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Presentan amplia retrospectiva del fotógrafo estadunidense en Madrid

Exhiben el corpus de la crueldad del trabajo infantil, de Lewis Hine

El archivo del artista es un referente para conocer las terribles condiciones laborales en los albores del siglo XX

Sus imágenes son parte de la conciencia nacional, indicó la curadora de la muestra

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 18 de febrero de 2012, p. 2

Madrid, 17 de febrero. Hace sólo cien años, antes de la Primera Guerra Mundial y la primera gran depresión económica del sistema capitalista, en Estados Unidos era habitual ver a niños asalariados menores de 12 años.

Laboraban en las minas, vendían periódicos en las calles, boleaban zapatos en las grandes ciudades o cumplían largas jornadas sin descanso en las fábricas textiles, las antiguas maquilas.

Esa lacerante realidad fue captada por el fotógrafo Lewis Hine (1874-1940), con su cámara. Para muchos esa situación era normal, pero que para él, un artista con enorme sensibilidad, era un drama que era necesario detener.

Hine era un antropólogo que, con una cámara fotográfica, documentaba lo que veía y de ese modo formó un archivo que, un siglo después, es uno de los referentes para conocer la crueldad de las condiciones de trabajo en los albores del siglo XX, así como la llegada masiva a Estados Unidos de migrantes procedentes de Europa.

Cómo vivían, en qué condiciones eran recibidos, además de la dignidad del trabajo físico, como la albañilería, o la dureza de la depresión económica en los Balcanes tras finalizar la primera gran guerra.

La Fundación Mapfre de Madrid reunió 170 fotografías de Hine, en colaboración con la Fundation Henri Cartier-Bresson, para mostrar por primera vez un material histórico que refleja con nitidez el origen de la era actual y el capitalismo salvaje.

Morir en la pobreza

El propio Hine, a los 16 años, abandonó sus estudios para empezar a trabajar y ayudar a su madre, quien había enviudado y se encontraba en una situación desesperada.

Esa condición lo convirtió de inmediato en un fotógrafo que utilizaba su cámara para denunciar una realidad tenebrosa, al adentrarse en el submundo de las grandes empresas textiles y las minas, o al retratar a los niños que vivían con parte de su cuerpo mutilado por la severidad y peligrosidad del trabajo.

La comisaria de la muestra, Alison Nordström, explicó durante la presentación de la amplia retrospectiva, que las imágenes de Lewis Hine se han colocado en una especie de repisa nacional subliminal y han pasado a formar parte de la conciencia nacional. Para muchos son las imágenes arquetípicas del trabajo.

Foto
Ícaro en lo alto del edificio Empire State, 1931, en Nueva York, es una de las 170 fotografías de Lewis Hine (1874-1940) que integran su exposición montada en la capital española

Durante su vida, Hine recibió numerosos reconocimientos y su trabajo, desde el principio, fue elogiado por su valor social. Sin embargo, eso no evitó que el fotógrafo muriera en la pobreza, en 1940, solo y prácticamente sin amigos.

La muestra de Hine en la capital española se inicia con unos retratos de inmigrantes que desembarcan en Ellis Island, entre 1904 y 1909. Después vienen las estremecedores imágenes de los niños trabajadores, que captó durante 10 años, entre 1903 y 1913.

También hay decenas de fotografías sobre el primer viaje que realizó a Europa para documentar los estragos de la Primera Guerra Mundial y, finalmente, instantáneas tomadas entre 1930 y sus últimos días de vida, entre ellas las que registraron la construcción del Empire State, en Nueva York.

Aliento épico

Lewis Hine captó el trabajo de los obreros y operarios con un aliento épico, no exento de armonía, casi en un canto a la modernidad. En sus instantáneas, los materiales pesados, como las vigas y la altura se convierten en protagonistas esenciales que realzan el valor de esos hombres que, para cumplir con el proyecto, paseaban a docenas de metros por cornisas o colgando de cuerdas y cables.

Pablo Jiménez Burillo, de la Fundación Mapfre, explicó: “Hine elaboró un inmenso corpus que denunciaba cómo la industria se estaba aprovechando del trabajo infantil.

Con su cámara documentó una realidad hasta entonces desconocida o silenciada: niños recolectores de algodón o patatas, rompedores de carbón en las minas o trabajadores en las fundiciones, víctimas de un sistema económico cuyo único fin era el lucro y contra el que Hine se rebeló.

La exposición fotográfica de Lewis Hine concluirá el 29 de abril.