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Arqueólogos del INAH suponen que se trata de un cementerio prehispánico maya

Hallan alrededor de 116 tumbas de más de mil años en Comalcalco, Tabasco

Se trata de entierros masivos, cuando en anteriores descubrimientos estaban de manera aislada, dice el encargado del salvamento arqueológico

Se harán análisis de ADN a los restos óseos

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Uno de los vestigos hallados en ComalcalcoFoto Héctor Montaño/ INAH
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Un arqueólogo limpia una osamentaFoto Melitón Tapia/ INAH
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de junio de 2011, p. 5

Alrededor de 116 entierros con antigüedad superior a mil años fueron descubiertos en la periferia de la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco, por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en lo que suponen que sería un cementerio prehispánico maya.

Como parte del hallazgo, ocurrido debajo de tres montículos que habían sido arrasados previamente por actividades agrícolas, fueron detectados 66 entierros depositados en urnas funerarias, y los más de 50 restantes en los alrededores.

“Posiblemente, los 66 hallados en las urnas corresponden a individuos pertenecientes a la elite maya y los 50 restantes –quienes fueron acomodados en diversas posiciones alrededor y al pie de ellas– a sus acompañantes”, informó Ricardo Armijo, coordinador de los trabajos de salvamento arqueológico.

También fueron detectados silbatos y sonajas de cerámica que representan tanto a animales como a hombres y mujeres ricamente ataviados, decenas de navajas, cuchillos y desechos de talla de pedernal y obsidiana, además de múltiples fragmentos de metates, y más de 70 mil tepalcates.

“El análisis preliminar de estos materiales –explicó Armijo– sugiere que los entierros tendrían entre mil 161 y mil 200 años de antigüedad, porque corresponden al periodo Clásico terminal (750-850 dC), aunque todavía falta efectuar estudios exhaustivos para confirmarlo.”

El investigador del INAH dijo que debido a la gran cantidad de restos óseos encontrados en un mismo depósito, todo indica que los montículos fueron utilizados con fines funerarios.

La diferencia radica, según los expertos, en que esta muestra esquelética considerada la más numerosa recuperada en esta región del área maya, es inusitada si se considera que los entierros anteriores han sido localizados de manera aislada.

Camino al inframundo

Armijo detalló: “A 2.8 kilómetros al norte de la Gran Acrópolis de Comalcalco, en tres montículos que pensábamos eran parte de un conjunto habitacional prehispánico, hallamos 66 urnas funerarias –cuyas dimensiones tienen en promedio de 35 a 75 cm de alto y 35 a 80 cm de diámetro– con esqueletos que posiblemente pertenecieron a individuos de la elite maya –según sugiere la evidencia arqueológica–, pues este rasgo cultural en Comalcalco fue característico para sepultar a la nobleza”.

Además, agregó, “detectamos en los esqueletos otras características, como deformación craneal tabular oblicua, limadura e incrustaciones dentales –que en Comalcalco, como en otros sitios mayas, se practicaron desde el Clásico temprano (300-500 dC) y, sobre todo, en el Clásico terminal, y que son rasgos culturales asociados al alto estatus durante el periodo Clásico (300-900 dC)”.

Esas horadaciones, añadió Armijo, presentan algunas incrustaciones en jade entre los dientes, incluso hasta los premolares.

Sobre los 50 entierros asociados a las urnas funerarias que fueron acomodados en diversas posiciones alrededor de éstas, explicó que el depósito corresponde en su totalidad a una sola ocupación ocurrida en la misma época, “lo cual nos hace pensar que fueron colocados expresamente para acompañar en su ‘camino al inframundo’ a las personas que fueron depositadas dentro de las urnas”.

El Proyecto de Salvamento Arqueológico Comalcalco II-Potencia –que comenzó a finales de 2010 y terminó el pasado 17 de junio– se dio a partir de un convenio firmado entre el INAH y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en 2010 con el Centro INAH-Tabasco, para instalar una subestación eléctrica.

Hasta el momento, de las 66 vasijas funerarias encontradas, sólo 53 han sido sometidas al proceso de microexcavación, que Armijo definió como excavación detallada y rigurosa en un espacio reducido y en condiciones de temperatura y humedad controlados, en el cual se realiza un registro minucioso de los restos óseos, el contenido de las urnas, las muestras de tierra y demás elementos relacionados con el objeto de estudio.

Los responsables de coordinar dichos trabajos son Armijo y el antropólogo físico Stanley Serafín, quienes mencionaron que los resultados hasta el momento son: que los esqueletos encontrados dentro de las urnas fueron amortajados, pues en un análisis preliminar se detectaron residuos de textil sobre la mandíbula de una de las osamentas.

Serafín explicó que “aún nos faltan estudios por hacer, como análisis de tierra dentro de las urnas, los cuales permitirán determinar la presencia de materiales orgánicos, como telas o plumas, y saber si los individuos estaban ricamente ataviados al momento de ser inhumados.

De igual forma, haremos análisis de huesos y de ADN con los que determinaremos la edad, sexo, patrones patológicos, alimenticios y genéticos, que nos ayudarán a saber si hay individuos externos a la región de Comalcalco, si estaban enfermos o desnutridos y nos permitirá interpretar el tipo de rituales practicados en ellos, puntualizó.