| Portada PresentaciónKarina de la Rosa y
 Horacio de la Cueva
 La ciencia pesquera, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sustentableFelipe Amezcua Martínez
 Sobre el ordenamiento de pesquerías ribereñas en MéxicoMauricio Ramírez-Rodríguez
 Ley de costas y mares: una necesidad para MéxicoJazmín Santinelli
 La protección de áreas naturales como instrumento de manejo de recursosPablo del Monte-Luna, Mónica Georgina Rivera, Daniel Lluch-Belda y Francisco Arreguín-Sánchez
 La pesquería de tiburón en el Pacífico central mexicanoHeriberto Santana Hernández y Juan Javier Valdez Flores
 PANGAS: un compromiso con la sociedad y la conservación de los recursos marinos y costerosMarcia Moreno-Báez, Miguel Lavin y Tad Pfister
 
 Números anteriores 
 |  | La ciencia pesquera, la conservación de  la biodiversidad y el desarrollo sustentable Felipe Amezcua MartínezInstituto de Ciencias del Mar y  Limnología, UNAM, Unidad Mazatlán
 Correo electrónico: [email protected]
 La pesca en México es  una actividad importante. Un porcentaje significativo de los recursos generados  anualmente provienen de exportaciones de diferentes especies acuáticas. Además,  suministra alimento a sectores muy amplios de la población, es una fuente de  empleos al dar trabajo a pescadores y tripulantes, así como a todas las  personas que trabajan en el procesamiento, transporte y comercio de estos  productos. Pero dicha actividad enfrenta retos  como incrementar la competitividad de la planta productiva y comercial, generar  más empleos, ser una actividad sustentable y aportar más divisas a la economía  nacional. Los problemas de la pesca se asocian a las limitaciones para crecer y  desarrollarse de manera sustentable. La mayoría de los pescadores viven en  condiciones de pobreza y falta de educación formal. Esta condición implica un  desconocimiento del marco legal, la existencia de la pesca ilegal y,  consecuentemente, sobreexplotación de recursos; además de limitaciones  organizacionales, tecnológicas y de asistencia y capacitación. El aprovechamiento sustentable de las  pesquerías requiere de su administración adecuada mediante el otorgamiento de  permisos y concesiones para poder efectuar dicha actividad así como el  establecimiento de reglas de operación. Para lograr esto es necesario realizar  investigación en pesquerías, ya que son los resultados de ella la base para su  manejo adecuado. Es aquí en donde la ciencia pesquera juega un papel  determinante. Por pesquería entendemos el conjunto de  tres elementos: 1) Las poblaciones o  comunidades de organismos explotados a través de la pesca, ya sea para fines  comerciales, de sustento o deportivos; 2) el hábitat de estos organismos, y 3) los seres humanos asociados a esta explotación. La ciencia pesquera es el  proceso de obtener conocimiento confiable de las pesquerías mediante la  investigación científica. En un principio, la ciencia pesquera  trató de entender la ecología poblacional de las especies explotadas y su  ambiente. El manejo pesquero, y la ciencia en la que se basaba este manejo, se  orientaron a estimar tasas de mortalidad (es decir, el porcentaje de los  organismos que mueren) de las poblaciones explotadas, con el fin de estimar la  mortalidad por pesca (o qué porcentaje de las muertes de una población de  organismos explotados se deben a la pesca).Si la mortalidad por pesca era mayor  que la tasa de mortalidad óptima, lo conducente entonces era reducir esta  mortalidad y viceversa. De inicio, la ciencia pesquera se enfocó en objetivos  relativamente simples, aunque a pesar de ser simples en teoría, no consiguió  evitar el colapso o la sobreexplotación de varias pesquerías alrededor del  mundo.
