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El chimpancé tenía 80 años, pero no lo aparentaba, dice experta

Hollywood llora la muerte de Chita, aunque hay dudas de que sea el real
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Chita con Johny Weissmuller, en una de las cintas de TarzánFoto Tomada de Internet
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 29 de diciembre de 2011, p. 7

Tuvo una relación difícil con varias de sus coestrellas hollywoodenses: a unas las mordió y a otras les lanzaba sus propias heces. Aun así, los cinéfilos de la década de 1930 adoraban a Chita el chimpancé, pareja del Tarzán de Johny Weissmuller. La muerte del simio, ocurrida la víspera de Navidad, fue anunciada este miércoles.

El Santuario de Primates Suncoast, en Florida, donde Chita disfrutaba de su retiro, informó con profunda tristeza que el chimpancé murió de falla del riñón, a la edad de 80 años.

La comunidad perdió un amigo querido y un miembro de la familia, añadió el comunicado.

El chimpancé fue estrella de Tarzán y su compañera en 1932, y de Tarzán el Hombre Mono dos años después. Apareció junto con Weissmuller, ex nadador olímpico, quien falleció en 1984, y con Maureen O’Sullivan, quien murió en 1998 y era madre de Mia Farrow.

Sin embargo, de inmediato se expresaron dudas de que en realidad se tratara de Chita la estrella de cine, pues especialistas en primates sostienen que los chimpancés en cautiverio rara vez viven más de 50 años.

La doctora Alison Cronin, directora del Centro de Rescate del Mundo de los Monos, en Dorset (Inglaterra), señaló: Hay mucha especulación sobre si es el verdadero Chita. Yo no lo creo. Añadió que la mayoría de los chimpancés en estado salvaje apenas llegan a rebasar los 30 años. Cuando envejecen realmente se les nota. El que yo vi no parecía tener 80 años.

Otros especulan que en las películas de la década de 1930 se usaron diferentes chimpancés.

La directora de Suncoast, Debbie Cobb, afirmó que a Chita le encantaba pintar con los dedos y ver el futbol americano, que disfrutaba de hacer reír a la gente y era muy receptivo a los sentimientos humanos. En declaraciones al Tampa Tribune, aseguró que el simio llegó al santuario alrededor de 1960, procedente de la sucesión de Weissmuller. Era muy compasivo. Podía adivinar si uno había tenido un buen o mal día. Siempre trataba de hacerme reír, como si pensara que había yo tenido un mal día.

En cambio, Ron Priest, voluntario del santuario, relató que cuando a Chita no le gustaba algo o alguien, recogía algo de su popó y se la lanzaba, y añadió: Podía acertarle a uno a 10 metros, aun entre los barrotes.

Mia Farrow escribió en Twitter que su madre siempre se refirió a Chita como ese cabrón, debido a su hábito de morderla.

Sea que fuera el verdadero Chita o no, este miércoles llovieron tributos al chimpancé. John Mackay escribió: Siempre nos hiciste reír con tus gracias y nos entristecimos cuando estabas triste. Vivirás por siempre en nuestros corazones. Helene, de Virginia, contó que creció viendo películas de Tarzán con Chita. Todos los niños reíamos con Chita.

Con todo, hay un ángulo oscuro en el uso de chimpancés para entretener. La doctora Cronin comentó que la fama de Chita y de Bubbles, el chimpancé de Michael Jackson, ha incentivado el tráfico ilícito de animales.

Casi todos los chimpancés de Mundo de los Monos han sido rescatados de algún espectáculo, indicó.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya