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Euforia en el estadio Universitario
Erupción del Volcán por la tercera corona de Tigres, luego de 29 años de espera

Tuca Ferretti festejó su partido 800 como técnico con la obtención del cetro

Marco A. Rodríguez expulsó a dos jugadores del Santos y uno de los locales

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El portero Oswaldo Sánchez sale de la cancha tras ser expulsadoFoto Jam Media
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Danilinho fue una pesadilla para la defensa de SantosFoto Notimex
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 12 de diciembre de 2011, p. 2

Monterrey, 11 de diciembre. El Volcán hizo erupción de euforia. Tigres es campeón y con la hazaña detonaron fuegos artificiales y hubo llanto feliz en medio de un mar de cerveza que se mezcló con la lluvia tras la conquista del tercer título, el primero ganado en casa tras vencer 3-1 (4-1 global) a Santos.

Tres títulos también para el técnico Ricardo Ferretti, quien celebró de inmejorable forma sus 800 partidos como estratega. El cara dura hoy, entre llanto mal contenido, escuchó el apotepósico canto de “Oeee, oeee, oe, Tuca, Tuca...” En tanto, sus pupilos corrían a festejar ante la barra Libres y Lokos.

Hoy no se sintió el frío, apagado por la ebullición en el estadio Universitario. El momento histórico para los fervorosos aficionados felinos los llevó a congregarse con varias horas de anticipación en su templo –con verdadero estoicismo–, bajo lluvia, viento y una brisa helada que tampoco impidió que corriera la cerveza generosamente.

Ataviados con capas de hule amarillo, los aficionados regiomontanos entonaron la hoy popular canción Vamos Tigres, interpretada por sus autores, el grupo El Plan, que se daba tiempo a incitarlos –porque los patrocinadores siempre van por delante–: ¡Levanten su vaso de cerveza... A ver, todos con el vaso en alto!

Como una estampa irreal, propia del cráter de un volcán, lució el atiborrado estadio Universitario. La neblina se mezcló con los humos que surgían incesantes detrás de la tribuna poniente; una colosal empresa de acero, el botón de muestra de la urbe más industriosa del país.

El primer tiempo estuvo lejos de cualquier guión imaginado. Parecía la mesa puesta para que los Tigres se dieran un atracón; los Guerreros parecían incómodos, batallando con el primer enemigo, un pasto hostil que obligó a Christian Suárez a cambiarse los botines.

Y cuando el ecuatoriano volteó hacia el campo, un desquiciado Marco Antonio Rodríguez había marcado penal y mostraba el cartón rojo a Oswaldo Sánchez; éste, incrédulo, explicaba al árbitro que nunca fauleó a Danilinho, quien sin haber sido dañado se quedó tendido y hasta salió en camilla para volver de inmediato.

Miguel Gordo Becerra entró al relevo, y si tenía el cuerpo entumido, el corazón estaba presto y con ese músculo pareció lanzarse a la derecha para desviar el tiro de un demasiado confiado Lucas Lobos. Esa falla pareció hundir en el más negro desconcierto a los felinos.

Al minuto 30, Osmar Mares descolgó por la izquierda, con un taconcito dejó en banda a los zagueros locales, despejó el campo y cedió al área donde Chema Higareda se barrió y recentró para Oribe Peralta, quien, sin marca, clavó el 0-1 y dejó en 615 minutos la racha sin gol de los aturdidos Tigres.

Minutos después, Ferretti puso a calentar a toda su banca, mientras en el campo Lucas, herido en el orgullo, lograban un gol de chilena que fue anulado por falta previa. El argentino era un lobo herido que se hizo amonestar al minuto 37; Torres Nilo también se llevó cartón amarillo, al 35.

Para el complemento, tras escuchar la arenga del técnico, la escuadra de la UANL salió volcada al frente, en medio de cánticos ensordecedores, pues el estadio entero gritó al unísono: “Vamos ‘tigueres’, te quiero ver caaampeón, otra vez...”

De tanto insistir llegó por fin la erupción, el festejo que liberó la tensión a tope: Torres Nilo dio largo pase al frente y Mancilla se lanzó para darle dirección con la cabeza, siendo en la arremetida más veloz que Becerra y que Santiago Hoyos. El chileno festejó posando con los brazos cruzados.

Santos no se salvó del segundo tanto cuando los guantes de Becerra empezaron a resentir las condiciones de humedad. Danilinho aprovechó la situación con un trallazo que el portero santista alcanzó bloquear, pero el esférico, cual pez escurridizo, saltó y pegó por dentro en el techo de la portería, para el 2-1, al 63.

Cinco minutos después, Felipe Baloy barrió para desarmar a Lobos y aunque evitó el choque, el implacable Rodríguez sólo vio la aparatosa caída del argentino y mandó a las regaderas al panameño. Se formalizó el conato de bronca y el local Israel Jiménez también recibió tarjeta roja.

El partido quedó de un solo lado. Tigres jugó al gato y al ratón. Falló opciones hasta que el recién ingresado Alan Pulido marcó el tercero al minuto 86 ante un Santos de previo vencido, mientras en las gradas la gente empezó a lanzar cerveza en todas direcciones.