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Puesta en escena de Wajdi Mouawad, que se presenta en el teatro Benito Juárez

Bosques, historia rabiosa y llena de ese misterio del cual nutrimos nuestra vida
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Bosques, dirigida por Hugo Arrevillaga, es parte de una tetralogía integrada por Litorales, Incendios y CielosFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de junio de 2011, p. 3

¿De qué manera nuestro pasado masacra al presente que ahora somos?, es la cuestión que se desentraña en la puesta en escena Bosques, que se estrenó el viernes pasado en el teatro Benito Juárez.

Lobo es el personaje protagonista de Bosques, una joven de 18 años quien junto con un paleontólogo emprende un viaje por distintas épocas y lugares para revelar su historia familiar y encontrar su identidad.

La epopeya de esta joven que busca la historia de su madre, y por consecuencia la suya, cree estar ligada a sus ancestros por la sangre, sin saber en realidad que está ligada por promesas: promesas hechas entre otros, promesas incumplidas, traicionadas, promesas olvidadas, recuperadas y heredadas.

Escrita por el dramaturgo franco-canadiense-libanés Wajdi Mouawad, y dirigida por Hugo Arrevillaga, Bosques bien podría ser la historia de cualquiera de nosotros, de aquellos que hemos perdido a alguien, de aquellos a quienes nos han arrancado algo, de aquellos que hemos hecho promesas o que hemos sido abandonados de alguna forma, expresó Arrevillaga.

Se trata, detalló, de una historia profunda, bella, rabiosa y llena de misterio, de ese misterio del cual nutrimos nuestra existencia y que buscamos incansablemente durante la vida entera.

Catalogada como tragedia contemporánea, la historia de Bosques, destacó el director de la obra, permite reflexionar de manera paralela en torno a los momentos tan difíciles y atroces que actualmente vivimos en el país, en el que la sociedad se ha visto inmersa en una guerra que en menos de un sexenio lleva 40 mil muertos, en su mayoría sin nombre, lamentó Arrevillaga.

“En esta obra el leitmotiv es la búsqueda de la identidad de una mujer asesinada en el primer campo de concentración nazi, el de Dachau. El paleontólogo se pregunta constantemente de quién este cráneo, qué haría aquí dentro está mujer que alguna vez soñó, lloró, deseó... como tantos de esos 40 mil muertos, quienes de igual manera tuvieron un sueño, un anhelo, algo por que luchar y ahora están muertos y probablemente queden anónimos.

La recuperación de la memoria es fundamental para el dramaturgo, y por supuesto para nosotros como creadores escénicos, dice Arrevillaga. ¿Cómo asumir la responsabilidad que implica ser consciente de que muchas personas de la misma sangre y raíz han muerto –a lo largo de distintas décadas–, para que hoy esté uno vivo?, se pregunta. ¿De qué manera nuestro pasado masacra el presente que ahora somos?

Mediante una rabiosa sed de identidad y de preservación de la memoria, temática que atraviesa la obra, el dramaturgo aquí, continua Arrevillaga, “no sólo emite una señal de alerta a la sociedad contemporánea, sino que también llama la atención sobre qué no estamos haciendo nada para acabar con esa violencia.

Cuando hablamos de 40 mil muertos, no sólo es una cifra alarmante, sino un síntoma claro de la impunidad y del tipo de gobierno que tenemos, al igual que es síntoma de que hay algo quebrado dentro de nosotros, desde los más jóvenes hasta los mayores.

Bosques es la tercera parte de la tetralogía titulada La sangre de las promesas, escrita por Wajdi Mouawad, cuyas dos primeras son Litorales e Incendios. Cielos es la cuarta y última parte, la cual será puesta en escena en 2012. Todas, dirigidas por Arrevillaga.

En Bosques seis mujeres se enfrentan a la incoherencia de su existencia después de que, en 2003, a raíz de un mal incurable, la más pequeña de ellas, llamada Lobo, y un palentólogo, deciden buscar el origen de esa enfermedad.

Es así que de generación en generación, el viaje de ambos transita sincrónicamente entre el tiempo actual, la guerra francoprusiana de 1870, pasando por las dos guerras mundiales y el primer campo de concentración nazi, el de Dachau, así como por la matanza de mujeres en el Politécnico de Montreal, suceso que marcó en 1989 a la sociedad canadiense. Bosques es una historia de amistad, de guerra, de rabia y de amor.

La compañía Tapioca Inn, con casi 10 años de experiencia, ha traducido nueve de las obras de Mouawad, y llevado a escena seis, con la dirección de Arrevillaga, fundador y director artístico de la agrupación, quien es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

En Bosques participan 11 actores, quienes interpretan a 37 personajes. La traducción del texto es de Raquel Urióstegui, escenografía de Atena Chávez, iluminación de Auda Caraza, vestuario de Mario Marín del Río, música original Ariel Cavalieri.

La obra integra 70 secuencias o escenas, con duración que oscila entre 30 segundos y ocho minutos. Son siete los capítulos que marcan las distintas épocas. La puesta en escena tiene una duración de tres horas con 20 minutos y un intermedio.

Bosques se escenificará hasta el 31 de julio; viernes y sábados a las 19 horas, domingos a las 18 horas. Teatro Benito Juárez (Villalongín 15, colonia Cuauhtémoc. Frente al Monumento a la Madre).