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El compositor presenta en el Cervantino Átomo, obra creada con Christopher Bauder

La escultura, la arquitectura y los espacios combinan con la música electrónica: Henke
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2011, p. 5

Para el compositor alemán de música electrónica, Robert Henke, el arte sonoro tiene mucho que ver con la escultura, la arquitectura y el espacio. De allí que en cierto momento hizo mancuerna con su compatriota, el artista y diseñador Christopher Bauder, para crear el performance Atom (Átomo) que hoy y mañana se presenta en la versión 39 del Festival Internacional Cervantino, en la cancha de cristal profesor Arturo Larios, en Guanajuato.

Asimismo, Henke presentará este sábado su espectáculo Multichannel ambient set, como parte de una tardeada de música tecno.

En videoconferencia, hace unos días, Henke expresó no poseer una educación clásica en la música. Es decir, no aprendí a tocar un instrumento cuando era joven, sin embargo, siempre me impresionó mucho el arte y la arquitectura, de allí que me interesan los espacios, los cambios lentos y las texturas, elementos que funcionan muy bien con la música electrónica, ya que ésta me permite explorar exactamente las propiedades. Pero, en la medida que me interesa el arte en general, encuentro que es una buena combinación. Me gusta el contraste.

Atom consta de 64 globos dispuestos sobre una cuadrícula de ocho filas, cada una con igual número de esferas controladas por computadora, de manera que pueden cambiar de posición y formar conjuntos.

Cada globo también contiene una lámpara que se puede controlar de manera independiente. Allí es donde entra Henke, ya que controla las luces y crea el sonido, de manera que hay una conexión con el movimiento. Respecto de la música, básicamente la idea era que si yo toco acordes individuales como sonido para piano o percusión, cada acorde también debería estar representado por una luz, así que hay una sincronía entre los sonidos y las luces.

No obstante toda la tecnología involucrada, lo que se pretende es que el público se olvide del entorno y se concentre en las esferas flotantes y sus transformaciones de luz, sonido y música. Se trata de algo muy frágil y poético.

Henke se refiere a su trabajo como soundscape, o paisaje sonoro, inclusive, drone, un estilo de música minimalista caracterizada por el uso de sonidos, notas o clústers sostenidos o repetidos en el tiempo. Siente que las etiquetas les ayudan a las personas a percatarse de qué se trata.

De acuerdo con el compositor, la música electrónica como género ya no existe, pues se refiere a un conjunto de instrumentos que aparecieron a mediados de los años 60 del siglo pasado. Ahora es una etiqueta utilizada para describir un espectro demasiado amplio de música. Es como cuando uno dice música orquestal.

El jazz, refrescante

Con 25 años de crear música electrónica, Robert Henke ha tenido muchas influencias.

Por un lado, está la de principios de los años 90 del siglo pasado de la música electrónica dance, de la escena tecno que “no sólo tenía que ver con la música, sino también acerca de cierta manera de presentarla, cómo hablar de ella o de definirlo a uno mismo como artista. La idea de que la música es algo que debería estar en un primer plano, mientras el músico está en el fondo es algo que encontré de gran influencia cuando empecé.

“También está la influencia de la música académica compuesta por personas que trataron de investigar los límites de la tecnología, pero también en términos de la creación de una estructura.

En la actualidad escucho mucha música de jazz de la vieja escuela, como Miles Davis y Dave Brubeck, porque encuentro refrescante oír cómo se crea una estructura en el jazz.