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Salma Hayek y José Mota protagonizan la cinta española

En La chispa de la vida, Álex de la Iglesia critica el mundo de los medios
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de enero de 2012, p. a10

Madrid, 11 de enero. Con el pretexto de un popular lema publicitario y la crisis económica como telón de fondo, el cineasta vasco Alex de la Iglesia realiza en La chispa de la vida, crítica feroz al mundo sin escrúpulos de los medios de comunicación y los poderes institucionales, aderezada con una extraña pareja de protagonistas: el humorista televisivo José Mota y la actriz mexicana Salma Hayek.

Un día antes de la presentación de la película, el trabajo de ambos intérpretes había sido avalado con una nominación a los Goya: Mota como actor revelación y Hayek como actriz protagonista.

La chispa de la vida cuenta la historia de Roberto, un publicista desempleado que lleva años llamando en vano a las puertas de sus antiguos compañeros. Tras una nueva entrevista fallida, decide volver a Cartagena (sur de España), donde pasó su feliz luna de miel, para dar una sorpresa a su esposa por su aniversario. Pero el hotel de sus recuerdos se ha convertido en un museo que alberga los restos de un teatro romano. Y un absurdo accidente lo cambia todo.

De la Iglesia compone un auténtico circo en torno al protagonista, donde desfilan todas las miserias de políticos –como el que encarna Galiardo–, instituciones culturales (Blanca Portillo), periodistas (Carolina Bang) y despiadados tiburones del mundo de la publicidad (Fernando Tejero). En medio de este macabro espectáculo, explica el cineasta, Roberto decide sacar tajada de su inesperada situación y vender la exclusiva de su propia muerte a los medios.

Dejando fuera eufemismos, la vida trata de ganar dinero y sobrevivir, agregó, pero, ¿qué ocurre cuando de pronto tú ya no eres tú?

La respuesta está en el personaje de Hayek, la gran ausente de la presentación. En su papel de entregada esposa, pero haciendo gala de un genio muy suyo, la actriz lucha por preservar la dignidad y ofrecer ese rayo de esperanza que el director defiende entre tanto gris.