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Ampliación del museo Tamayo

El recinto reabrirá con una magna retrospectiva con cerca de 60 obras del artista

Mostrarán cómo tradujo Tamayo su humanismo a la pintura

Presentaremos paisaje, desnudo y personajes, sus temas canónicos, adelanta el curador Juan Carlos Pereda

Prosiguen los trabajos del primer remozamiento de ese espacio en 30 años

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Trabajadores laboran en la ampliación del Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo, en ChapultepecFoto cortesía del recinto
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Rufino Tamayo (1899-1991) junto a su obra Picasso al desnudo, 1990, perteneciente al acervo del recinto que lleva el nombre del artistaFoto cortesía del museo Tamayo
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de marzo de 2012, p. 4

Para la reapertura del Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo, la cual se llevará a cabo en verano, se prepara una gran retrospectiva en torno al pintor oaxaqueño, la cual presentará los temas canónicos que exploró el artista: el paisaje, el desnudo femenino y los personajes, informa Juan Carlos Pereda, curador de la muestra.

El recinto cerró sus puertas en agosto de 2011 para someterse a cirugía mayor, que lo hará crecer mil 900 metros cuadrados.

Se trata de los primeros trabajos de ampliación que se realizan en ese espacio en sus 30 años de funcionamiento (cuyos detalles dio a conocer La Jornada el 29 de febrero de 2012).

Colectiva de arte contemporáneo

En la magna exposición que se prepara se “dará peso a temas que no se han estudiado a profundidad en Tamayo, mediante pequeños núcleos de diferentes épocas, de paisaje, de desnudo, de personajes. Difundiremos de manera más clara el vínculo que el artista estableció con las vanguardias, sin dejar de ser profundamente mexicano, pues esa es parte de su magia.

El maestro decía que el hombre era el centro de su obra, entonces, hicimos una lectura muy amplia de esta idea. Tamayo era un humanista, un pensador de profundidades filosóficas abismales, tradujo eso a la poesía de su pintura, explica Pereda.

Añade que la muestra presentará alrededor de 60 piezas, algunas no expuestas hasta ahora, de colecciones privadas y otras que traeremos de Estados Unidos. Será una buena oportunidad para mostrar esas novedades que hemos ido localizando en la obra de Tamayo.

Esta será una de las cinco exposiciones con las que el recinto, que el maestro donó al pueblo de México, celebre su ampliación.

También habrá una colectiva de arte contemporáneo en la que ya trabaja la curadora Julieta González, quien presentará a artistas contemporáneos en diálogo con piezas del acervo del museo, explica en entrevista Carmen Cuenca, directora de ese espacio cultural.

Detalló que la curadora Andrea Torreblanca utilizará el archivo histórico del recinto para conformar la muestra Primer acto: inauguración, con obras relacionadas con la apertura de telón, con la inauguración, temas abordados por artistas contemporáneos de diversos lugares del mundo.

El Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo nunca fue concebido por el artista como un recinto para exhibir obra propia.

Lo que Rufino Tamayo (Oaxaca, 1899-DF, 1991) soñaba era un lugar que fuera escenario del arte contemporáneo.

Y el museo, hoy día, es lo que él deseaba, afirma Pereda, curador en jefe de ese espacio, con más de 23 años de trabajar con el acervo.

“Tamayo no hizo un museo para su obra –reitera el especialista– sino para la colección que compró. Aquí se han presentado las manifestaciones más importantes y significativas del arte contemporáneo internacional. Pero también hemos hecho una labor muy importante respecto de la proyección de América Latina y el arte contemporáneo, proyectos que a Rufino Tamayo le importaban mucho. Nos hemos perfilado como una institución que en el momento de su creación tenía la idea más avanzada de arte contemporáneo en el continente.”

El 29 de mayo de 1981 se inauguró el recinto con el patrocinio de Grupo Alfa y de la Fundación Cultural Televisa. Cinco años después, el maestro Tamayo decidió que ya no quería trabajar con los lineamientos propuestos por la televisora.

