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Salvador y los Eones se presentarán con su disco más reciente en el Lunario, en noviembre

Relicario acorta la distancia entre géneros que parecían remotos: rock y bolero

Se integra por “remakes o replanteamientos de temas de trascendencia clara”, explicó Chava Moreno

Incluye canciones de José Alfredo Jiménez, Piero y Javier Solís, entre otros

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Salvador y los Eones retoma en Relicario la antigua relación del pueblo con la muerteFoto cortesía de la banda
 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de octubre de 2011, p. a10

Chava Moreno, líder de La Castañeda, continúa con su trabajo paralelo, Salvador y los Eones, agrupación que se caracteriza por fusionar el bolero con el género oscuro, el heavy metal y el ranchero. La banda lanzó recientemente Relicario, su nueva producción discográfica.

A propósito del lanzamiento, Chava sostuvo en entrevista con La Jornada que se trata de una propuesta que ya tiene muchos años de estarse cocinando, que está relacionado con esta antigua relación que tiene nuestro pueblo con la muerte, con este culto tan importante y, por otro lado, es toda la influencia de la gran historia del rock universal que también nos forma.

–¿En esta nueva producción, existe un hilo conductor entre los temas? ¿Cómo lo definen?

–No existe un hilo conductor como tal. Es la continuación temática y conceptual de la primera parte de una colección de bolero gótico. Lo llamamos así por el carácter de las letras y por la atmósfera que crean, porque nos confronta con sentimientos muy profundos, principalmente relacionados con el amor y la muerte en sus distintas formas.

“En la primera parte se abordaron temas de gran tristeza, pero pasionales. En Relicario se abordan más aspectos filiales, familiares, incluso el amor a una mascota, como el tema Callejero, del maestro Alberto Cortés. La fusión que exploramos no sólo incluye boleros, sino también canciones rancheras, entre otros géneros.

–¿Cómo fue el proceso de creación del disco, la composición y la elección de los temas que conforman Relicario?

–La selección se basa principalmente en el valor poético y en la capacidad de tocar fibras muy íntimas, conllevan una poderosa necesidad de reflexión. El disco se grabó en dos etapas debido a que en medio escribí y grabé los temas para el cedé más reciente de La Castañeda. Después continuamos, permitiendo que la banda se compenetrara más con las canciones antiguas y se pulieran los temas originales, que en este caso son De noche, Dejavu y La X perfecta.

–Ya han expuesto Relicario al público. ¿Qué comentarios han recibido sobre su propuesta musical?

–Sabemos que estamos en un proceso de exploración, no los consideramos covers en el estricto sentido, sino más bien remakes o replanteamiento de temas que no necesitan siquiera de un homenaje, ya que su trascendencia es clara.

“Aunque el proyecto es joven –apenas tres años–, hemos tenido varios conciertos, algunos propios y otros como banda invitada, en los cuales hemos tenido gran aceptación, una respuesta muy emotiva, y sentimos que el efecto está en plena expansión. No sólo tocamos autores e intérpretes mexicanos, como José Alfredo Jiménez y Javier Solís, sino también latinoamericanos, y todavía más allá, como en el caso de Piero, autor de Viejo, mi querido viejo, conocida con José Feliciano, y que será la punta de lanza en esta colección como primer sencillo.”

–¿Cuáles son las canciones más representativas del disco; con cuál llega a su punto neurálgico?

–Creo que todas, de principio a fin. Es muy intenso y elegante a la vez; sin embargo, en el punto central está el tema de Simón el enterrador, una oscura y bellísima historia que al parecer proviene de Sudamérica, aunque fue el maestro Óscar Chávez quien me la recomendó. Es maravillosamente triste y conmovedor.

–¿Creativamente en qué nivel se encuentra Salvador y Los Eones?

–Estamos listos para despegar, fortaleciendo la alineación ideal de la banda que somos hoy día: después de varios cambios, se ha logrado entre nosotros la química y vibra más adecuada, como artistas, personas y amigos, de ahí que sentimos una gran alegría al reunirnos a ensayar y un fuerte compromiso de superación de banda, además de la convicción requerida para abordar un reto de tal magnitud, como es explorar la fusión de dos escuelas tan importantes y que parecían distantes, casi ajenas: el rock y el bolero.

–¿Algo más que agregar?

–La invitación a que nos conozcan sin el prejuicio de La Castañeda, misma que siempre tendrá su lugar y no hay competencia ni comparación. Una convencida recomendación para que nos acompañen al Lunario el 4 de noviembre, donde presentamos este nuevo cedé y celebraremos a nuestros difuntos con gran respeto, pasión, canto y danza catártica, que nos libera de resentimientos, de dolores y tristezas, e ilumina el corazón.