Aunque no le dieron un ultimátum, las autoridades del Instituto Politécnico Nacional (IPN) informaron de manera oficial al coach en jefe de las Águilas Blancas, Jacinto Licea, que su trabajo al frente del equipo había terminado y que debería reintegrarse a sus actividades docentes en el Instituto Nacional de Medicina.

De ninguna forma. Quiero seguir al frente del plantel, porque esta es ni vida, afirmó categórico el médico de profesión, quien durante casi cinco décadas se ha encargado no sólo de formar jugadores, sino ciudadanos de calidad en las aulas, pero fundamentalmente en el campo de futbol americano colegial.

Una veintena de ex jugadores y actuales coaches se dieron cita para brindar al Maestro Licea su solidaridad y apoyo para lo que fuera, aunque el afectado pidió no afectar a la institución (IPN), de la que soy muy respetuoso, y aunque me echen fuera, no quiero causar ningún perjuicio.

En diciembre pasado se propuso al coach de las Águilas Blancas hacerse cargo de la asesoría general de las actividades deportivas del Politécnico, lo cual rechazó, porque no es mi especialidad, y en días anteriores se le informó –por escrito en papel oficial– que debía regresar a la docencia, a lo que también dijo que no.

Licea se reunió este miércoles con algunos directivos del IPN, entre ellos José Antonio Sandoval, jefe de la división de Fomento Deportivo, y se le informó que no hay marcha atrás en la determinación tomada por la directora general del Poli, Yoloxóchitl Bustamante, por lo que fue invitado a dejar el equipo, pero no se le dio una fecha límite.

Próximo a cumplir 89 años, Licea se mostró conmovido por el apoyo recibido y aunque está convencido de que esta situación no debe causar ningún malestar a la institución, ni cree que las autoridades del IPN busquen desaparecer al equipo, está decidido a no dejarlo y ayer realizó la rutina cotidiana en sus instalaciones.

Se mostró seguro de que seguirá al mando de uno de los equipos más emblemáticos del futbol americano colegial, que junto con Pumas CU emociona a los aficionados cada año, cuando se enfrentan sin importar si es suelo propio o ajeno.

Licea bajó lentamente las escaleras de su oficina al campo de entrenamiento, mientras a sus espaldas sus seguidores coreaban el clásico Huelum… Huelum…