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Fue la primera mujer en recibir el premio Universidad Nacional

Murió la escritora y académica Clementina Díaz y de Ovando

Consideró a la novela histórica instrumento para instruir y deleitar

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Clementina Díaz y de Ovando dedicó toda su vida a la educación y la literatura. Imagen de archivo de octubre de 2008Foto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de febrero de 2012, p. a10

La investigadora, escritora y académica Clementina Díaz y de Ovando falleció este fin de semana a los 96 años, informó en un comunicado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

Especialista en la arquitectura y arte de la Nueva España, y en la pedagogía jesuita de la época, Díaz y de Ovando se convirtió en la primera mujer en recibir el honor más alto que otorga la máxima casa de estudios, el Premio Universidad Nacional 1988.

La escritora, quien fue integrante de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Academia Mexicana de Historia, consideró a la novela histórica como el adecuado instrumento para poner en práctica aquellos ideales griegos recogidos por la Ilustración: instruir y deleitar con un fin moral.

“La recreación del pasado nos revela el alcance que puede tener la novela histórica revalorada, especialmente, por un apasionado de la historia y político como Vicente Riva Palacio, ya que –pese a las limitaciones de la novela histórica de su época– logra a través de su relato asaz expresivo, de retratos y actuaciones de los personajes novelescos, despertar la conciencia social y política.”

El historiador Miguel León-Portilla, en el discurso de bienvenida a Clementina Díaz y de Ovando a la Academia Mexicana de la Historia, expresó: “rescatar leyendas y aconteceres de la Colonia significa, como nos lo ha hecho ver la doctora Clementina, poner en evidencia las instituciones e ideales de una época que para siempre debía quedar superada. Por la vía de la novela histórica se buscaba situar en altorrelieve y en contraste los tiempos idos –para muchos aún atrayentes– y las nuevas realidades republicanas que tanta sangre habían costado al México moderno”.

Como maestra e investigadora, Díaz y de Ovando mantuvo enfoque en el ámbito de lo histórico y en el rubro de la creación artístico-literaria.

Nacida en Laredo, Texas, el 7 de noviembre de 1916, fue licenciada, maestra y doctora en letras españolas por la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Como escritora destacan sus libros Obras completas de Juan Díaz Covarrubias (1959), Vicente Riva Palacio. Antología (1976), La Ciudad Universitaria. Reseña histórica 1929-1955 (1979) y Odontología y publicidad en la prensa mexicana del siglo XIX (1982).

Además de Crónica de una quimera. Una inversión norteamericana en 1879 (1989) y La postura de México frente al patrimonio arqueológico nacional (1990).

Como académica dio clases en escuelas preparatorias y en la Escuela Superior de Comercio y Administración, del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Fue integrante del Instituto de Investigaciones Históricas y trabajó en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, como colaboradora y posteriormente directora, además de ser nombrada investigadora emérita por este instituto.

Acumuló distinciones

Destacó por su trabajo de investigación y estudio de la cultura y la literatura del México decimonónico. Desde 1974 se integró a la Academia Mexicana de Historia y un año después a la Real Academia de Historia de Madrid. También perteneció a la Academia Mexicana de la Lengua, desde 1985.

Asimismo, participó como consejera de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, asesora del Comité de Arte del Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales y vicepresidenta de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México.

El CNCA, que dirige Consuelo Sáizar, lamentó la muerte de Díaz y de Ovando y recordó que en 1994 otorgó a la académica la presea Miguel Othón de Mendizábal, por conducto del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En su cuenta de Twitter, Consuelo Sáizar lamentó el deceso y se refirió a Clementina Díaz y de Ovando como una de las mujeres más luminosas del siglo XX mexicano, que hizo del conocimiento su divisa.