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Los músicos ofrecieron una entrevista en un camerino del Teatro de la Ciudad

El jazz es un idioma; dura para siempre, dicen Sandoval y Calle

No es una música como para estar conversando mientras se escucha, expresa el trompetista cubano

Tratamos de contar una historia, comenta el saxofonista venezolano

Foto
Arturo Sandoval y Ed Calle, antes de su participación en la Muestra Internacional de JazzFoto Alma Curiel
 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 8

“Es un mito la idea de que el jazz es elitista. Claro, depende de cómo uno lo enfoque y de la actitud que uno, como músico, tenga en el escenario. Creo que mucha gente asocia al jazz con  mentalidad medio… oscura, medio lúgubre… de la droga y de los lugares con mucho humo y la gente triste, con problemas emocionales y llenos de traumas, y, no sé, una fila de cosas que de verdad a los jazzistas no nos hacen ningún favor”, expresó el trompetista Arturo Sandoval.

En entrevista con La Jornada, el seis veces ganador del Grammy defendió su música de los prejuicios, minutos antes de su participación en el segundo y último día de la segunda Muestra Internacional de Jazz Ciudad de México, efectuada en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Estaba feliz de haber ido a comer la tarde del sábado a El Cardenal y esperaba que más tarde lo llevaran a cenar al Café Tacuba. Antes de un concierto lo mejor es un tequila, comentó. Realmente era una paloma, que es tequila, en este caso Centenario, con refresco de toronja. Da un sorbo y luego le jala a su puro Cohíba. A su lado, el saxofonista Ed Calle limpiaba su instrumento. Él sólo bebía agua.

Forma de expresión sincera

“El jazz –agregó Sandoval– es una forma de expresión muy grande y muy sincera, que viene de lo más profundo de los sentimientos de los músicos que lo hacen, y cuando eso penetra el sentimiento de la gente la comunicación es intensa y duradera, porque el público nuestro no es el de un artista pop, que tiene una canción de moda y eso dura, como decimos en buen cubano, lo del merengue de la puerta de la escuela. Esto es, efímero, y lo otro dura para siempre.

La gente que admira y respeta el jazz sigue queriendo y admirando muchísimo a Louis Amstrong, a Dizzy Gillespie y a Duke Ellington, y a todos los grandes del género. Considero que la fusión de lo que es el jazz latino son dos corrientes muy fuertes, emocionalmente, y cuando se funden correctamente el mensaje contagia y la gente se envuelve y lo disfruta, porque se siente que hay una energía en el escenario. Se entiende que el jazzista no es el músico ése, en un rincón, así, con una cara tiesa, sino una persona viva que disfruta lo que está haciendo. La gente, por su lado, tiene mucho poder para visualizar y entender, así como de sentir.

Ha tocado en las mejores salas de concierto del mundo y considera que a toda edad y cualquier persona puede gozar del jazz, así como formarse en él. “No es una música como para estar conversando o entretenido en otra cosa. Es una música que realmente requiere que uno le preste atención, porque hay un mensaje y los sentidos tienen que estar en él. Si uno hace eso, lo escucha de una manera diferente. Al que escucha el jazz fríamente, sin tratar de adentrarse en lo que el músico está tratando de transmitir, le cuesta mucho más trabajo entender.

Sí, sería bueno que se enseñara a oír jazz en las escuelas, pero en países como Estados Unidos enfrentamos muchos problemas, porque se están eliminando o recortando los presupuestos dedicados a que los niños aprendan música en las escuelas. Eso es un error gravísimo, porque si el ser humano no tiene cosas bellas como la música o la pintura, todo el arte, cosas positivas a las cuales aferrarse, pues lo demás no es alentador ni da deseos de seguir viviendo. Si nos ponen la radio o el televisor, todo es desgracia y miseria, problemas y muerte, y guerras y discusiones. Sin el arte, la vida no valdría la pena. Los políticos no se ponen a pensar lo importante que es, sobre todo para un niño, adentrarse en las artes.

Se dijo admirador de trompetistas mexicanos como Lupe López, Chilo Morán y Rafael Méndez, quien es el maestro de todos nosotros. En México hay mucho talento y musicalidad.

Trato de no dividir

Ed Calle, también en entrevista en el camerino, aclaró sobre si debe llamársele jazz latino o sólo jazz: “Trato de no dividir; o sea, el jazz es un idioma, es un sentimiento. Lo que es jazz latino, para mí nada más es la parte rítmica y algunos de los colores, pero yo todo lo veo como una sombrilla que es el jazz, y de ahí tenemos la opción de hacer muchas cosas.

Por ejemplo, el jazz latino, en las manos de Arturo Sandoval o de Dizzie, siempre tiene una combinación de jazz tradicional y de ritmos afrocubanos. No los defino como si fueran cosas diferentes, separadas. Es jazz. Así se le llama a la improvisación y la historia que viene de Dizzie, de Charlie Parker.

Sobre el hombre y el instrumento, el saxofón, del cual el cine creó un arquetipo, dijo: “La personalidad de los músicos… los saxofonistas regularmente son casi como científicos y piensan mucho, siempre buscando alguna nota extraña y disfrazando a lo mejor lo que hizo Coltrane. El saxofonista tiene una personalidad muy natural, pero el trompetista es otra cosa.

“Los trompetistas como Arturo Sandoval son parte saxofonistas y parte pianistas, parte trompetistas. Pero en general todos los músicos somos iguales, en el sentido de que todos estamos tratando de contar una historia y el instrumento que usamos es la voz, para cada uno.

Le doy gracias a Dios y a mi padre, quien me acercó un saxofón. Cuando lo toco, me siento como en casa. De niño, cuando tocaba la trompeta se me hacía más difícil, más físico. Cada instrumentista tiene su personalidad.

Nació en Venezuela, a los 3 años lo llevaron a vivir a España y actualmente reside en Miami. “Eso ayuda, porque da una visión más variada. Uno tiene la influencia de cada país y cultura.

En mi casa se escuchaba mucho la música folclórica venezolana, después la tradicional española y en Estados Unidos la mezcla de todo eso. Hay días en que sale más una cosa que otra, como lo gallego o lo gringo.

Entró a la plática Sandoval: Que no sea lo gallego.

Ambos se carcajearon.

Esa noche tocarían con la Music Big Band. Ed: “Eso de tocar con una big band es algo que me gusta desde pequeño, cuando escuchaba a Stan Kenton. Es bonito tener los colores que se crean en una big band, en la que hay mucha energía, porque cada músico tiene su personalidad y virtuosismo. Cuando todo se suma, se supera lo individual. Lo difícil es que a veces es muy agresivo y físicamente demanda mucha energía”.