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La alianza rechazó la iniciativa rusa de un solo dispositivo anticohetes

En punto muerto, las negociaciones entre Rusia y la OTAN sobre el escudo antimisiles
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de julio de 2011, p. 29

Moscú, 19 de julio. Las negociaciones entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acerca del sistema de defensa contra misiles en Europa se encuentran, hoy por hoy, en punto muerto, después de que Bruselas rechazó de modo definitivo la propuesta de Moscú de crear un escudo conjunto.

Al menos, ya se retiró de la mesa de discusión la iniciativa de establecer un solo escudo sectorial, formulada por el presidente ruso Dimitri Medvediev en Lisboa, en noviembre pasado.

La idea del Kremlin era que Rusia se encargase de interceptar en su zona de responsabilidad un eventual ataque de misiles contra Europa y la OTAN hiciera lo propio en su sector.

En la cumbre Rusia-OTAN, celebrada los pasados 3 y 4 de julio en Sochi, la alianza noratlántica dio una respuesta negativa y poco después, en la reciente visita del canciller ruso Serguei Lavrov a Washington, la reiteró.

La OTAN sustenta su rechazo en que el artículo 5 del Tratado de Washington sobre la creación de ese bloque político y militar –el cual prevé prestar ayuda inmediata a sus miembros en caso de un ataque contra cualquiera de ellos– le impide delegar esa responsabilidad a terceros.

Pero tampoco cree necesario firmar un nuevo acuerdo jurídicamente vinculante –como exige el Kremlin–, en el cual la OTAN se comprometa a no utilizar el sistema de defensa de Estados Unidos en Europa como elemento adicional de su arsenal para neutralizar los misiles de Rusia, lo que rompería el equilibrio estratégico, en opinión de Moscú.

Al reunirse a comienzos de mes con Medvediev, el secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, insistió en que el intercambio de datos es la vía de cooperación más factible en materia de intercepción de misiles enemigos, aunque Moscú sigue sin recibir detalles de cómo funcionaría ese intercambio.

Lo que más preocupa aquí es saber en qué países –y qué tan cerca se encuentran de Rusia– tiene previsto Estados Unidos instalar componentes de su escudo antimisiles en Europa, en lugar de la estación de radares en la República Checa y los 10 interceptores en Polonia, que dio por cancelados como gesto para desbloquear las negociaciones de un nuevo acuerdo de desarme nuclear.

Los negociadores rusos tratan de diseñar ahora una nueva propuesta de sistema de defensa común, formato que expertos independientes consideran casi inviable por el mismo argumento –o pretexto, para decirlo con mayor claridad– del artículo 5 que ya usó la OTAN para declinar la anterior iniciativa rusa.

El plan B es obtener algún tipo de garantías de que el sistema antimisiles de Estados Unidos no afecta la seguridad nacional de Rusia, más allá del compromiso verbal que no satisface al Kremlin.

Es claro que, cualquiera de las dos posibilidades, cada vez más remotas, tendría que estar amarrada antes de la próxima junta de la OTAN en Chicago (mayo, 2012).

De no ser así, el desacuerdo sobre el escudo antimisiles en Europa podría tener repercusiones muy negativas en todo el proceso de desarme nuclear.