Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 19 de febrero de 2012 Num: 885

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
RicardoVenegas

Monólogos Compartidos
Francisco Torres Córdova

Disparos en La Habana
José Antonio Michelena

“Soy lo que quise ser”
Mónica Mateos-Vega entrevista con Cristina Pacheco

Taibo II: El Álamo no fue como te lo contaron
Marco Antonio Campos

Traductores alemanes
en México

Raúl Olvera Mijares entrevista a tres voces

María Bamberg: memorias de una traductora
Esther Andradi

Consejos para una
buena traducción

Dickens, Galdós y
las traducciones

Ricardo Bada

Leer

Columnas:
Galería
Eugenio Scalfari

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Perfiles
Rodolfo Alonso

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Felipe Garrido

Sabinos

Usted puede creerlo o no creerlo, contarlo o no contarlo, dar fe o no dar fe de lo que voy a decirle, pero a mí, palabra por palabra me lo relató el abuelo y yo no soy quien para dudar de lo que me dijo, así que yo se lo paso al costo y ya usted sabrá. Resulta que en el pueblo donde tiene usted su casa, como acá decimos, en el arroyo, a la sombra verde de los sabinos, allí se bañan las mujeres, por las tardes. Las viejas llegan con las tetas al aire, y las muchachas con faldas y huipiles que el agua les arrima. Y un día cualquiera, hace tiempo, me dijo el abuelo, cuando el sol ya se metía, una de ellas algo oyó que decían los sabinos y se fue a buscarlo sin avisar a las demás. Desapareció. Nunca se supo más de ella. Desde entonces, por las tardes, a veces, en el arroyo, cuando se escucha que murmuran los sabinos, las mujeres, las viejas y las muchachas, todas salen del agua y corren y se tapan las orejas y gritan porque no quieren oír esa voz