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La cuestión Palestina
Recula Obama: no es tiempo para un Estado palestino

Primero debe lograr la paz con Israel, dice el jefe de la Casa Blanca durante sesión inaugural en Naciones Unidas

Teme Tel Aviv que otorguen calidad de observador a la ANP; tendría acceso a la Corte Penal Internacional

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Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, y Barack Obama, presidente de Estados Unidos, ayer en la ONUFoto Reuters
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Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, escucha el discurso del jefe de la Casa Blanca en la sesión inaugural de la Asamblea General de la Organización de Naciones UnidasFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 22 de septiembre de 2011, p. 2

Nueva York, 21 de septiembre. El presidente Barack Obama celebró este tiempo de transformaciones en donde los pueblos, sobre todo los del mundo árabe, han insistido en sus derechos universales, pero indicó que aún no es tiempo para que se le permita lo mismo a Palestina.

Hoy se intensificó el debate internacional detonado por la Autoridad Nacional Palestina al declarar que solicitará que Palestina sea reconocido como Estado miembro de la Organización de Naciones Unidas; Estados Unidos e Israel están abiertamente opuestos, y una mayoría de los estados representados en la ONU están a favor.

Entre los mayores temores de Washington y Tel Aviv está que si los palestinos logran elevar su condición actual de entidad a una de Estado (miembro u observador) podrán tener mayor acceso a la Corte Penal Internacional y otros organismos donde podría fiscalizar al gobierno israelí por violar las convenciones internacionales.

Al llegar a la presidencia, Obama declaró que la negociación del conflicto entre Palestina e Israel sería su prioridad y el año pasado afirmó, desde este mismo podio, que esperaba regresar con un acuerdo que llevaría a la integración de Palestina como nuevo Estado miembro de la ONU; hoy intentó explicar ante la Asamblea General de la ONU la postura de su gobierno, contraria a reconocer a ese pueblo como Estado, mientras elogiaba la autodeterminación de otros países árabes.

Al inaugurar el interminable desfile discursivo de mandatarios en el llamado debate general anual en la ONU, Obama expresó que más individuos están reclamando su derecho universal de vivir en libertad y con dignidad. Como ejemplos señaló los movimientos en Libia, Siria, Túnez y el sur de Sudán, entre otros, y elogió sobre todo la insurrección en Egipto al afirmar que en esas protestas la gente demandó sus derechos universales.

En este contexto, mencionó: hoy Libia es libre al derrocar en seis meses 42 años de tiranía, y dio la bienvenida a los nuevos líderes de ese país que estaban sentados en la sala.

Afirmó que cada nación tiene que trazar su propio camino para cumplir con las aspiraciones de su pueblo, y aunque Estados Unidos no necesariamente estará de acuerdo, siempre defenderemos los derechos universales.

Sin embargo, en el mismo discurso de casi una hora, Obama subrayó que en cuanto a Palestina e Israel, la paz no vendrá a través de declaraciones y resoluciones en la ONU, e instó a la llamada comunidad internacional a promover que ambas naciones reanuden las negociaciones estancadas y descarriladas una y otra vez desde 1979.

Obama argumentó que antes de ser reconocido como Estado, Palestina tiene que lograr la paz con Israel. Estados Unidos, reafirmó, favorece un futuro en el cual los palestinos vivan en un Estado soberano sin ningún límite a lo que pueden lograr, e indicó que el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Israel es firme; nuestra amistad es profunda y duradera.

Recordó que “hace un año, yo estaba en este podio llamando por una Palestina independiente. Creía entonces, y creo ahora, que el pueblo palestino merece un Estado propio… Pero también dije (en esa ocasión) que la paz genuina sólo puede ser lograda entre los propios israelíes y palestinos”.

Pero para la mayoría de los gobiernos presentes en la Asamblea General, que apoyan otorgar el estatus de Estado a Palestina, el hecho es que Obama no ha podido impulsar un proceso de paz durante los últimos dos años y medio. Ahora el mismo presidente que declaró su apoyo para establecer un Estado palestino en repetidas ocasiones estaba frente al mundo para dejar claro que Estados Unidos utilizará su veto si es necesario para evitar reconocer un Estado palestino antes de un acuerdo de paz con Israel.

Las negociaciones detrás del escenario aquí se han intensificado en los últimos días desde que Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, anunció que solicitaría el reconocimiento como Estado miembro ante la ONU, algo que se supone ocurrirá de manera oficial el viernes. Hoy, Obama sostuvo una reunión bilateral privada con el primer ministro Benjamin Netanyahu, de Israel, y esta noche hizo lo mismo con Abbas.

Este asunto se convirtió en una pesadilla para el gobierno de Obama cuando Abbas decidió hacer su solicitud ante el Consejo de Seguridad, donde podría obligar a Estados Unidos a utilizar su veto, algo que Washington sabe que tendría consecuencias negativas en el mundo árabe.

Francia complicó las cosas al romper con Washington sobre el asunto, y proponer un nuevo esquema para una negociación entre los palestinos e Israel con fecha límite de un año, y mientras tanto que la solicitud de Palestina sea sometida a la Asamblea General para lograr ser reconocida como Estado observador.

El presidente Nicolas Sarkozy subió al podio apenas una hora después de Obama y advirtió que todos saben que Palestina no podrá, en lo inmediato, obtener un reconocimiento pleno y completo de su calidad de Estado miembro de Naciones Unidas, pero quién puede dudar que un veto en el Consejo de Seguridad arriesga a generar un ciclo de violencia en Medio Oriente.

Por lo tanto, propuso que mejor se someta la solicitud palestina ante la Asamblea General para que se le otorgue la calidad de Estado observador.

Pero para los israelíes y estadunidenses, cualquier reconocimiento de Palestina como Estado, aun en calidad de observador, es preocupante, ya que permitiría que ese gobierno se sume a convenciones y tratados internacionales, incluido posiblemente el Tribunal Penal Internacional, y con estos mecanismos poner en riesgo legal a los gobernantes de Israel por violaciones a las convenciones de Ginebra, entre otras.

Aun si los palestinos deciden proceder y someter de manera formal su solicitud ante el Consejo de Seguridad –y hoy sus asesores reiteraron que lo harán y no cederán ante las presiones para evitarlo– todo, menos autorizaciones de guerra pos facto, es lento en la ONU y el proceso podría alargarse durante meses antes de que sea anulado con el veto de Washington. Algunos, incluso los estadunidenses, casi aceptando su fracaso en detener esta iniciativa, están pensando en cómo usar el periodo de espera antes de que llegue el momento de votar para reiniciar las negociaciones bilaterales. Otros más consideran que la opción de la Asamblea General, incluso si es para obtener un reconocimiento limitado, podría ser una vía más rápida.

Por ahora, lo único claro es que la decisión de la Autoridad Nacional Palestina ha logrado, por el momento, sacudir el tablero de un juego estancado y poner el tema en el centro del debate mundial aquí esta semana.