Economía
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Alemania e Italia rechazan el impuesto; es un peligro, consideran especialistas

Desencuentro en la UE por insistencia de Francia en gravar operaciones financieras
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de enero de 2012, p. 23

París, 7 de enero. La decisión de Francia de introducir un impuesto a las transacciones financieras generó un nuevo desencuentro entre miembros de la eurozona, con la abierta oposición de Alemania e Italia a ese gravamen, el cual, consideran algunos expertos, es un peligro y contraproducente.

El pasado viernes el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aunque no adelantó ninguna fecha, aseguró que no esperará al resto de los socios europeos para introducir dicha contribución.

La introduciremos porque creemos en éste, sostuvo Sarkozy tras clausurar el coloquio Nuevo mundo. El mandatario consideró que es inaceptable que las transacciones financieras sean las únicas exoneradas de pagar impuestos.

El presidente había rechazado la posibilidad de aplicarlo sólo en Francia, pues a mediados de 2011 fue propuesto al bloque europeo por la canciller alemana, Angela Merkel, y el propio Sarkozy.

París y Berlín insistieron en agosto pasado en la necesidad del impuesto para frenar la especulación. Es prioridad para nosotros, aseguró Sarkozy en su segunda cumbre de ese mes con la jefa del gobierno alemán.

El gravamen figura en la agenda de ambos mandatarios desde mayo de 2010, cuando Alemania defendió la medida en medio del debate del primer rescate para Grecia. En junio de 2011 la Unión Europea (UE) lo propuso como instrumento para alimentar el presupuesto de la eurozona; sin embargo, la idea no fue del agrado de todos los integrantes.

Luego del anuncio de Sarkozy, Berlín y Roma manifestaron su desacuerdo. Prefieren una solución europea. En su visita a París, el jefe del gobierno italiano, Mario Monti, expresó que los países europeos no deben aplicar en solitario la tasa a las transacciones financieras.

Mi gobierno ha hecho una apertura respecto de la tasa a las transacciones financieras y es elemento de convergencia en el que estamos trabajando, declaró Monti. Evidentemente es necesario que los países no vayan en solitario en la aplicación de ese impuesto, añadió el gobernante, quien prefiere una perspectiva europea.

Propuesta en 1972 por el economista estadunidense James Tobin y apoyada por las organizaciones antiglobalización, la tasa fue ignorada por los gobiernos antes de ser recuperada por Sarkozy, la canciller alemana Angela Merkel y la Comisión Europea.

La medida preocupa a los economistas y al entorno financiero. Sería muy peligroso hacer una ley sólo para Francia. Habría que establecer a nivel de la Europa de los 27, comentó Christian Saint-Etienne, profesor de la Universidad París-Dauphine.

No tiene ningún sentido, dado que las transacciones están ampliamente mundializadas, señala por su parte Alain Trannoy, de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales, que recuerda el intento fracasado de Suecia, que había introducido en solitario un tipo de tasa así en los años 90, antes de retirarla ante la oleada de deslocalizaciones.

Las tasas causarían una estampida de las actividades financieras a otro lugar, como Londres. Por esto, Saint-Etienne opina que sería contraproducente y haría perder más dinero del que se recaudaría, dado que el sector financiero en Francia es poderoso y supone un gran empleador en el país.

Sería una catástrofe para la deuda francesa, porque afectaría las acciones, pero sobre todo las obligaciones de la deuda, que son los títulos más intercambiados. En el momento en que el país lucha por preservar su triple A, ésta sería una señal catastrófica, enfatizó.

La propuesta de la Comisión Europea pretende recaudar 55 mil millones de euros por año a partir de 2014.