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Efectúan en la Cineteca Nacional retrospectiva del realizador austriaco Ulrich Seidl

Sin una cámara, hubiera terminado como alcohólico

Con sus ficciones y documentales, es voz crítica de la sociedad de su país

Las cintas no pueden cambiar al mundo, pero la gente tiene que entender que hay problemas, que no todo es perfecto

Foto
Durante la filmación del documental Models. En la imagen aparece Ulrich Seidl tras la lente
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de julio de 2011, p. 8

Director, guionista, productor y actor, el austriaco Ulrich Seidl es uno de los realizadores más relevantes de su país y de Europa. Se ha caracterizado por ser voz crítica e incisiva de su sociedad. Su filmografía incluye películas de ficción y documentales para cine y televisión, las cuales han obtenido reconocimientos en festivales como el de Venecia (recordemos Días perros). Nació para la expresión audiovisual, porque de no haber tenido una cámara en las manos hubiera caído en desgracia. Hubiera terminado en la calle, seguramente desamparado como un indigente o un alcohólico, confiesa en entrevista con La Jornada.

Desde el pasado 7 de julio la Cineteca Nacional, en coordinación con la embajada de Austria en México, celebran la obra de este transgresor con un retrospectiva que se exhibirá hasta el próximo 21 del mes. Tanto en sus documentales como en sus ficciones muestra las disfunciones sociales. Dice no ser un provocador, pero en su página de Internet se pueden leer adjetivos como misántropo, voyeur, cínico, pornógrafo social, pesimista, provocador y humanista, “nociones acerda de mí que los demás han escrito. Las he puesto en la web con fines ilustrativos.

Esos conceptos están equivocados; creo que los han escrito personas que quizá no han entendido mis películas, que la verdad no son optimistas: muestran cosas horribles, caminos sin salida, pero al final representan la voluntad de hacer un cambio. No son misántropas. Sé que me arriesgo a ser no entendido, pero no es mi intención satisfacer a todos. Son mi percepción y observación de la calle, de todas partes. Lo que elijo filmar sale de mi relación con mi percepción de la vida. Es un privilegio moverse por diferentes estratos sociales y por todos lados, y observar y reflejar.

Seidl se mueve en la frontera entre la ficción y la realidad para retratar, cámara en mano, el universo cotidiano, sin maquillaje ni anestesia. La realidad en su estado puro. Para ello se sirve de actores no profesionales, protagonistas cercanos al espectador, que encarnan historias de sexualidad, incorrección política e hipocresía religiosa.

Siempre ha habido personas que aborrecen mis películas, pero también otras a quienes les gustan, y eso, es una confirmación de lo que quiero expresar. Había gente que al ver mis cintas se negaba a aceptar que eso que veían en la pantalla es una realidad, en la que se pueden ver reflejados. Muchos no lo querían aceptar y por eso estaban contra mis cintas. Creo que las películas no pueden cambiar al mundo, pero la gente tiene que entender que hay problemas, que no todo es perfecto, afirma.

Seidl ha fusionado elementos narrativos de la ficción, como las técnicas del cine directo en temas como la pobreza, la violencia, la delincuencia, la corrupción, o el desencanto, mostrados en títulos como La graduación, exposición de la hipocresía de una sociedad dominada por la ignorancia y la superficialidad; Buenas noticias, ensayo dialéctico acerca de las condiciones miserables de los inmigrantes sudasiáticos en Viena; Una pérdida esperada, sobre la añoranza de la juventud y el amor; Amor animal, reflexión acerca de la pobreza de un sector de la sociedad austriaca; El amigo del alma, documental sobre las obsesiones de un profesor decadente, y Modelos, retrospectiva de tres chicas de pasarela y la exhibición de la vida superficial en ese mundo.

Más del programa

Complementan la programación: Días perros, narración cotidiana de cómo se viven los días calurosos en algunos suburbios de Viena; Jesucristo, tú que lo sabes todo e Import/Export. Asimismo, se proyectan los cortometrajes 1.40 m. (Austria, 1980) y Hermano, vamos a ser felices (Austria, 2006). Pero el prolífico Seidl tiene cuatro títulos más que están por salir.

Para Ulrich, la decisión de si un tema será rodado en documental o ficción proviene desde mi interior. Lo interesante es que las ficciones puedan contener partes documentales, asegura el realizador, quien no deja de mencionar los apoyos institucionales de su gobierno: En Austria hay dinero, pero falta. Aunque ha habido éxitos locales taquilleros, por así decirlo, la industria no está bien, falta apoyo para jóvenes productores y directores. El gobierno de derecha no apoya la cultura porque lo que único que le interesa es lo económico, los intereses de sus negocios. En los años 70 el nuevo cine alemán fue exitoso, pero gobiernos conservadores lo aniquilaron, y ése es un ejemplo.

Seidl es uno de los mayores representantes del movimiento nuevo extremismo europeo, extensión del llamado extremismo francés, conformado por cineastas, cuya obra fílmica –al mismo tiempo seductora y repulsiva– puede interpretarse como un punto de vista sociológico o bien simplemente como un detonador del morbo y la polémica. Su filmografía incluye más de una decena de películas para cine y televisión que han obtenido varios reconocimientos internacionales; destacan en particular el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Venecia 2001, por Días perros, y el premio al mejor documental en el Festival Internacional de Karlovy Vary 2003 por Jesucristo, tú que lo sabes todo.

Más información del ciclo en www.cinetecanacional.net