Economía
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Amenaza de recesión global
Pacto fiscal que endurecerá normas sobre gasto y deuda, perfilan líderes de la UE

Acuerdan en principio fijar a estados un déficit anual máximo de 0.5% del PIB

Nunca ha sido tan grande el riesgo de que Europa explote, afirma Sarkozy

El francés y Merkel llevan la batuta en la cumbre que busca salvar el euro

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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se dirigen a una reunión durante la cumbre de jefes de Estado y de gobierno que se realiza en Bruselas, BélgicaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de diciembre de 2011, p. 35

Bruselas, viernes 9 de diciembre. Los dirigentes de la Unión Europea (UE) llegaron a un acuerdo de principio en torno a un nuevo pacto fiscal sobre normas de presupuesto y deuda más estrictas para la zona euro, en el primero de dos días de negociaciones en Bruselas, considerada la cumbre de la última oportunidad para salvar el euro, bajo la presión de que la falta de respuestas contundentes a la crisis de la deuda hunda al mundo en una nueva recesión.

Los jefes de Estado y de gobierno de la UE acordaron reforzar la disciplina presupuestaria en la eurozona, con castigos automáticos a los socios incumplidores, que deberán someterse a la vigilancia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Sin embargo, los líderes siguen divididos sobre la forma de alcanzar la verdadera integración europea, informaron fuentes diplomáticas.

Un borrador de conclusiones filtrado anoche a la prensa señala que los presupuestos de los gobiernos de la eurozona deberían en principio estar equilibrados.

El proyecto de declaración contempla un déficit estructural anual de un máximo de 0.5 por ciento del producto interno bruto (PIB), salvo en caso de circunstancias económicas excepcionales. Como querían Alemania y Francia, esta regla de oro debe inscribirse en la Constitución de los países y será vinculante para los miembros de la zona euro. El nuevo acuerdo fiscal incluirá sanciones automáticas para los infractores que superen 3 por ciento del déficit previsto en el Pacto de Estabilidad.

La UE podrá controlar los presupuestos nacionales, incluso durante su elaboración, señala el proyecto de declaración.

Los 27 miembros del bloque proponen que se apliquen castigos automáticos para los socios de la eurozona que vulneren la regla de oro, el límite de déficit público de 3 por ciento del PIB, tal como querían Berlín y París. Se trata de la primera medida concreta que, en principio, han fijado los líderes del bloque, aun cuando no se ha especificado cómo se alcanzará.

Poco antes del comienzo de la cita de Bruselas, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, advirtió sobre la gravedad del momento. Europa enfrenta una situación extremadamente peligrosa, dijo.

Nunca ha sido tan grande el riesgo de que Europa explote, expresó durante una reunión de líderes conservadores en Marsella.

Mientras, Alemania rechaza aumentar la capacidad de préstamo consolidado de los mecanismos destinados a servir de cortafuegos para prevenir el contagio de la crisis de la deuda en la UE, así como dotarlos de licencia bancaria, según una fuente cercana a las negociaciones en la cumbre de Bruselas.

Estos son dos de los puntos más conflictivos del proyecto de declaración con el que trabajan los mandatarios de los 27 países de la Unión Europea que asisten a la cumbre en Bruselas.

La canciller alemana, Angela Merkel, rechaza convertir, como quiere el jefe de la UE, Herman Van Rompuy, el mecanismo de rescate permanente en una institución crediticia que pueda recibir fondos del Banco Central Europeo (BCE).

El documento contempla que el Mecanismo de Estabilidad Financiera, que prevé su entrada en vigor a mediados de 2012 (un año antes de lo previsto), tenga una capacidad de préstamo de 500 mil millones de euros.

A esa cantidad se sumarían los 250 mil millones de euros de que dispone el Fondo de Estabilidad Financiera, que seguiría activo hasta mediados de 2013.

Dejan claro que la decisión de repartir responsabilidades con el sector privado para la reestructuración de la deuda, como decidieron el pasado 21 de julio en el caso de Grecia, es única y excepcional.

Los estados miembros de la zona euro estarían dispuestos a aportar al Fondo Monetario Internacional (FMI), según un diplomático, 200 mil millones de euros para garantizar que la institución tenga los recursos para ayudar a los países europeos amenazados.

A pesar de los problemas, Merkel se mostró confiada en que los líderes europeos alcanzarán en las próximas horas un acuerdo, pero expresó preocupación porque el euro ha perdido credibilidad, hay que devolvérsela, comentó a la entrada de la cumbre.

Cinco países europeos, entre ellos Gran Bretaña (que no pertenece a la eurozona, pero sí a la UE), advirtieron que vetarán una reforma de los Tratados a la Unión Europea, ante el temor de que las normas atenten contra sus intereses o de quedar excluidos en la nueva Europa a dos velocidades que dibujan Alemania y Francia. Otros, como España, señalaron que aceptan las nuevas reglas de juego: si va a haber dos Europas, habrá que quedar en la primera lista.

Ante la oposición británica, la madrugada de este viernes una fuente diplomática informó que los dirigentes de la UE descartaron una reforma de los tratados decidida por los 27 países del bloque. Ahora consideran la opción de un acuerdo limitado a los 17 miembros de la unión monetaria y aquellos que quieran sumarse.

Los europeos intentan lograr en la cumbre que el BCE ayude de manera contundente a los países más amenazados por la crisis, como Italia y España, comprando su deuda.

Las presiones para una solución a la crisis de la deuda proceden tanto de las agencias de calificación, con Standard & Poor’s a la cabeza, que ha blandido la amenaza de rebajar la nota de la deuda europea, como de dirigentes políticos y operadores económicos del resto del planeta.

El presidente francés encabeza, junto a la canciller alemana, Angela Merkel, la batuta en estos dos días de Consejo Europeo, que, teóricamente, debería finalizar el viernes con un acuerdo que cierre o ponga los cimientos definitivos para acabar con la crisis de deuda soberana en la eurozona. No habrá una segunda oportunidad, sentenció Sarkozy.