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Lo importante, destacar valor de la astronomía: José Narro

Mexicanos rompen récord sobre observación lunar
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Seiscientos 83 telescopios fueron instalados en Ciudad UniversitariaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de diciembre de 2011, p. 34

Los mexicas la llamaron Metztli. La cultura ñañú (otomí) se erigió en Metztitlán en su honor, y fueron los mayas quienes lograron las observaciones más precisas de este cuerpo celeste. Por años, el misticismo de la Luna atrapó la atención de las culturas mesoamericanas, las cuales aportaron grandes conocimientos sobre ésta y otros astros del universo, pero ayer se convirtió en cómplice de cientos de personas para pasar a la historia.

La noche de ayer los mexicanos consiguieron el récord Guinness por mayor número de personas observando al mismo tiempo el satélite natural de la Tierra a través de telescopios. Los jueces reportaron 2 mil 753 personas, que en 41 plazas, en 27 estados del país, desde Baja California hasta Yucatán, rompieron la marca.

En la ciudad de México los organizadores del Reto México 2011-La noche de las estrellas establecieron tres sedes para la observación masiva: una en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la zona conocida como las islas de Ciudad Universitaria, y dos en el Instituto Politécnico Nacional (IPN): el planetario Luis Enrique Erro y el Museo Tezozomoc, donde sumaron mil 31 telescopios instalados, 683 en Ciudad Universitaria y 348 en el IPN.

La oscuridad, necesaria para la observación, inundó cada plaza. En las islas, la noche despertó emociones: alegría, pasión, nerviosismo, placer, risas. Los participantes, quienes hicieron esto posible, llegaron puntuales.

Desde distintos puntos de la ciudad cientos de personas llegaron al agonizar la tarde. Minutos después de las 17 horas la explanada de Ciudad Universitaria estaba llena y los telescopios fueron colocados. Algunos, ya con experiencia, ayudaban a otros, como en el caso de Remedios Buendía, quien sacó del armario su telescopio –al que bautizó como Luke Star– por vez primera para compartirlo con decenas de personas.

Junto a su amigo Omar Moscardelo llegó corriendo al lugar para ser parte del Reto México 2011. Es una experiencia distinta. Fue un logro, porque nunca lo había armado (el aparato), y ubicarte requiere paciencia. Me gusta ver las estrellas, porque el universo guarda misterios e inspira a imaginar todo un mundo más allá del nuestro. Nada está tan lejos. Observar a través del telescopio nos hace ver que si te lo propones nada es imposible y todo se puede alcanzar, comentó.

Mateo, de siete años, no paraba de mirar la Luna a través de su telescopio. Desde hace tres años comenzó a observar el cielo, y aseguró que las ciencias exactas, en particular las matemáticas, son sus favoritas. Me gusta observar astros, porque se ven más cerca.

Minutos antes del conteo hubo una pequeña ceremonia, en la que participaron representantes de las instituciones convocantes. José Franco, vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, resaltó que ese tipo de actividades no podría concretarse sin el apoyo desinteresado de los astrónomos aficionados y asistentes.

Por su parte, el rector de la UNAM, José Narro, subrayó que, además de romper el récord, había otras cosas valiosas, como destacar la importancia de la ciencia y motivar a los jóvenes para interesarse en ésta como una profesión. Recordó que los pueblos mesoamericanos fueron grandes observadores del universo e hicieron aportaciones astronómicas que aún están vigentes. En tanto, el subsecretario de Educación Superior de la SEP, Rodolfo Tuirán, señaló que esta actividad muestra la necesidad de fortalecer la cultura en favor de la ciencia.

Pero la noche no sólo se dedicó a la observación de los cuerpos celestes. También hubo cursos rápidos para instalar telescopios. Óscar Chapa, del Instituto de Astronomía, orientaba a quien pedía su apoyo. Explicaba la diferencia entre los telescopios refractores, que usan lentes, y los reflectores, con espejos. Además, daba indicaciones para la alineación de estos aparatos, sobre cómo apuntarlos hacia el cielo y generar contrapesos para mantenerlos firmes.

Cientos de niños se acercaron a las charlas astronómicas en que participaron investigadores universitarios. Manuel Peimbert, doctor honoris causa por la UNAM y uno de los astrónomos más reconocidos internacionalmente, se maravilló de que fueran los menores quienes más preguntaban. ¿De dónde saca su energía el Sol?, ¿es cierto que el nombre de los días de la semana tienen que ver con los astros?, ¿qué son los asteroides?, ¿y el Big Bang?, eran algunas interrogantes.

La hora cero se acercaba. Justo a las 20 horas comenzó el conteo en las 41 sedes para acreditar que se rompía el récord, establecido también en México el 26 de octubre de 2009, con mil 42 telescopios apuntando a la Luna. En Ciudad Universitaria, la jueza de Guinness, Johanna Hessling, dio la indicación. Y la cuenta se inició.

Tres veces apareció ante el público para dar las cifras nacionales. Primero las del Distrito Federal: mil 31; minutos después, de más de 30 sedes, más de mil 500 telescopios. Ya se había superado la marca, pero faltaban por contabilizar 10 plazas. La meta, superar 2 mil. Ya se sabía que entre 12 y 15 mil personas asistieron a las 41 sedes para testificar y participar en esa actividad.

Los goyas resonaron en las islas, en espera de la cifra final. Cuando ésta se supo (2 mil 753), quienes aún esperaban el resultado gritaron y festejaron la nueva marca.