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El director mexicano opta por la Concha de Oro con su versión de la novela Madame Bovary

San Sebastián recibe con aplausos Las razones del corazón, de Ripstein

El cineasta recrea las últimas 48 horas de una mujer de pocas luces, quien ante la muerte alcanza una amarga sabiduría

En el último día del festival se presentó Americano, con Salma Hayek

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Desde la izquierda, Paz Alicia Garcíadiego, guionista; Arturo Ripstein, director, y los actores Arcelia Ramírez, Plutarco Haza, Pilar Padilla y Vladimir Cruz, ,durante el estreno de Las razones del corazónFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de septiembre de 2011, p. 9

San Sebastián, 23 de septiembre. Con aplausos y mucha expectación fue recibida el estreno mundial de la película mexicana Las razones del corazón, del director Arturo Ripstein, y guión de Paz Alicia Garcíadiego, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

A primera hora se proyectó el filme en el teatro Victoria Eugenia, para cuya segunda exhibición se formó la gente por más de una hora en el Centro de Convenciones del Kursaal.

Al hablar de su cinta más reciente, adaptación libre de los dos últimos días de Madame Bovary, de la novela homónima de Gustav Flaubert, el cineasta mexicano Arturo Ripstein destacó que probablemente uno de los personajes más conocidos de la literatura mundial sea el de Emma Bovary, y a la vez, qué duda cabe, uno de los más desconocidos.

Aseveró que una lectora desapasionada de Madame Bovary, de esta época, nos revela un personaje poco o nada admirable: egoísta, trepadora, infantil, ilusa, pero pocos, apuntó el cineasta se atreven a externarlo en voz alta.

Nadie puede rebelarse contra Emma Bovary. Mal pensar de Emma es mal pensar de Flaubert. Punto y basta, expuso.

Añadió que esa confusión nos ha llevado a una ecuación curiosa: reverenciar, justificadamente, una novela cruel e implacable, como injustificadamente a su personaje central, la adúltera fatua e ilusa.

Ripstein aseguró que llegó a esas conclusiones la última vez que leyó Madame Bovary, hace un par de años, e impulsado por la misma visión concluyó que el personaje con el que podía identificarse más fácilmente era el del marido, tan desdeñado, tan resignado.

Emma surgía

En ese escenario, Ripstein explicó que en Las razones del corazón empezó a trabajar en una historia de adulterio visto desde los ojos del marido cornudo, pero aún así Emma surgía.

Muchas veces traté de deshacerme de ella y centrarme en el marido desdeñado. Tantas otras volví a ella, reveló el cineasta, quien compite por la Concha de Oro en esta edición del Festival de Cine de San Sebastián.

Tras confesar que hoy, luego de haber cedido a los reclamos de Emma, luego de haber seguido sus cuitas y sus desesperos, me pregunto cómo hizo para amarrarme a su enagua.

Respondió él mismo que “fue la angustia de Emma, su pacto morboso con la muerte, a la que aparentemente estaba buscando, lo que me hipnotizó.

Emma me imantó, me enamoró con su angustia, con la certeza de las pocas horas que le quedaban por delante. Porque esta mujer de tan pocas luces y alcances, frente a la muerte alcanza una extraña lucidez y amarga sabiduría que desdicen de tajo sus largos años previos, expresó.

“En ese enfrentamiento, frío, duro y cortante con el destino que ella misma se ha perpetrado, es lo que al final de cuentas me llena el alma y los ojos –y uno que es cineasta responde mucho más a los ojos que al alma”, abundó.

Puede decirse que yo y los de mi especie pensamos con los ojos, sentimos con la mirada, hizo hincapié Ripstein al explicar su película.

Afirmó que por eso se dedicó a tratar de capturar la rabiosa desesperación de Emma durante sus últimas 48 horas de vida.

Traté de preservar la extraña mezcolanza de motivos que llevan a alguien, una mujer endeudada, un adolescente reprobado, un hombre despedido, a tomar una decisión irreversible: la muerte por propia voluntad, puntualizó.

Su muerte es una gran puesta en escena. Una tragedia agridulce que resume las paradojas de la vida misma. Luego, al margen, la vida de todos los días sigue adelante, agregó.

En Las razones del corazón, Madame Bovary toma el cuerpo de Emilia, interpretada por la actriz Arcelia Ramírez, mujer casada y obsesionada por uno de sus vecinos, un joven músico que interpreta el cubano Vladimir Cruz, en el México actual.

Nunca he entendido el acompañamiento de imágenes a la música, siempre he querido que haya muy poca música, porque suele ocurrir que se convierte en un elemento de bastardía. La música te lleva de las narices a cómo te debes sentir, si hay susto o no hay susto..., explicó Ripstein, quien se declaró analfabeto musical.

Americano, con Salma Hayek

La otra película de esta última jornada fue Americano, opera prima del actor francés Mathieu Demy, en la que se acompaña de Salma Hayek, Carlos Bardem, Géraldine Chaplin y Chiara Mastroianni.

Hijo de los cineastas Jacques Demy –a quien el certamen dedica un ciclo en esta edición– y Agnès Varda, Mathieu conjuga el cine de ambos es esta película personal y valiente, que gustó pese a los peros de la crítica ante algunos de sus clichés.

Americano es la historia de Martin (Mathieu Demy), un hombre con una relación de pareja estancada que de pronto recibe la noticia de la muerte de su madre, con la que apenas mantenía contacto. Así, tomará un avión desde París rumbo a Los Ángeles para arreglar los asuntos de su herencia, pero para ello tendrá que enfrentarse también a su pasado.

Es una película sobre la fuerza del vínculo que une a los padres con sus hijos, señaló Demy (Le Plafond, Cuando seamos mayores) en su presentación ante los medios, en la que estuvo flanqueado por Chaplin y Bardem. Así, más que la historia de un duelo, es la de alguien que rechaza hacerlo.

Cuando Martin llega a Los Ángeles se da de bruces con el fantasma de una madre a la que en realidad nunca conoció. En su intento por comprenderla viaja a Tijuana, donde vive una supuesta amiga de ésta convertida en bailarina de un club de alterne (Salma Hayek). Sin nadie a quien acudir en un mundo ajeno, tendrá que arreglárselas para superar sus miedos.

Respecto de la difícil tarea de dirigir y ser a la vez el actor protagonista, Demy señaló que se trata de una cuestión de método y exige ser más organizado. En este sentido, Chaplin reconoció haber aprendido muchísimo con él, porque es un excelente actor y un excelente director de actores. Se transforma de director a actor con una agilidad de leopardo, añadió la actriz.

Americano es la segunda cinta francesa que compite en esta sección oficial del certamen, después de la divertida Le Skylab, protagonizada por la también actriz y cineasta Julie Delpy. Mañana, ya fuera de concurso, cerrará el festival otro filme galo: Intouchables, comedia de Eric Toledano y Olivier Nakache.