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Término acuñado por el escritor y humanista

Publican libro sobre las jitanjáforas de Reyes
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de septiembre de 2011, p. 7

Un nuevo libro sobre Alfonso Reyes acaba de publicarse. En él se muestra lo juguetón, novedoso y poco solemne en torno a las jitanjáforas, término acuñado por el escritor y humanista para designar esa clase de poemas o composiciones donde las palabras son despojadas de cualquier significado literal y ponen de relieve su musicalidad.

Alfonso Reyes: el libro de las jitanjáforas y otros papeles, seguidos de retruécanos, sonetórpidos y porras deportivas es el título del volumen de Adolfo Castañón, en el cual recopila textos, reflexiones y artículos acerca de este juego de sonidos y palabras inventadas.

En la definición de Alfonso Reyes, las jitanjáforas son creaciones que no se dirigen a la razón, sino más bien a la sensación y a la fantasía. Las palabras no buscan aquí un fin útil. Juegan solas.

Muchas expresiones de la jitanjáfora están asociadas con la infancia. Reyes, en un texto menciona a Miguel Ángel Osorio, quien recordaba haber compuesto de niño, sin darse cuenta clara, este arreglo silábico.

El volumen, editado por Bonilla y Artigas, forma parte de la colección Las semanas del jardín y revela cómo Reyes era capaz de jugar con las formas del lenguaje, porque siempre fue fiel a esa otra voz de la infancia y la inocencia que permite ser feliz sin la necesidad de un interlocutor.

Lectura menos solemne

Uno de los poemas de Reyes con acento lúdico, jitanjafórico y además reconocido es El canto del halibut; presenta palabras inventadas que pueden confundirse con verdaderas como recurso expresivo.

En la orillita del mar flordelicado,/ llegan los negros tañendo el halibut./ En la orillita del mar flordelicado,/ copiosos negros en pos del halibut./ En la orillita del mar flordelicado,/ jeta de negros, lechal de halibut./ En la orillita del mar flordelicado,/ hedor de negros asfixia el halibut.

El canto del halibut de alguna manera es un remedo de la poesía primitiva, de la poesía negra que recopiló Blaisse Cendrars en una antología, explica en entrevista Adolfo Castañón.

Los textos reunidos en el volumen permiten una lectura novedosa, menos solemne, moderna e innovadora de la obra de Reyes, quien se convierte en un personaje con mucha vitalidad y vivacidad en el juego de palabras.

Para mostrar el aspecto lúdico del lenguaje, Castañón escribe el epígrafe: “Amo a to, matarile, rile, ron. ¿Qué quiere usted, matarile, rile, ron? Yo quiero un paje, matarile, rile, ron... A decir del autor, algo que conocemos como un juego de suerte: De Tin Marín de Don Pingüé, Cúcara, Mácara, Títere fue, yo no fui, fue Teté, pégale, pégale que él fue, es otro ejemplo lejano de formas de leer las jitanjáforas”.

Éstas son un planteamiento literario, lírico, lúdico y artístico en boca de todos, por eso Castañón eligió ese epígrafe.

El libro incluye las tikanjáforas, de Alicia Reyes; las fatrasías francesas de la Edad Media, que son poemas lúdicos, así como un texto de Guido Gómez de Silva sobre el retruécano y los sonetórpidos de Dante Aligheri.

Finalmente, el volumen presenta las porras universitarias: Huelum y Goya, como otro modo de jitanjáforas.