Tamayo tenía una idea muy peculiar acerca de la forma de exponer permanentemente su colección y Televisa le había dado otro perfil al museo, si bien era muy dinámico, lo que le disgustó fue que le guardaron su colección para implementar proyectos más amplios, donde había una gran movilidad de exposiciones, pero que no conciliaban con la idea del museo que tenía el pintor, recuerda Juan Carlos Pereda.

Fue entonces que el inmueble quedó bajo la administración del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y fue reinaugurado el 9 de septiembre de 1986.

En 1989, con el propósito de apoyar al museo recabando recursos para su óptimo funcionamiento, el artista y su esposa crearon la Fundación Olga y Rufino Tamayo.

Edificio modular

A finales de los años 60, Tamayo comenzó a adquirir obras para conformar una colección de arte contemporáneo internacional. Invitó a los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León para diseñar y construir el museo, el cual, desde un principio, se consideró una pieza más de su colección de arte contemporáneo.

Desde entonces, la presencia de obra pintada por Tamayo en esa gran colección de arte fue discreta. Pereda explica que el recinto solamente posee 10 cuadros del artista oaxaqueño: “el más antiguo es de 1964, un retrato de Olga, una pieza síntesis de la trayectoria de Tamayo, porque ahí encontramos al gran artista en plena madurez. Tiene un colorido extraordinario, reúne todo lo que él quiso hacer: arte mexicano, arte prehispánico, lo popular nacional y las vanguardias internacionales. Lo pintó para regalárselo a Olga al cumplir 50 años de casados y resultó ser uno de los retratos más importantes que se hayan pintado en la segunda mitad del siglo XX.

“Esa pieza, con los otros nueve cuadros realizados entre 1972 y 1981 –el año en el que se abrió este museo–, están dentro del contexto de la muy importante colección de arte contemporáneo que conformó Tamayo, en la cual se encuentra el único cuadro de Picasso, el único de Bacon, el único de Rothko que están en colecciones oficiales en el país y que se pueden ver en México.

“Eso es lo más importante que aporta la colección: ofrecer un panorama de los avances del arte contemporáneo, de la evolución universal del arte moderno. La obra de Tamayo está representada de una manera consistente, inteligente, pero discreta.

Tamayo pintó durante varias décadas. Sus primeras obras son de alrededor de 1917, cuando ingresa como alumno regular en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en la ciudad de México, y pintó hasta el último momento de su vida. Una semanas antes de morir completó un cuadro y dejó otro bosquejado y manchado de color en el caballete. Toda su trayectoria está muy bien representada en la colección que posee el INBA, detalla el curador.

El diseño del edificio del Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo, a cargo de Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky, comenzó desde 1972. Tras varias interrupciones en la elaboración del proyecto, se inició la construcción, que concluyó en 1981. El resultado es ese edificio modular en varios niveles, en el cual se puso especial atención al diseño de los espacios interiores que, iluminados con luz natural, crean diversas atmósferas. El edificio se hizo merecedor al Premio Nacional de Arquitectura el año de su inauguración.

“Tenemos muy claro el mandato que dio Rufino Tamayo para este espacio cultural: no es un lugar para su obra, aunque sí hemos tenido el cuidado de incorporarlo en exposiciones, y cada determinado tiempo hacemos muestras con su trabajo, no sólo aquellas piezas que son las espectaculares de pintura, también tenemos el compromiso de estudiarlo, de seguir indagando acerca de su producción artística, como una exposición donde presentamos entre 80 y 90 por ciento de gráfica que ni él mismo vio reunida y que seguramente le habría sorprendido al ver la cantidad, variedad y amplitud de técnicas que cultivó.

“Es decir, sí hemos acercado a Tamayo al público, sí ha habido una presencia constante en los recientes 30 años, aunque no hayamos tenido una sala donde todos los días se puedan apreciar un grupo de sus pinturas.

Tal vez ahora, con la ampliación, lo podamos lograr, aunque no sería una sala dedicada sólo a la pintura, porque Tamayo también fue un gran escultor, un extraordinario dibujante y un artista gráfico revolucionario, concluye Pereda.