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Debe cambiar el concepto de la estética del cuerpo, dijo la directora de la Academia Mexicana

La danza ha avanzado, y con ella la enseñanza, sostuvo Lydia Romero

Además de capacidades físicas queremos intérpretes con energía, señaló Miguel Ángel Díaz

 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de diciembre de 2011, p. 5

La educación dancística en México no sólo requiere cambiar el programa de estudios, sino transformar la concepción del significado de la danza y qué cuerpos son específicos para esta disciplina, aun dentro del ballet, que es más riguroso.

Así lo sostuvieron profesores de la Academia Mexicana de la Danza, que al igual que otras escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), como las nacionales de Danza Clásica y Contemporánea, de Danza Folclórica, la Nellie y Gloria Campobello y la Superior de Música y Danza de Monterrey, ofrecen el grado de licenciatura en interpretación, creación y docencia desde 2006.

En entrevista con La Jornada, la directora de la Academia Mexicana de la Danza, Lydia Romero y el profesor Miguel Ángel Díaz, señalaron que se puede hacer ballet con el tipo de cuerpo de los bailarines mexicanos, con otras actitudes, sin perder el virtuosismo, pero debe cambiar el concepto que se tiene sobre la estética del cuerpo.

Romero, quien dirige la Academia Mexicana de la Danza desde 2007, concluye en 2011 su administracón. Durante ese perdiodo perfeccionó el plan de estudios de esa institución a partir de un nuevo análisis de la danza y cómo se forman los cuerpos en el país.

Con una amplia trayectoria como bailarina, coreógrafa y docente, la también fundadora de la compañía Cuerpo Mutable. Teatro en Movimiento, advirtió que una sola técnica de formación en la danza retrasa todo conocimiento, así que abrió los planes de estudio a otras técnicas y formas de pensamiento para superar esos rezagos que existen en la enseñanza dancística.

Buscamos que las técnicas coincidieran con las realidades de cada cuerpo para las distintas disciplinas ballet, contemporáneo y popular, sin perder el rigor en la selección de los aspirantes para que desarrollen al mismo tiempo varias técnicas, indicó la directora de la academia.

Diversificación de propuestas

En los pasados cuatro años, Romero implementó en las aulas de la academia un intercambio de experiencias entre los profesores para enriquecer la educación de los jóvenes intérpretes, así que los estudiantes de danza contemporánea tienen acercamiento a técnicas de ballet y viceversa.

La institución también ha logrado que los alumnos de danza popular mexicana realicen investigaciones de campo y conozcan otros modos de creación, como los rituales de las comunidades indígenas.

Se diversificaron las propuestas; ya no es posible seguir con una sola técnica o estilo, porque la danza ha avanzado y con ella la enseñanza, explicó Romero.

Parte de la nueva filosofía de la institución es que los bailarines descubran las facultades físicas de su cuerpo, la pasión, la mística, el fraseo y cómo utilizan el espacio, la cadencia.

Actualmente –indicó el profesor y bailarín Miguel Ángel Díaz–, “en los procesos de selección nuestra mirada a los cuerpos es más amplia, porque aceptamos chicos de 21 o 22 años, porque además de los cuerpos con facultades físicas queremos intérpretes con energía, ya que nuestra obligación será construir su cuerpo en la medida de sus posibilidades.

Es más fácil transmitir la técnica, que el entusiasmo que han demostrado muchos jóvenes cuando presentan sus audiciones.

La Academia Mexicana de la Danza, con la dirección de Lydia Romero, ha logrado poco a poco la profesionalización del cuerpo docente y con ello forjar nuevos talentos, porque actualmente la educación dancística requiere de profesores en activo que dominen todas las técnicas para ofrecer a los estudiantes una visión amplia del arte.

En la licenciatura en danza clásica han egresado 34 alumnos en cuatro generaciones; en danza popular mexicana concluyeron sus estudios nueve estudiantes, mientras en danza contemporánea 23 intérpretes finalizaron la carrera.