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Sigue la tragedia en Honduras
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Deudos de los reos que murieron en el incendio en el penal de Comayagua la semana pasada irrumpieron ayer en la morgue de Tegucigalpa en un intento por recuperar los restos de sus familiares. De los 356 cuerpos sólo 32 han sido identificados y 16 entregadosFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 21 de febrero de 2012, p. 21

Tegucigalpa, 20 de febrero. Familiares de los reos que murieron en el incendio de una sobrepoblada cárcel de Honduras la semana pasada irrumpieron este lunes en la morgue de la capital, en un intento desesperado por recuperar los cuerpos de sus familiares.

Un grupo mayoritariamente de mujeres ingresó a la morgue de Tegucigalpa donde, en el piso y amontonados en contenedores, se encuentran muchos de los cadáveres de los 356 reos que murieron en el incendio de la prisión de Comayagua, 75 kilómetros al norte de la capital.

Los familiares lograron abrir al menos seis bolsas que contenían cuerpos y en medio de gritos exigieron acelerar la identificación de los cadáveres.

Desde el incendio, que comenzó el martes y fue controlado en la madrugada del miércoles, sólo 32 cadáveres han sido identificados y 16 entregados a sus familiares.

Damaris López, quien perdió a dos de sus hermanos en el incendio, dijo que no les han dado información sobre la entrega de los cuerpos.

Desde el jueves muchos acampan en varias carpas cedidas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, mientras que en la pequeña morgue el proceso de identificación avanza lento pese a la colaboración de forenses extranjeros.

Ahí están (los cuerpos), estos cabrones nos los tienen en el suelo como perros, nos dicen que nos los van a entregar y nunca que nos los entregan, dijo la mujer a Reuters.

Los disturbios fueron controlados más tarde por la policía, que colocó agentes antimotines para resguardar la morgue.

El incendio en la cárcel hondureña dejó al descubierto la grave sobrepoblación del sistema penitenciario. La prisión, construida con capacidad para 400 presos, albergaba más de 800 en el momento del incendio, situación que se repite en otras cárceles del empobrecido país centroamericano, azotado por la violencia de los cárteles de la droga mexicanos y las pandillas o maras.