Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 25 de septiembre de 2011 Num: 864

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Jair Cortés

Dakar
Francisco Martínez Negrete

Las fuentes Wallace
Vilma Fuentes

Mayúsculo que
es minúsculo

Emiliano Becerril Silva

De formato mayor
Juan G. Puga entrevista
con Pablo Martínez

Ricardo Martínez,
un proceso creativo

Ricardo Martínez
nos observa

Juan G. Puga

El error cultural y las facultades musicales
Julio Mendívil

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Germaine Gómez Haro

Erotismo y arte

“El erotismo es la cultura del sexo, la multiplicidad, su esencia“, escribe Ingrid Suckaer en su reciente libro: Erotismo de primera mano. Artes plásticas y visuales en México (siglos XX-XXI), en el que se sumerge en las profundidades del piélago del erotismo en las artes visuales de nuestro país, armada con las herramientas de su sólida formación de historiadora y crítica del arte, pero a la vez, guiada por un instinto poético que aflora en todo momento. Con el rigor que caracteriza su quehacer profesional –cabe recordar el valiosísimo libro sobre Rufino Tamayo que publicó en 2000, sus aportaciones al estudio de la cerámica contemporánea en México, entre otras investigaciones, y su experiencia en el oficio curatorial–, la autora ha llevado a cabo un ensayo de fácil acceso tanto al gran público como a los especialistas. Hay que resaltar la calidad y buen diseño de la publicación, y la excelente reproducción de las numerosas imágenes que ilustran el texto editado por Praxis.

Acertadamente escribe en su presentación Jorge Alberto Manrique: “La mochería en la historia de México es tan grande, el puritanismo invade tanto, que el erotismo casi no puede sobrevivir, con la presión de la sociedad, la Iglesia y el poder de los gobiernos. Hubo una excepción a finales de la época porfiriana. A partir de ahí se fueron rompiendo los prejuicios y empezó a descollar el erotismo en las clases pudientes.” Efectivamente, a diferencia de lo que ha sucedido en otras culturas del mundo, el erotismo como tema de creación estética en nuestro país se remonta sólo a cerca de un siglo y medio, es decir, se trata de una práctica muy reciente si pensamos que la experiencia erótica ha estado presente en las manifestaciones artísticas desde los albores de las civilizaciones primigenias.


Pornócrates

En nuestro país, salvo contadas excepciones, la libre representación del imaginario erótico en el arte no se da sino hasta las últimas décadas del siglo XIX, cuando sobreviene una voluntad de transformación total en la sociedad mexicana inspirada en el modelo europeo. En ese contexto surgen artistas fundamentales, como el zacatecano Julio Ruelas –pintor, dibujante e ilustrador–, cuyo trabajo realizado aproximadamente entre 1890 y 1907 reúne algunos de los ejemplos más notables del arte erótico introducido por la vía del modernismo. Ingrid toma a Ruelas como piedra de toque para su estudio y, en sentido cronológico, nos va presentando su selección de artistas y el contexto en el que imprimen una carga erótica a sus trabajos. Su selección y metodología para abordar de manera individual a cada artista me parece muy acertada, así como la inclusión de figuras poco conocidas, como es el caso del pintor Mariano Silva Bandeira (1860-1928), quien realizó una pintura erótica de carácter naïf y simbolista que no ha sido todavía cabalmente valorada; las deliciosas esculturas en barro de las artesanas de San Pedro Ocumicho (Michoacán), cuyas creaciones lúdicas y desenfadadas son un claro ejemplo de lo que Ingrid llama “un erotismo solar“, o la inclusión de la performancera Katia Tirado, que expone su cuerpo de manera transgresora para denunciar la violencia contra la mujer, el ultraje al cuerpo y el feminicidio. A lo largo de los siglos XX y XXI, los artistas han desplegado el tema erótico en toda suerte de técnicas, medios, estilos e intenciones. El lector descubrirá multivariados ejemplos de pintura abstracta, figurativa, hiperrealista, fantástica, neoexpresionista, fotografía, gráfica, collage, escultura, instalación, performance, en fin, tantas posibilidades creativas como combinaciones caleidoscópicas tiene la representación erótica.

Ingrid Suckaer evidencia las prácticas de censura instrumentadas desde las instituciones gubernamentales o privadas, y cómo la ideología, la religión y la política han sido móvil para tergiversar la creación de contenido erótico. Comenta la autora:  “En Erotismo de primera mano se abarca la erótica con un fin pedagógico, desde las expresiones underground hasta el misticismo. La motivación más profunda que me impulsó a escribir este ensayo, a partir de la crítica de arte, fue tener conciencia del impacto que las nuevas nociones de erotismo (manipuladas por intereses comerciales e ideológicos) están teniendo en la sociedad, en especial en los jóvenes. Además de percatarme que de forma creciente cada vez se pone más énfasis en la sensación corpórea, mientras que por el contrario, con mayor frecuencia se habla menos de la ética erótica.” Estoy segura de que el trabajo de Ingrid motivará a un vasto público, que incluye a la juventud, a desarrollar su propio criterio sobre la experiencia erótica que, a fin de cuentas, es parte de nuestras vivencias, de nuestro pathos.