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Rindieron homenaje al filósofo y académico en la UAM unidad Iztapalapa

Adolfo Sánchez Vázquez nos legó una obra profunda, honesta y ejemplar

Postuló que el socialismo real no es realmente socialista, señaló Enrique González Rojo

 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de noviembre de 2011, p. 7

El necesario y urgente vínculo entre la reflexión filosófica y la práctica revolucionaria, la actualidad de un marxismo crítico en relaboración constante y la vigencia del ideal socialista, en el que la democracia debe ser uno de sus aspectos fundamentales, figuraron entre los muchos temas abordados en el Homenaje al doctor Adolfo Sánchez Vázquez, ayer en la unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Quiero sumar mi voz a la de mis compañeros: gracias al gran maestro por habernos legado una obra tan profunda, honesta y ejemplar, resumió en muchos sentidos durante su intervención el filósofo y poeta Enrique González Rojo, quien en breve charla y a pregunta expresa comentó acerca de la vigencia del socialismo y de sus características deseables para este siglo XXI.

Entre ellas, respondió, se encuentra de manera importante la democracia, pero también el considerar las contradicciones reactualizadas, por ejemplo, no sólo entre el capital y el trabajo, sino en el seno mismo de este último, como la que hay entre el trabajo intelectual y el trabajo manual.

En su ponencia Adolfo Sánchez Vázquez y la idea del socialismo, González Rojo planteó que tras su creencia inicial de que la ex Unión Soviética sí era socialista, el pensador español exiliado en México reformuló sus planteamientos y llegó a la conclusión de que el socialismo real no es realmente socialista, sino un sistema singular ubicado entre el capitalismo y el verdadero socialismo, en el que se consolidó una burocracia que congeló las aspiraciones originales.

Cómo llegó Sánchez Vázquez (1915-2011) a esa conclusión, se preguntó González Rojo, y contestó que haciendo una comparación entre el socialismo realmente existente impulsado por la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el ideal socialista, el cual plantea varias características, como la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y su reapropiación social, la democratización de la vida política y social, además de la autogestión. Y eso no aparecía en la URSS, comentó.

Democracia o huir ante el desastre

Durante las tres mesas de que constó el homenaje, realizadas a lo largo del día en la Sala Cuicacalli, participaron además filósofos como Alberto Híjar, Gabriel Vargas Lozano, Sergio Pérez Cortés y María Rosa Palazón, quienes hicieron el mejor homenaje a Sánchez Vázquez: la lectura y relectura crítica de su obra, sobre todo a partir de su concepto de praxis.

Híjar recordó que luego de su participación como combatiente en la guerra vivil española, el joven Sánchez Vázquez se planteó en el exilio que, si ya no estaba en condiciones de tomar las armas, entonces decidiría contribuir desde la filosofía a la reflexión fundamental de la praxis, de la práctica política revolucionaria que llevara a un socialismo verdadero.

Vargas Lozano, quien ofreció la ponencia La filosofía de la praxis en Sánchez Vázquez y Antonio Gramsci, destacó que tras la caída del socialismo realmente existente del bloque soviético, ahora observa el colapso del capitalismo en su fase neoliberal y el surgimiento de la hegemonía de China.

Por ello, agregó Vargas Lozano, hace falta generar una alternativa a partir de la síntesis de planteamientos de filósofos como Gramsci y Sánchez Vázquez, quienes entre sus coincidencias veían la necesidad de una democracia profunda. La otra opción sería huir ante el desastre.

Pérez Cortés consideró que Marx es hoy teórica y políticamente indispensable, pero junto a otras perspectivas y reflexiones que se vinculan con lo que observa como la emergencia de una nueva sensibilidad anticapitalista en el mundo. Hoy, agregó, la vida política obliga a volver a la teoría, y la teoría marxista seguirá viva en la medida en que responda a la realidad.