Sociedad y Justicia
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Estudio relata fracaso de organizaciones

Buenas intenciones no mejoran al mundo
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de enero de 2012, p. 42

Seattle, 16 de enero. Tratar de mejorar el mundo es un enorme desafío, pero muchas personas están dispuestas a asumirlo con pasión.

Según un estudio elaborado en 2009 por la Universidad de Stanford, cada 10 o 15 minutos se registra una nueva organización sin fines de lucro en Estados Unidos. En consecuencia, hay tantos proyectos de ayuda como colores en el arco iris.

¿Cuán difícil puede ser? Encuentre un problema y resuélvalo.

Problema: las mujeres en Afganistán están oprimidas.

Solución: ayude a empoderarlas creando un centro comercial sólo para ellas, lo que les permitirá ganar ingresos y experiencia en los negocios.

Problema: millones de africanos carecen de agua potable.

Solución: instale carruseles que accionen bombas de agua en distintas partes del continente y permita que los niños y niñas distribuyan agua potable simplemente jugando.

Problema: un sinnúmero de niños y niñas en Tailandia quedaron huérfanos por un tsunami.

Solución: construya orfanatos.

¿Puede la ayuda humanitaria ser así de sencilla?

El centro comercial para mujeres en Afganistán nunca prosperó, y se llenó de hombres que compran y venden materiales de construcción. Las bombas de agua fueron criticadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y la organización de ayuda que las propuso terminó por suspender el proyecto.

En cuanto a los orfanatos en Tailandia, los dos que se construyeron terminaron casi vacíos, ya que la mayoría de los huérfanos del tsunami de 2004 fueron adoptados por familiares.

Muchos de los niños que sí ingresaron eran de familias pobres que no podían alimentarlos y utilizaban los orfanatos como guarderías diurnas.

¿Qué salió mal? ¿Acaso las intenciones no fueron bien dirigidas? No, según Sandra Schimmelpfennig, creadora del blog Las buenas intenciones no alcanzan. Con experiencia como consultora de donantes, trabajó de coordinadora de una organización de ayuda en Tailandia luego del tsunami, y presenció el fracaso de los orfanatos.

Schimmelpfennig aseguró que esos intentos fallidos de ayuda son muy comunes.

Los malos proyectos toman variedad de formas, pero la mayoría coinciden en omitir pasos básicos como cuantificar previamente las necesidades, consultar a expertos de las comunidades y realizar evaluaciones finales honestas. A veces la ambición y la novedad de una idea hacen que el proyecto pierda contacto con la realidad.