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Presentó en México su obra Todo está perdonado galardonada con el premio Tusquets

La novela tiene una fuerza incomparable; le gana a play station e Internet: Rafael Reig

El libro ganador es como los hoteles todo incluido, expresa el escritor asturiano a La Jornada

La democracia es una especie de liturgia donde no hay presencia real del pueblo

 
Periódico La Jornada
Martes 1º de noviembre de 2011, p. 7

El escritor español Rafael Reig comienza un nuevo proyecto: cansado de las novelas policiacas, que ahora todo buen autor que se respete ha escrito una, va a escribir una de terror.

Mientras eso ocurre, el autor visitó México para presentar su libro Todo está perdonado y participar en el Coloquio Internacional de Periodismo que se realizó en el contexto de la reciente Feria Internacional del Libro en el Zócalo.

Todo está perdonado, novela que fue presentada en ese encuentro editorial en la ciudad de México, obtuvo el pasado Premio Tusquets de Novela, que se falla cada año en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Este título es todo: una novela policiaca, de familia, de transiciones tanto políticas como personales, ambientada en una España muy particular que el lector podrá descubrir.

Es una novela como esos hoteles todo incluido, en los que te ponen una pulsera y puedes entrar a todo; o un parque de atracciones que con una pulserita te montas en una novela policiaca, en algunas escenas porno, que no son autobiográficas, quiero dejarlo claro, o te montas efectivamente en una novela histórica y en una sentimental, también en cierto modo, pues aunque soy bastante rojo, yo no hago realismo socialista, hago lirismo socialista, manifestó el autor del emblemático ensayo Manual de literatura para caníbales.

La novela hoy día, añadió, “tiene que competir con el play station, con Internet, con el cine, con todo. Sin embargo, creo que la novela tiene una fuerza incomparable, y que realmente no hay competencia: gana la novela, porque entre meterse a una buena novela –que es una experiencia de vida, que te puede cambiar la existencia, es algo que te ha sucedido realmente–, y ver algo a través de una pantalla hay mucha diferencia. Pero los novelistas tenemos que esforzarnos por ofrecer mucho por el mismo precio, que la pulsera dé para todo”.

Por hipnotizar al lector

Rafael Reig (Cangas de Onís, Asturias, 1963) no comparte la sentencia de que la novela, la ficción en general, sirve para alejarnos de la realidad. “Eso se dice, pero creo que es al contrario: la novela es una especie de aparato óptico que sirve para revisar la realidad mejor y para acercarnos a ésta.

“Es como unos prismáticos; habrá novelistas que lo pongan de revés y se ve todo más lejos. Hay novelistas muy complacientes con el sistema y lo que realmente hacen es entretener y alejar la realidad, porque ésta es un poco molesta. Para qué vamos a negarlo.

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Aunque soy bastante rojo, no hago realismo socialista, hago lirismo socialista, indica Rafael ReigFoto Guillermo Sologuren

“Las novelas –prosiguió Reig– son unos prismáticos puestos del derecho, con los cuales se ve desde cerca y desde dentro la realidad, lo cual no quiere decir que no entretenga. Nuestro oficio está dentro del ramo del entretenimiento, lo que pasa es que intentamos entretener, hipnotizar al lector, cogerle de las solapas y no soltarle hasta que llegue al punto final.

Eso es lo primero, porque si una novela es aburrida, ya despídete, pero me parece que la novela comienza cuando el lector cierra el libro y se queda como cuando tiras una piedra al agua y comienza a producir ondas, y a producir movimientos dentro del lector una vez que ya ha terminado la novela y ha cerrado el libro. Ahí es donde está la verdadera novela Se puede decir que es verdad que la novela no existe hasta que alguien la ha leído, esas ondas son lo que va describiendo la novela auténtica.

El tema, o uno de los temas de Todo está perdonado, es la transición a la democracia en España, que también se encuentra en otras novelas de aparición reciente. Al respecto, Rafael Reig, quien ha sido profesor universitario y ahora participa en el proyecto de Hotel Kafka, señala que esto se debe a que hubo una generación que hizo la transición y se aprovechó de ella.

“Ocuparon todos los puestos, en los periódicos, en la política, en las empresas y hubo una generación a la que nos la hicieron, que éramos todavía más jóvenes. Creo que es porque estábamos un poco hartos de oír en todas las emisoras la misma canción, que era la leyenda mítica de la transición, de nuestra democracia, de la Constitución, etcétera, pero ha llegado el momento en el que hemos dicho ‘no, vamos a cambiar de estación y vamos a poner un poquito de música punk, algo que moleste un poco y que cuente lo que ellos no han querido ni les ha interesado contar, porque nosotros tenemos muchas preguntas, la versión oficial no nos satisface’.”

Y aunque Todo está perdonado fue escrita antes de iniciarse el movimiento mundial de indignación, creo que está muy conectada con los indignados, de que la democracia no es real. Yo hablo de una misa donde no hay presencia real, en la que hay pan y vino pero nada detrás, y la democracia es una especie de liturgia donde no hay presencia real del pueblo: cada cuatro años comulgamos en las urnas, pero en realidad siguen mandando los de siempre y sigue siendo igual, como si la misa todavía fuera en latín.