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Dedica la Casa del Lago homenaje al artista fallecido en mayo

Lázaro Blanco, figura replegada y autónoma de la fotografía nacional
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de agosto de 2011, p. 6

Como maestro, fotógrafo y promotor, Lázaro Blanco siempre se empeñó en lograr el reconocimiento y la incorporación de la fotografía en el ámbito cultural de México, recordó el también artista de la lente José Luis Neyra durante un homenaje póstumo en la Casa del Lago Juan José Arreola, donde el primero impartiera durante más de 40 años su ya famoso taller.

En la evocación de la vida y obra de Blanco (Ciudad Juárez, 1938-Distrito Federal, 4 de mayo de 2011), realizada la noche del miércoles, participó además el fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, quien tras la muerte del homenajeado continúa la preparación de un libro sobre su obra que será publicado por la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Casa del Lago, en coedición con el Centro de la Imagen.

Ortiz Monasterio dijo que no será un libro definitivo sobre su obra, pero estará bien impreso y con precio accesible. Destacó que Blanco es un fotógrafo único y singular, cuyas imágenes denotan sus intereses y búsquedas: la tensión de los objetos, las sombras, la gente, las geometrías, las diagonales, los postes, un estilo austero, una visión humanista, la comprensión de su país.

Proyectó varias imágenes de Blanco y dijo que las vulcanizadoras eran uno de sus grandes temas. Dijo que tenía un ojo educadísimo y dejó huella en la historia de la fotografía nacional.

Estuvo también Alejandro Castellanos, director del Centro de la Imagen, quien asumió acerca de Blanco que apenas estamos empezando a ver lo grande que es su trabajo y la necesidad de más investigaciones, publicaciones y exposiciones en torno a esta figura replegada y autónoma del mundo de la fotografía mexicana.

Sucede un tanto como con Nacho López, quien después de varios años su trabajo ha sido redescubierto con nuevos significados, sobre todo por las nuevas generaciones, comentó Castellanos, quien recordó que hace dos años, también en la Casa del Lago, hizo un reconocimiento a Blanco por los 40 años de su taller, y que el año pasado se realizó en el Centro de la Imagen la exposición retrospectiva Temporarios, con 400 imágenes.

José Luis Neyra trajo a cuento parte de la trayectoria de su gran amigo y hermano en la fotografía y mencionó sus inicios en el Club Fotográfico de México, su interés conjunto por tratar de asimilar el intrincado lenguaje de las imágenes fotográficas, su exploración del trabajo de fotógrafos de diversas épocas y países, sus primeras exposiciones, la creación del Consejo Mexicano de Fotografía, de la Casa de la Fotografía.

También advirtió sobre el asedio constante de la piratería contra los derechos de los autores-fotógrafos y el desconocimiento de muchas instituciones y presuntos especialistas acerca del trabajo y trascendencia de Lázaro Blanco como creador de imágenes singulares, basadas sobre todo en el estudio de la luz, y como maestro dedicado y riguroso de vvarias generaciones de fotógrafos.

El verdadero maestro enseña para la vida, y Blanco fue un maestro nato, dijo Neyra, y agregó: Una cosa es apreciar el trabajo fotográfico y otra saber enseñarlo. La fórmula se puede resumir como: enseñar a ver. La técnica es la herramienta y viene aparejada a lo más importante: saber ver.

Lázaro Blanco, comentó, no está ya físicamente entre nosotros, pero no deja huecos, deja muchas semillas representadas por las inquietudes de alumnos de todas las edades.

Como parte del homenaje se montó una pequeña muestra del trabajo de Lázaro Blanco, integrada por 10 fotografías y un foto mural con 25 de sus imágenes.