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Estudian en el Intituto de Biología de la UNAM la variedad genética de la planta

Usar clones de una sola especie para producir tequila pone en riesgo la diversidad del agave
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de julio de 2011, p. 3

El agave es una de las plantas con mayor número de especies en México: se han descrito 170, pero aún hay varias que no han sido estudiadas. Éstas son consideradas clave, por los numerosos recursos que poseen (sobre todo durante la floración), de los que dependen muchos animales que, a su vez, pueden ser importantes polinizadores de otros vegetales.

A pesar de ser muy exitoso en su desarrollo evolutivo, en la producción industrial del tequila y del mezcal se utilizan clones de una sola especie (Agave tequilaza, en el primer caso, y Agave angustifolia, para el segundo) para acortar su periodo de floración, que es de ocho a casi 20 años.

Sin embargo, con ello hay riesgo de que patógenos adaptados a ese único genotipo destruyan los magueyales monoclonales. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudian la importancia de la diversidad genética de esa planta.

Condición

Para que una planta aumente su rendimiento y resistencia a plagas, o crezca en diferentes condiciones climáticas, debe tener variedad genética. De no presentarse, no se puede adaptar a otras situaciones ambientales ni abrir paso a nuevas especies.

Esa diversidad es considerada la materia prima del desarrollo, dijo Luis Eguiarte, investigador del Laboratorio de Evolución Experimental y Molecular, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, quien se ha dedicado casi 20 años a estudiar las especies del género agave.

El universitario ha encontrado que las especies silvestres tienen gran variedad genética, debido a que son perennes y a que casi siempre presentan polinización cruzada, lo que evita la autocruza y reduce las que ocurren entre parientes, es decir, la endogamia (sus polinizadores son especialmente murciélagos del género Leptonycteris).

En el caso de los magueyes de las especies aprovechadas en la producción del tequila y el mezcal, en esencia son clones de una misma planta. Echan chuponcitos en la base, la parte que utilizan para reproducirse una y otra vez.

Como consecuencia de la nula diversidad, y por las precarias prácticas fitosanitarias en las plantaciones, a finales de la década de 1990 aparecieron numerosas enfermedades causadas por bacterias (Erwinia), hongos (Fusarium) e insectos, principalmente escarabajos y mariposas.

Se destruyeron los especímenes contaminados y se emplearon insecticidas y herbicidas potentes, lo que provocó otra preocupación, porque quisiéramos un tequila y un mezcal orgánicos o, al menos, con la menor cantidad de esos productos en su elaboración, señaló el académico.

El otro problema es que en las plantaciones de agave, también llamado maguey, se sembraba hace mucho tiempo maíz y Agave tequilaza, pero ahora se tiende a cultivar sólo este último, y se hace en montañas y cerros, lo que propicia que la erosión del suelo sea grave.

El investigador subrayó que los agaves no existirían sin los murciélagos, ni éstos sin aquéllos. A esa relación se le conoce como coevolución.

“Creemos que hace millones de años el ancestro de las distintas especies del género agave (estudios realizados por integrantes del laboratorio indican que éste surgió hace 11.8 millones de años) producía poco néctar y que los primeros murciélagos que se alimentaron de él eran frugívoros y por casualidad visitaban algunas plantas (el Leptonycteris yerbabuenae, originario de México, surgió hace 12 millones de años)”, indicó Eguiarte.

Poco a poco cambiaron y se especializaron; ahora, esas plantas producen ese jugo azucarado y polen en cantidades considerables. Sus flores, alargadas y con estambres grandes, comienzan a generarlo al anochecer, para que los quirópteros lleguen por él y las polinicen.

Ambos evolucionaron. Las flores son más atractivas y eficientes durante la polinización, y esos mamíferos han desarrollado un hocico más largo y una lengua que se estira. Si desaparecieran los agaves, seguramente esos murciélagos comenzarían a tener problemas para sobrevivir, y si éstos se extinguieran, aquéllos enfrentarían serias dificultades para su polinización, concluyó el investigador.