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Perfume de gardenias, uno de los momentos más emotivos del concierto en el Auditorio

Óscar Chávez mostró que su música no sólo es protesta social; también es son y bolero
Foto
Chávez con La Única e Internacional Sonora SantaneraFoto Gustavo Ruiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de agosto de 2011, p. a16

De Por ti (El infierno es amor) a Luces de Nueva York, el Caifán Mayor-El Estilos Óscar Chávez y La Única e Internacional Sonora Santanera, más el Trío Los Morales, reafirmaron que lo popular tiene una fuerza que une generaciones y que éstas sienten igual las penas y las alegrías del amor.

La simbiosis de Chávez y los santaneros creó ambientes, atmósferas, de gran conexión, desde la primera interpretación: La casita –parodia lamentablemente vigente, dijo Chávez–, que parecía el principio de un concierto con un repertorio clásico, con las que siempre quiere oír el público, como La niña de Guatemala (la que se murió de amor), pero no fue así, pues el músico procura no repetir, y ofrecer cada vez algo nuevo. Eso a muchos no gusta, pero el Caifán es el Caifán, hasta que lleguen a las camas del amor eterno, como se dice en la película en la que el personaje de El Estilos se enamora de una burguesita.

En esa cinta, El Estilos se ve muy neta y esa imagen se le quedó. La imagen de Óscar Chávez está ligada a la consecuencia de ideas, a una propuesta musical honesta y crítica, lo cual hace que amplios sectores de la población busquen su canto, a pesar de que el cantautor no es muy dado a la estrellitis farandulera.

A trabajar: a las ocho de la noche comenzó el concierto-toquín, trovadoresco y arrabalero, puro barrio, colonia terregosa y con ligues y quiebres cumbiangueros y castigadores.

Muchas canciones fueron referencias de injusticias, de situaciones de pobreza, de hambre y coraje. La mina vieja y Pasta de Conchos fueron un diario impreso y sonoro abierto, para que no se olvide que los cuerpos de trabajadores nunca fueron rescatados.

Rosas y azahares, La tarasca son, El guapo (son jarocho), que hizo decir a Óscar: que nadie se sienta aludido, fueron ejemplo de otra faceta: no todo es pop en la actualidad ni baladas chillonas, ni norteñas valentonas.

En México hay música de raíz, tradicional, aunque no esté en los medios de comunicación masiva.

Otra canción con tema lamentable: El petróleo

Otra vez la frase: Otra canción con tema lamentablemente vigente: El petróleo, que habla de mentiras, de promesas de bienestar económico para todos, y lo primero que ocasiona el hecho de que se descubra un nuevo yacimiento es el despojo de tierras y los campesinos arrojados a más pobreza. Ante lo cantado, el público aplaudió y el concierto era un consenso.

Se fueron un momento Los Morales. Se levantó el telón y apareció La Única e Internacional Sonora Santanera. El pueblo en una canción: La boa, cuyo sonido de trompetas ha sido silbado por décadas. ¡Qué ganas de bailar y chutarse una rutina jalando de la cintura a una interfecta!

De ahí para el real y todo fue tíbiri-tábara con Congoja, Hay que saber perder, Encadenados, Amor de mi bohío, Estoy perdido, Hoja seca, Desvelo de amor…

Hasta la dolorosa Que te vaya bien… Total… “… pensar que llegar a quererte es creer que la muerte se pudiera evitar…”, Beso borracho (sin aludir a los presentes, bromeó Óscar). Mención aparte merece Perfume de gardenias, que idolatra a la mujer, colocándola en un pedestal de diosa, de Venus. El coro de casi 10 mil voces reunidas en el Auditorio Nacional reflejó un clímax de emoción colectiva.

Entre cada pieza, los gritos que solicitaban tal o cual composición surgían de varias esquinas, pero el Caifán llevaba su plan.

De vuelta a las ideas sociales: Chávez cantó Bellas Artes, en la que critica la remodelación del recinto y lo que se perdió. Como epitafio: Bellas Artes ya bajó su último telón.

Anunció que ya se iba. Interpretó Por ti, que con sus inseparables Morales volvió a escucharse como siempre, con el consaber de que quien está enamorado pierde o gana la vida, un país, el universo.

Cerró con Macondo, insoslayable. Faltó Hasta siempre.

Ante los aplausos regresó para cantar Flor de azalea, que fue un homenaje al recientemente fallecido Manuel Esperón.

Tras tres horas de caifanazos y santanerazos una voz pide piedad: ¡Óscar, es recital, no manda!

En entrevista, Arturo Ortiz y Antonio Méndez, santaneros,  expresaron su gusto y satisfacción por haber estado esa noche con Chávez. Méndez añadió que la idea de trabajar juntos surgió de una vez que colaboraron en 2005, en el Foro de las Culturas. “Desde entonces hemos tocado en varios estados de la República.

En el Auditorio Nacional, el más hermoso de América Latina, siempre hemos tenido éxito.

Ortiz: Estaremos en el Festival Internacional Cervantino, lo cual es importante para nosotros porque es un encuentro cultural y estaremos a la par de artistas de muchas áreas. El Cervantino lo llevan a Acapulco, Tlaxcala y León, y también ahí tocaremos. Es un honor.

La semana pasada estuvieron en Costa Rica, donde tocaron con un ensamble que incluyó una filarmónica. Eso lo hemos hecho desde hace cuatro años y nos hubiera gustado hacerlo aquí. No se pudo, pero ya veremos. Lo que sí, que tocaremos nuestro repertorio de 56 años de carrera.

De estar en el escenario con Chávez, Ortiz opinó: Nuestra música es netamente pueblo y Óscar también lo es.