Economía
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La ilusión del dinero

Serían alrededor de 1,300 los que tienen permisos en regla en todo el país, con 100 mil maquinitas

Operan en México 5 mil casinos clandestinos; sólo en Nuevo León hay 60, según el Incide

Los gobiernos, principales impulsores de los juegos de azar, pues les traen grandes beneficios

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Centro de apuestas en lo que fuera el hipódromo de Tijuana, el cual cuenta con bingo tradicional, mil 300 juegos electrónicos y galgódromoFoto Notimex
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 18 de septiembre de 2011, p. 3

Monterrey, NL, 17 de septiembre. Datos del Instituto Ciudadano de Estudios Estratégicos AC (Incide), que dirige Ernesto Cerda Serna, indican que en Nuevo León operan más de 60 casinos ilegales y sólo 17 tienen sus permisos en regla, principalmente los que pertenecen a grupo Caliente y a la empresa Televisa.

Destaca que después de que al menos cuatro legislaturas debatieron el tema de los centros de apuestas, en 2004 la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados hizo una consulta de 15 días en 10 ciudades del país para que el pueblo mexicano decidiera si quería dichos establecimientos.

Para ese año se hablaba de que en todo México había mil 500 casinos clandestinos. El Incide calcula que actualmente serían más de 5 mil. Sólo por lo que se refiere a los que trabajan conforme a la ley, serían entre mil 200 y mil 300, con más de 100 mil máquinas de apuestas o terminales en operación.

En el argumento de la consulta se decía que los casinos no son negocios fáciles ni es un asunto únicamente de índole turística, pues el juego con apuesta pasa a formar parte de la vida de la comunidad donde se instalan y tienen un impacto muy grande en la gente, por eso no pueden verse como cualquier negocio, pues hay que considerar que México es un país donde las leyes no se cumplen.

Había que ver –se expuso– si generan inseguridad, si meten dinero del narcotráfico, si hay recursos extraños y fortunas raras queriendo intervenir en el proceso para hacer negocios.

Se advertía también que podrían ser atracción para el crimen organizado, mafias y bandas de narcoapostadores, conllevar delitos, tráfico de drogas, lavado de dinero e incremento de explotación sexual a mujeres y niños.

En el estudio del Incide se sostiene que la imagen actual de la persona que juega ya no es de quien lo hace una o dos veces al año en la fiesta del santo patrono o en las ferias que se realizan a lo largo y ancho del país, como ocurría hasta hace más de una década.

Hoy –señala–, los centros de apuestas operan de manera permanente los 365 días del año, y los juegos de azar ofrecen una variedad que va desde el bingo o lotería de números y maquinitas, hasta las puestas por Internet respecto a competencias deportivas, carreras de caballos y de galgos, entre otras.

Destaca que en muchos casos son los gobiernos los principales impulsores de los juegos de azar, pues en apariencia son los más beneficiados con los ingresos, pues de acuerdo con una publicación del Globe and mail, en 2003 las ganancias de los juegos propiedad del gobierno de Canadá habían superado los 9 mil 500 millones de dólares, cuatro veces más que una década antes.

Mientras en Gran Bretaña los ingresos por la venta de billetes de lotería se usan cada vez más para cubrir los gastos normales del gobierno, pues en 2006 un tercio de los ingresos por loterías –782 millones de dólares– se usaron en gastos ordinarios de salud, educación y medio ambiente, según reportó el Telegraph de Londres.

Y en Estados Unidos, algunos gobiernos estatales dependen cada vez más de los ingresos del juego, pues de acuerdo con el New York Times, en Rhode Island, Dakota del Sur, Louisiana, Oregon y Nevada, los impuestos sobre las diversas formas de juego suman más de 10 por ciento de los ingresos totales de las autoridades. Y los gobiernos estatales de Australia obtienen no menos de 12 por ciento de los ingresos por impuestos.

Atraídos por el señuelo del dinero fácil –destaca el Incide–, “los gobiernos están conduciendo a los ciudadanos a la tentación del juego, ignorando con frecuencia los altos costos sociales, como son problemas de pareja, divorcios y descuido de los hijos, además de la comisión de delitos como fraudes y desfalcos para sostener el vicio de jugar.

Sunday Times publicó que según cifras del gobierno británico, la suma de dinero apostada en 1996 fue equivalente a 13 mil 600 millones de dólares; en 2002 alcanzó 31 mil millones de dólares, sin incluir la lotería nacional, que cada año atrae más de 9 mil 700 millones de dólares, señala el Incide.

El Ejército de Salvación afirma que Australia tiene cerca de 300 mil jugadores con problemas, y el número aumenta. Entre 2004 y 2005, los australianos perdieron 14 mil 700 millones de dólares en el juego, cifra que representa cerca de 2 por ciento de la economía nacional.

Y según el Insolvency and Trustee Service Australia, el juego o la especulación causaron cerca de 3 por ciento de las bancarrotas en 2002-2003.

Se estima que en 2010 los ingresos mundiales del juego alcanzaron 125 mil millones de dólares, según la firma consultora PincewaterhouseCoopers, siendo Estados Unidos el mayor mercado en el mundo, con 74 mil 500 millones de dólares en el mismo año.

Siempre de acuerdo con las citas del Incide, el Instituto Vanier señala que la pérdida por adulto en el periodo 2003-2004 en Canadá fue de 596 dólares canadienses, mientras el gasto por hogar ascendió a mil 80 dólares, superando los mil siete que se dedicaron a educación, y 834 al cuidado personal.