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Disputa de mercados
La compra de acciones por Pemex, sin aval de su órgano de gobierno

El consejo de administración aún no recibe información, dice fuente cercana al caso

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Expertos criticaron las contradicciones de Juan José Suárez Coppel, director de Pemex (aquí en imagen de mayo pasado)Foto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de septiembre de 2011, p. 4

La dirección general de Petróleos Mexicanos (Pemex) tomó la decisión de comprometer recursos propios y un crédito para capitalizar a la firma española Repsol sin informar y, por tanto, sin recibir autorización del consejo de administración, máximo órgano de gobierno de la paraestatal.

La información relacionada con la operación será proporcionada al consejo de administración la próxima semana, aunque la transacción financiera ya fue completada ayer en la bolsa de valores de Madrid, confirmaron fuentes cercanas a dicho órgano de gobierno.

Se espera que el expediente llegue a más tardar el próximo martes, y posteriormente se iniciará el análisis de la operación, afirmaron las fuentes, que pidieron mantener el anonimato.

A su vez, expertos del sector energético señalaron que con la compra de acciones se actuó ilegalmente porque en lugar de crear valor industrial para Pemex, esta paraestatal es utilizada como plataforma para hacer negocios especulativos.

Negociaciones a escondidas

Antonio Gershenson, experto en temas energéticos, consideró que esa operación es muy grave porque el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, afirmó que como no hay dinero, se entregaron campos maduros para que contratistas privados los exploten, y ahora pide prestado para comprar acciones de dicha firma española.

Es muy grave esa contradicción porque en múltiples casos el presupuesto está subejercido y se utiliza el argumento de que no hay dinero para entregar yacimientos a empresas privadas.

Además, Suárez Coppel realiza las negociaciones a escondidas y lo anuncia como un hecho consumado a espaldas del propio consejo de administración de la empresa mexicana, agregó.

Sergio Benito Osorio, ex presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, consideró necesario conocer los pormenores de la operación y el plan de negocios, porque no tiene mucho sentido obtener utilidades financieras de corto plazo. Se debería planear la explotación en nuevas áreas, agregó.

Si Pemex puede ir a participar en refinerías y redes de servicio y obedeciera a un plan de negocios en expansión podría ser positivo, pero inicialmente no se ha planteado de esa manera, apuntó.

La petrolera mexicana tiene que generar y desarrollar valor, pero esto se entiende como especulación financiera, sostuvo.

Pemex debe tener una estrategia para participar en la exploración y explotación en el ámbito internacional y participar en los trabajos de refinación y en una red propia de estaciones de servicios, como hizo Petróleos de Venezuela en Estados Unidos, expresó.

Francisco Carrillo Soberón, ex secretario de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, consideró que esa compra de más acciones está fuera del mandato constitucional y de la tarea sustantiva de la paraestatal.

Es muy lamentable. En lugar de buscar el desarrollo tecnológico y el potencial de Pemex, están especulando. Si algo ahoga a la empresa es su abultado endeudamiento, dijo.

Miguel García Reyes, presidente del Centro de Investigaciones Geopolíticas en Energía y Medio Ambiente, aseveró que ha habido incoherencias en la industria petrolera nacional.

Deberíamos aprovechar el caudal de personal que se prepara en la UNAM y el IPN, crisoles formadores de ingenieros petroleros, planteó.

Francisco Garaicochea, presidente del Grupo Ingenieros Pemex Constitución de 1917, señaló que ninguna petrolera compra acciones de otra porque están en competencia.

La paraestatal debería dedicar ese dinero a reforzar sus cuadros técnicos para hacerse cargo de desarrollar todo el potencial petrolero del país, como es su obligación, abundó.

Al respecto, Miriam Grustein, profesora investigadora del CIDE, manifestó que todo depende de que la relación sea productiva y de cómo puede funcionar la sociedad y de la manera en que se afrontarán los conflictos corporativos.