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Balance de la Jornada

Casi una década que sabe a fracaso con Vergara

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La selección femenil mexicana continúa su racha perfecta en el preolímpico de Vancouver, tras golear a República DominicanaFoto Reuters
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as sotaneras Chivas atraviesan la peor crisis desde que Jorge Vergara asumió el mando. Muy lejos quedó la promesa de conformar al segundo campeonísimo y de llevar al equipo al mejor técnico del mundo. La realidad es que luego de 10 años de administrar al club más popular de México, el empresario sólo ha decepcionado.

Muy pocos creyeron en la desconcertante, infundada y caprichosa maniobra de quitar del timón a José Luis Real y poner a Fernando Quirarte. Hoy más que nunca se valora el trabajo del Güero, quien indignado quiso buscar nuevos horizontes, hasta que tantos ruegos y un presunto plan integral de fuerzas básicas lo retuvo a regañadientes en el equipo rojiblanco.

La década Vergara no tiene buen saldo, un título y punto. El gran logro en ese periodo es la edificación del estadio Omnilife, pero en este momento el plantel carece de figuras y hasta Marco Fabián pierde brillo. La única interrogante versa sobre el probable envío de Héctor Reynoso al diván, hasta Colombia. El coso lució triste y desolado ante los Xolos; la gente no acudió ni con la rebaja de precios.

El drama tapatío es integral, envuelve también al Atlas y a Estudiantes. Los tres equipos se convirtieron en una papa caliente que pocos apetecen. Siempre hay un ejército de entrenadores que rondan como zopilotes sobre sus colegas en desgracia, pero ya varios se dieron el lujo de rechazar el banquillo de los Zorros, no tanto porque deban afrontar una misión imposible, sino por el entorno.

En Chivas el día a día depende de los caprichos de la pareja presidencial. En Estudiantes hay que servir a tres amos: los Leaño e Ibarra García de Quevedo, además, procurar agradar al patrón enquistado en el plantel, el defensa Juan Carlos Leaño. Y los rojinegros no pueden salir del círculo vicioso, venden a sus figuras incipientes para sobrevivir económicamente, pero luego no tienen plantel para competir.

América y Cruz Azul son la prueba de que también los grandes sufren. Ambos cuadros, respaldados por importantes empresas, no ven la suya desde hace tiempo. La parafernalia construida en torno al equipo de Coapa se tambalea. De poco sirven lemas, uniformes nuevos y la importación de refuerzos. El discurso del Piojo Herrera comienza a parecerse al de Carlos Reinoso, igual de huecos.

La Máquina da un paso al frente y dos en reversa; gana un juego de modo convincente y el siguiente sufre una regresión. Chaco Giménez es el único elemento que muestra coherencia entre discurso y actitud, y mientras Javier Aquino –sobreprotegido por el cuerpo técnico– se está convirtiendo en jugador de 45 minutos, otros como Israel Castro, han resultado una nulidad.

Monterrey navega en la mediocridad. Inmerso en el drama del Chupete Suazo ha tenido un gris arranque de campaña, mientras Tigres contrasta con el ánimo y fervor de su afición, pues el Tuca Ferretti desdeña la repesca hacia la Copa Libertadores y prepara un equipo alterno para el juego del miércoles en Chile. con otra visión, sus fervorosos seguidores hacen colecta para emprender el viaje a Sudamérica.

Pocos tienen motivos para celebrar. Toluca quiere reverdecer blasones, coincidentemente, en tiempos electorales. El cuadro mexiquense trepó al liderato general justo en la semana en que su directiva se afana en ofrecer cenas y comidas con cualquier motivo, desde homenajes al Chepo de la Torre o nomás porque sí. Lo cierto es que el ambiente ha mejorado y sólo falta mantenerse en la ruta ganadora.

Otro de buen paso es el equipo fronterizo. Los Xolos de Antonio Mohamed no sólo dieron la puntilla a Quirarte, sino que están ganando una importante batalla en el tema del descenso. Querétaro también se defiende con garra y ambos dejan en el cadalso al Atlas y a Estudiantes, mientras Puebla se perfila para ser un nuevo invitado en el purgatorio.