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Concluye con una misa al aire libre la mayor movilización católica en la isla en 60 años

Pide el cardenal Jaime Ortega que la Iglesia y el gobierno cubano trabajen juntos, todos unidos
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Multitudinaria misa en el puerto de La Habana, con la que terminó la peregrinación nacional de la imagen de la Virgen de la CaridadFoto Gerardo Arreola
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 31 de diciembre de 2011, p. 20

La Habana, 30 de diciembre. Al concluir la mayor movilización católica que haya ocurrido en Cuba durante 60 años, con una misa al aire libre, el cardenal cubano Jaime Ortega pidió que el gobierno y la Iglesia católica trabajen juntos, todos unidos, por el bien integral del pueblo de la isla, y manifestó su interés en que avance sin tropiezos la reforma económica que impulsa el presidente Raúl Castro.

Este viernes terminó el recorrido nacional que realizó la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre desde agosto de 2010, como parte de la celebración de los 400 años de su culto, que se cumplirán en 2012, cuando vendrá a Cuba el papa Benedicto XVI.

La homilía de Ortega, frente a la bahía de La Habana, y la presencia de autoridades mostraron el alto nivel de sintonía entre la jerarquía católica y el gobierno.

A la liturgia asistieron Esteban Lazo y Mercedes López, del Buró Político del Partido Comunista Cubano; el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta, el canciller Bruno Rodríguez y el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, entre otros funcionarios.

También estuvo el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, un símbolo de la diáspora de cerca de un millón 800 mil emigrados (16 por ciento de la población que vive en la isla). Ortega oró por “todos los cubanos, también (…) los que viven fuera de Cuba” y abogó por la paz, que incluye la reconciliación.

El viaje de la figura católica más venerada consumió más de 29 mil kilómetros en 409 días e incluyó ciudades, poblados y caseríos, con paradas en plazas públicas, hospitales, templos y prisiones.

La imagen de la Caridad sólo había hecho en la isla un trayecto similar entre 1951 y 1952, por el cincuentenario de la independencia.

Esta movilización es un fenómeno desconocido para la mayoría de los cubanos, que en el último medio siglo sólo han visto un despliegue religioso de proporciones cuando vino Juan Pablo II en 1998. Pueden contarse en millones las personas que se unieron o presenciaron el recorrido, dijo el cardenal.

Esta vez ante al menos 3 mil creyentes, Ortega concluyó que la peregrinación dejó mensajes para el gobierno y para la Iglesia de Cuba, y exclamó: Cuanto tenemos que trabajar juntos, todos unidos, por el bien integral del pueblo cubano. En este esfuerzo también la Caridad nos une.

Luego enfocó el diálogo ascendente entre la Iglesia y el gobierno, al orar para que puedan continuar avanzando sin tropiezos esas necesarias transformaciones en la vida económica y social que espera el pueblo cubano y para que la Iglesia católica en Cuba pueda llevar adelante la ingente tarea pastoral que el recorrido de la Virgen de la Caridad nos deja planteada.

Ortega estimó que la procesión mostró una carencia espiritual que el paso de la Virgen de la Caridad ha venido a colmar y agradeció el respaldo oficial a la peregrinación. Recordó además el indulto decretado por Castro hace una semana para casi 3 mil presos, lo que permitió a casi todos llegar a sus casas el día de Navidad.

El mandatario cubano había anunciado ese gesto a petición de la Iglesia católica, por la visita del Papa y la celebración de la Virgen, entre otros motivos.