tijuana, sonidos del Nortec se estrena hoy varias salas de la ciudad de México, del estado de México, Veracruz, Puebla, Monterrey y Coahuila. El domingo se exhibirá en el Festival Vive Latino, en la tarde. En Tijuana aún no tiene fecha.