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Agotadas, las localidades para el estreno en México de Otra vuelta de tuerca
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Escenas del ensayo general de Otra vuelta de tuerca, ópera de Benjamin Britten, inspirada en la novela de Henry JamesFoto Yazmín Ortega Cortés
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Escena del ensayo general de Otra vuelta de tuercaFoto Yazmín Ortega Cortés
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Escena del ensayo general de Otra vuelta de tuercaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de agosto de 2011, p. 3

Una historia curiosa escrita con tinta desvaída. Con esa línea inicia la ópera Otra vuelta de tuerca, del compositor británico Benjamin Britten, que este fin de semana se estrena en México y cuyas localidades ya están agotadas para las dos funciones que se ofrecerán en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

Es el ensayo general. La piel comienza a erizarse desde las primeras notas que envían al recinto los músicos del Ensamble Armonía, dirigidos por Jan Latham-Koening. Es apenas el primer acto, el prólogo lo canta el tenor Samuel Boden, quien al paso de los minutos se convierte en ese fantasma que hace su primera aparición en una ventana y despierta el instinto de protección de la institutriz, intepretada por la soprano Fflur Wyn, contratada para educar a los niños Miles (Leopold Benedict) y Flora (Erin Hugues).

La capacidad de la sala es de 694 butacas, lo que ofrece al espectador una oportunidad única en esta adaptación de la novela corta de Henry James, al convertirse en un espacio íntimo, de atmósfera lúgubre creada por la luz que atraviesa de a poco la niebla. El público presencia este lucha entre el bien y el mal.

Durante el ensayo general, la tarde del jueves, a la mitad del recinto, alumbrado por una lámpara, el director de escena Michael McCaffery observa la acción y a veces baja las escaleras y sube al escenario, para mover los muebles y cambiar así los espacios de esa vieja casona.

Un decorado minimalista, unos cuantos muebles a veces cubiertos con sábanas blancas, dos niños cuya inocencia es tirada hacia el mal no sólo por el fantasma del mayordomo Quint, sino también por el de otra institutriz muerta, la señorita Jessel, interpretada por la soprano mexicana Lourdes Ambriz.

Dos fantasmas, dos niños, una institutriz. ¿El enfrentamiento entre la vida y la muerte?