Opinión
Ver día anteriorViernes 2 de diciembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Estar frente a la verdad

En el fondo no hay nada
Si no un grito
Otro deseo

P

avese nos sitúa frente a la verdad: la finitud y la muerte en su bello poema Vendrá la muerte y tendrá tus ojos: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos/ esa muerte que nos acompaña/ de la mañana a la noche, insomne,/ sorda, como un viejo remordimiento/ o un vicio absurdo. Tus ojos serán una palabra vana,/ un grito acallado, un silencio./ Así los ves cada mañana/ cuando te inclinas sola ante el espejo./ ¡Oh querida esperanza,/ también nosotros aquel día/ sabremos que eres la vida y la nada!

Ese ser con el otro, que en realidad es y no es, en la misma línea del silogismo freudiano, colocando el acento en el objeto irremisiblemente perdido, pero que justamente en su hueco, en su condición de perdido, es donde es García Ponce, en su ensayo El camino del poeta. Luis Cernuda, destaca que el libro Donde habite el olvido marca un giro radical en su obra. García Ponce señala: “A partir de este momento, Cernuda tratará de encontrar la forma de su poesía en una suerte de ritmo verbal muy interno, cercano al lenguaje hablado y que obedece a una sintaxis que determina el verso y al mismo tiempo lo rompe, haciéndole depender en gran medida de las posibilidades del encabalgamiento. Al abandonar la forma en que está escrito Donde habite el olvido, puede decirse que toda la obra poética de Cernuda está calificada por ese voluntario prosaísmo que, superficialmente, parece acercar su poesía a la prosa, que puede hacer pensar que su verso no es más que una prosa cortada. Sin embargo, este es el estilo que Cernuda se impone para realizar la que no podemos dejar de reconocer como una altísima manifestación de la poesía”.

En el poema Como la piel sorprendente el paralelismo con el escrito inaugural del sicoanálisis, el Esbozo de una psicología para neurólogos, escrito por Freud en 1895. Este texto fue publicado de manera póstuma y sobre él se han cernido y se ciernen aún muchos malos entendidos; de hecho, ha sido poco leído y lamentablemente, con mucha frecuencia, poco comprendido. En él encontramos un esbozo de lo que sería toda la obra freudiana posterior. Si bien el texto parece estar escrito en un lenguaje metafórico neurológico para describir el funcionamiento del aparato síquico, quisiera poner el acento en su planteamiento acerca del desamparo originario en las primeras huellas o inscripciones en el aparato síquico.

Cuando Cernuda rompe con la musicalidad y lo que busca es esa aproximación con la escritura interna, cuando en el corte rompe con la repetición parece que al dejar inerme al consciente y posibilitar la emergencia del texto inconsciente lo que aparece es la pérdida. En esta suspensión abrupta, donde existe la posibilidad de la aparición de algo nuevo, es decir, la posibilidad de una traducción, trascripción o transliteración en la escritura inconsciente.

En el momento en que Cernuda titula Realidad y deseo a su obra poética, parece recordarnos que la vida se juega justamente allí. Vayamos al siguiente fragmento de Scherzo para un elfo: ¿Acaso el amor pesa/ A tu cuerpo invisible,/ Y sus burlas oscuras/ Sobre el mundo recuerdan/ En ti, anhelo eterno,/ a nosotros efímeros? Aquí se encuentra muy cercano a la concepción freudiana del yo. El yo como creación, con su carga enigmática, cambiante, efímera, pero sabedor de su fragilidad y su finitud, y a la vez fortaleza y debilidad, espejo de doble faz en el que siempre se persigue ese deseo que en realidad es deseo de otro.

Un desdoblamiento en que sus reflexiones ensayísticas e incluso algunos de sus poemas hablan de la realidad. Su poesía posterior deja traslucir un cierto saber aparentemente no sabido de ese deseo que nunca se satisface porque el objeto está perdido.