 Actualmente han comenzado a surgir  nuevos objetivos para el manejo pesquero. Esto ha provocado que un problema  costoso y difícil de entender y resolver haya aumentado su costo y complejidad.  En lugar de sólo estimar la mortalidad óptima por pesca, los nuevos  requerimientos del manejo pesquero incluyen objetivos adicionales, como manejo  del hábitat y el ecosistema, eliminar la sobreexplotación y promover la repoblación  de especies diezmadas por la pesca. Sin embargo, antes de enfocarse en la  solución de estos nuevos objetivos o problemas es necesario hacer un ejercicio  de retrospección y entender lo que se ha hecho bien y mal en los últimos 100  años de la ciencia pesquera. Durante mucho tiempo, esta ciencia fue  la base para manejar las pesquerías sin el conocimiento necesario para entender  los procesos que regulan los recursos acuáticos. Actualmente, el objeto  principal de la ciencia pesquera han dejado de ser exclusivamente los  organismos explotados. Ahora se necesita un enfoque interdisciplinario cuyos  objetivos sean la sustentabilidad de los ecosistemas, evitar la pérdida de  biodiversidad y tener en cuenta el efecto que el cambio climático global tendrá  en el océano. Para manejar las pesquerías se  consideraba que cada especie debería manejarse independientemente de las otras,  explotadas o no. Ahora conocemos que esta forma de manejo es errónea.  Desafortunadamente, no se cuenta con las técnicas necesarias para un manejo de  dos especies que interactúan; aun menos para el de todo un ecosistema. Es  necesario entender el papel de las especies no explotadas en el ciclo de vida  de las especies explotadas. Las especies explotadas se alimentan de otras  especies que son afectadas por cambios causados por el ser humano. La  desaparición de las especies alimento inevitablemente ocasionará una  disminución de las poblaciones explotadas. Entender cómo los ecosistemas marinos  son capaces de sostener una pesquería no es fácil y es uno de los grandes retos  del futuro de la ciencia pesquera. Sabemos que la calidad del hábitat es  determinante en la abundancia de las especies explotadas. Las alteraciones  hechas por el ser humano al medio ambiente tienen un efecto directo en el  número de organismos. La construcción de presas, granjas acuícolas,  embarcaderos, la deforestación de zonas de manglares, el asolvamiento, la  contaminación de ríos, lagos, lagunas costeras, esteros y las zonas costeras,  entre muchas otras alteraciones de los hábitats, ocasionan perturbaciones en el  ciclo de vida de todas las especies que habitan en estos sistemas. Solucionar estos problemas implica la  participación de diversos sectores sociales (políticos, académicos, pescadores,  acuicultores) para buscar cómo minimizar los efectos negativos causados. El  otro reto para el futuro de la ciencia pesquera es poder integrar a todos estos  sectores en la investigación pesquera. Otro objetivo importante de la ciencia  pesquera es terminar en un futuro próximo con la sobrepesca. Este término es de  cierta manera subjetivo ya que ha sido erróneamente utilizado para explicar  cualquier disminución en el tamaño de las poblaciones explotadas. El término se  introdujo en Inglaterra en el siglo XVIII, cuando se observó que un incremento en  las capturas se correlacionaba con un decremento en la abundancia de las  poblaciones explotadas. Sin embargo, la disminución en el número de individuos  no está necesariamente relacionada a la explotación pesquera. Muchas especies  que no se explotan sufren cambios cíclicos en sus abundancias. El efecto del ambiente en el aumento o  disminución de la abundancia de individuos no está adecuadamente estudiado ni  entendido. Tampoco se entiende la interacción entre las especies y cómo el  cambio de abundancia en una puede afectar la abundancia de otra. Es necesario  entender que hay una relación estrecha entre los cuerpos de agua y los cambios  en las pesquerías. Actualmente no se puede saber con certeza si la disminución  en la abundancia en un año está relacionada efectivamente con la sobrepesca, o tan  sólo es un evento aleatorio relacionado con otros factores aún no entendidos  por los científicos pesqueros. En teoría, si se consigue cumplir con  los objetivos anteriores se conseguirá una recuperación de las poblaciones  “sobreexplotadas”, asumiendo que todas las bajas en capturas son causadas por  sobrepesca, por lo que si la mortalidad se reduce, invariablemente las  poblaciones se recuperarán. Si bien esto es cierto en muchos casos, hay  bastantes ejemplos que indican que lo anterior no es necesariamente cierto. ¿Cómo, entonces, sabemos cuándo la  mortalidad por pesca está intrínsecamente relacionada con cambios en la  abundancia de las especies explotadas? Muchas pesquerías que son fuertemente  explotadas son consideradas como “sanas”. El incrementar la abundancia y por  tanto productividad de las especies explotadas es uno de los objetivos  principales del manejo pesquero. Sin embargo, es importante poder explicar el  porqué algunas pesquerías están en condiciones adecuadas, a pesar de ser  explotadas intensamente. México tiene muchos retos en el campo  pesquero. Hay una escasez de científicos en la materia; entidades donde se  practica la pesca, que no tienen un solo científico pesquero, por lo tanto los  planes de manejo no existen o son endebles, aunado a que la pesca se reduce a  pocas especies, por lo que se necesita diversificarla. Para esto se requiere  mayor investigación, y quien la haga. Enfrentar todos estos retos no es tarea fácil.  Considero que la ciencia pesquera nacional necesita establecer una estrategia  que incluya objetivos y metas a corto, mediano y largo plazos, además de fijar  prioridades regionales. Y, por supuesto, falta incluir a todos los actores  relacionados con las pesquerías a través de las ciencias pesqueras a fin de  hacer de esa actividad una de las mayores en el país bajo las premisas de la  sustentabilidad, y el desarrollo social y económico.  Ir al inicio |