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Tras derrotas ante Darchinyan y Cermeño pensó en el retiro

Mijares: perder todo es lo mejor que me pudo haber pasado

Este sábado enfrenta a Alejandro Valdés y aspira a dos coronas distintas

 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de diciembre de 2011, p. a15

A veces perder es lo mejor que puede pasarle a un deportista. La idea que parece sinsentido, la repite constantemente el ex campeón mundial Cristian Mijares, un retrato vivo de esos boxeadores que una vez alcanzado el éxito se convierten en presencias frecuentes en eventos sociales y políticos hasta que terminan noqueados en la lona.

Ese día le llegó ante un peleador complicado y fuerte, el armenio Vic Darchinyan, quien lo abatió en nueve asaltos y lo dejó tendido boca arriba, incapaz de reincorporarse tras una violenta combinación de golpes. Luego tuvo dos intentos más ante el venezolano Nehomar Cermeño, pero en ambos fue derrotado.

El pugilista de 30 años de edad recuerda sin remordimientos cómo llegó a pensar que estaba acabado tras esas caídas. Sin ánimos de continuar en el boxeo, sobre todo porque en el primer combate con Cermeño sentía que le habían robado la pelea y consideró que tal vez su tiempo ya había pasado.

Había perdido el hambre necesaria para pelear, explica Mijares sobre cómo empezó el declive de su carrera: No es un hambre física sino eso que hace que sueñes con ser campeón, con que te levanten la mano después de un combate, y que hace que le agarres el gusto a los entrenamientos.

Cuando perdió ante Darchinyan, cuenta que estaba completamente aburrido de la fama, del peso que esa popularidad traía consigo y que lo distraía de los entrenamientos. La vida social, giras con gobernadores o alcaldes, la televisión, sentía una gran responsabilidad asociada a su condición de campeón mundial.

Perdí el piso, no voy a negarlo, porque además creo que es normal, confiesa. Llegué a creerme invencible, casi un dios, porque todo me llegaba fácil; me alababan tanto que me la creí.

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Mijares admite que llegó a sentirse invencibleFoto Juan Manuel Vázquez

No es que hubiera olvidado cómo pelear, sino que ya no tenía esa fuerza mental que lo llevó a defender el título supermosca del Consejo Mundial de Boxeo cuatro veces en el mismo año. Volver para Mijares significó empezar a reconstruir el prestigio que dejó en la lona, volver a convencer que podía aspirar otra vez a los títulos mundiales.

De ser el campeón al que todos buscan y le ruegan, tuve que empezar a tocar puerta, a pedir una oportunidad, cuenta. Es vergonzoso, luego de haber tenido todo, empezar como un novato, pero tenía que hacerlo.

El regreso no fue fácil. Enfrentó rivales sin gran prestigio en funciones de bajo perfil, acepta Mijares, pero rescata que empezar como un primerizo y sin tantos reflectores le hacía disfrutar otra vez del boxeo. Sentía tranquilidad, como si me hubieran quitado un peso de encima.

Luego de seis combates para cimentar su regreso, hoy Cristian Mijares se entrena para enfrentar este sábado a Alejandro Valdés en Ciudad Obregón, Sonora. Peleará sólo 10 asaltos pero ante un contrincante que también enfrentó a Nehomar Cermeño.

Luego de este combate, sus expectativas son muy altas: no se prepara para reconquistar una corona sino dos en distintas divisiones. El próximo año tiene en la mira al campeón gallo Abner Mares y al monarca supergallo Toshiaki Nishioka.

Mijares luce entusiasta, porque asegura que nunca en su carrera se ha sentido como hoy. Dice que se siente como un novato con experiencia, porque lo tuvo todo y lo perdió. Perder todo es lo mejor que pudo haber pasado.