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Felipe Cazals comenzará a rodar El ciudadano Buelna, filme del que es coguionista

Estoy convencido: México no está perdido en el valemadrismo

En la ficción, una imagen no pesa más que mil palabras, asegura el realizador

La aportación del sinaloense Leo Mendoza en el argumento de la cinta fue determinante

 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de febrero de 2012, p. 9

Personaje ilustre en Sinaloa, Rafael Buelna Tenorio es un héroe de la Revolución Mexicana y ahora el personaje principal de la reciente película del realizador Felipe Cazals.

El ciudadano Buelna es el nombre del rodaje que Cazals está a punto de comenzar en Sinaloa, Puebla, Hidalgo, así como los Estudios Churubusco, el cual se basa en la vida de un estudiante que cambió los libros por el fusil y se enroló en la lucha armada.

A los 19 años, Buelna fue general de división, un personaje mitológico por excelencia y contestatario sin parar. La historia oficial lo borró porque su ideología y sus principios no iban de acuerdo con las facciones revolucionarias y su apetito de poder, dice en entrevista con La Jornada el cineasta, que la semana pasada presentó el libro Felipe Cazals. 4 guiones para cine, editado por la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Combatiente de Porfirio Díaz

Rafael Buelna –sustenta el realizador con una investigación que comenzó en enero del año pasado— fue periodista en el Diario de la tarde de Mazatlán y secretario del Colegio Rosales, que actualmente es la Universidad Autónoma de Sinaloa, la cual cada 23 de mayo celebra el Día del Estudiante Universitario en honor a este personaje, uno de los más feroces combatientes de la dictadura de Porfirio Díaz.

Cazals, autor del guión junto con el sinaloense Leo Mendoza –de quien dijo que su aportación fue determinante–, vuelve al contexto de la revuelta armada mexicana. En 2006 filmó Las vueltas del Citrillo, sobre una pulquería de esa época, que era un retrato crítico de los jodidos. En 2010 realizó Chicogrande, basada en la vida de un guerrillero villista, pieza fundamental en el ejército del Centauro del Norte.

Ahora, su historia aparece de nuevo en la Revolución, porque en ese contexto suceden cosas que determinan todo el presente actual. No se ha acabado, sus consecuencias siguen vigentes, aunque se diga que no. Si no hubiera existido (me pregunto) cómo sería este país y el resto del continente, asegura el realizador de cintas emblemáticas como Canoa y El apando.

Cazals argumenta: No es una película didáctica, es de acción. Hablamos de personas de esa época, de su pensamiento, de cómo también se frustraron sus ideales. Hay más revolucionarios que no llegaron a ver cumplidos sus anhelos que los que sí. Este tipo de historias se presta para expresar un punto de vista personal. Siempre me ha atraído el hecho de que una cinta te permita tener un punto de vista crítico sobre algún personaje. Por otro lado, estoy convencido de que México no está perdido en medio del valemadrismo. Creo que hay gente joven a la que interesa saber de dónde viene y quiénes eran los que tenían un pensamiento vanguardista.

Foto
Rafael Buelna Tenorio, el estudiante que cambió los libros por un fusil para enrolarse en la Revolución

Dice que la producción será compleja, costosa, por lo que estoy en un precipicio sin fondo: hacer una cinta es poner un pie en el vacío; nunca se sabe.

Sin embargo, asegura, hay productores como la Universidad Autónoma de Sinaloa, el gobierno de esa entidad, los Estudios Churubusco (con los foros), el Instituto Mexicano de Cinematografía Imcine y lo que sea su voluntad.

En la charla, Cazals también abordó el tema del guión cinematográfico, con pretexto del libro que editó la UNAM, que contiene los guiones de sus cuatro películas pasadas: Su alteza serenísima, Digna: hasta el último aliento, Las vueltas del Citrillo y Chicogrande. En el texto, cuatro especialistas reseñan cada uno de los argumentos, entre ellos, Vicente Leñero, uno de los más reconocidos guionistas del cine mexicano. Los otros tres analistas de sus guiones en el libro son Leonardo García Tsao, Fernanda Solórzano y José Woldenberg.

El texto, la génesis de una cinta

En los primeros años de mi carrera el mundo de la escritura lo veía un poco de reojo. No lo digo despectivamente, pero al trabajo de escritorio de los guionistas me parecía que le faltaban las cosas que yo quería añadir. No me daba cuenta de que es una labor más profunda de lo que parece. Si no existe ese primer paso, que es la escritura, no hay manera de trasformar y acomodar las cosas, de poner la puesta en escena del modo correcto, asegura Cazals.

No obstante, el realizador –pilar en la cinematografía nacional– dijo que el paso del escritorio a la puesta en escena requiere de una metamorfosis. En el escritorio no hay la noción del espacio, y el montaje es fundamental.

No obstante, el texto sigue siendo esencial, porque si no puedo sustentar lo que dicen los personajes en el diálogo no hago la película. El texto visualiza quién será el director de arte más cercano a ese momento, el mejor fotógrafo, actor...

El cinematografista habla sobre la diferencia de cuando él, como director, modificaba el texto, y hoy día, cuando es autor del guión de sus recientes filmes: Esa diferencia me ha obligado a ser más meticuloso, porque una imagen no vale mil palabras, no es cierto. Es decir, una imagen cinematográfica de ficción está hecha de mil palabras, que son las que construyen esa descripción de la imagen. La imagen documental sí puede ser como mil palabras, pero la cinematográfica ficcional no.