Opinión
Ver día anteriorMiércoles 15 de junio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Crisis, empleo y viejas recetas

Replantear la política económica

CCE: otra vez en el carro electoral

L

a más reciente crisis económica afectó a prácticamente todo el planeta, aunque en proporciones distintas, y uno de sus costos más altos se observó en el ámbito laboral. De cualquier suerte, la pérdida de plazas pudo ser mayor de no ser por la forma en que muchos gobiernos maniobraron para atenuar el impacto de la sacudida. Lo llamativo de todo esto es que la fórmula exitosa, por llamarle así, se basó en viejas recetas, como se les califica actualmente, es decir, más intervención del Estado, menos mercado.

De forma coincidente, dos agencias especializadas de la ONU (una internacional, la Organización Internacional del Trabajo, otra regional, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe) paralelamente divulgaron sus respectivos análisis sobre la crisis y el empleo, los cuales coinciden en la aparentemente rápida recuperación de las plazas laborales canceladas por la sacudida económica, pero también en el costo que se paga: la creciente precarización de las fuentes de trabajo.

La OIT (La crisis mundial: causas, respuestas y desafíos) subraya que la lección clave de la crisis económico-financiera mundial es que las políticas de crecimiento económico que han prevalecido durante las últimos tres décadas necesitan ser replanteadas. Por un lado, incluso antes de la crisis económica, el crecimiento fue insuficiente para la creación de oportunidades de trabajo decentes. En el mundo la tasa de empleo no aumentó a pesar del crecimiento económico. La gran mayoría de los puestos de trabajo han sido precarios o informales, y no ofrecen niveles adecuados de oportunidades para las mujeres y los hombres en su afán de concretar sus aspiraciones legítimas.

En muchos países, los jóvenes experimentan grandes y crecientes dificultades para obtener un trabajo, y cuando lo llegan a tener, a menudo son plazas poco calificadas. El acceso a la protección social ha mejorado muy lentamente, incluso en países con alta tasa de crecimiento económico. La aplicación de los principios fundamentales y derechos en el trabajo se mantiene desigual. Estas tendencias han llevado a una ampliación significativa de las desigualdades de ingresos, sin precedentes en la historia económica reciente. En resumen, la política económica no ha permitido que la mayor parte de la gente pueda seguir adelante en la vida.

Otra lección de la crisis, apunta la OIT, es que el crecimiento era insostenible desde el punto de vista de la propia economía. La crisis estalló en el sector financiero. El crecimiento se basó en fundamentos débiles: demasiada deuda en algunos países, y dependencia excesiva de las exportaciones en otros. Curiosamente, con el fin de hacer frente a la crisis, muchos gobiernos actuaron lejos del enfoque convencional (el mercado lo resuelve todo, y el Estado no debe intervenir). Los puestos de trabajo fueron protegidos en las empresas sostenibles, la política social se utilizó para impulsar la demanda interna, y se realizó un esfuerzo importante para evitar recortes en los salarios y los derechos. Este enfoque jugó un papel decisivo en la estimulación de la economía y la reducción de las pérdidas de empleo.

Sin embargo, existe el riesgo de un retorno a las prácticas habituales. El sistema financiero permanece sin reformas de fondo que eviten la repetición de las causas de la crisis. La disminución del desempleo se da en el marco de la precariedad laboral (especialmente entre los jóvenes), a pesar de que la economía crece de nuevo. Un camino de crecimiento económico con las desigualdades de siempre está en movimiento una vez más, con impredecibles consecuencias sociales y políticas.

Por su parte, la Cepal (Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe) señala que en la región se registra una vigorosa recuperación del empleo, pero advierte que en algunos países (México entre ellos) la generación de plazas en el sector formal de la economía no son suficientes para incorporar el repunte de la oferta laboral, de tal suerte que la ruta de escape sigue siendo la informalidad. La heterogeneidad de la evolución laboral en 2010 se refleja en las diferencias de desempeño de los dos países más grandes de la región, Brasil y México.

Para el primero de ellos, el organismo regional destaca el desempeño del mercado laboral, que se benefició de un contexto externo favorable y de una demanda interna dinámica. En las seis principales áreas metropolitanas de aquel país, la tasa de ocupación se incrementó 1.1 puntos porcentuales durante 2010 lo que, junto con un leve aumento de la tasa de participación de 0.2 puntos, incidió en una disminución de la tasa de desempleo de 1.4 puntos porcentuales para quedar finalmente en 6.7 por ciento, es decir, claramente por debajo del promedio regional. También el subempleo visible cayó a su nivel más bajo desde el cambio metodológico de la medición laboral llevado a cabo en 2002. Para el conjunto de ocupados, el aumento de los ingresos laborales fue mayor (4.4 por ciento), de manera que tanto el empleo como los ingresos laborales contribuyeron marcadamente al dinamismo de la demanda interna, que sostuvo buena parte del crecimiento económico durante 2010.

En el caso mexicano, el organismo regional apunta que debido a sus estrechos vínculos económicos con Estados Unidos, México sufrió con especial intensidad la crisis de 2008-2009 y tardó más en recuperarse. En 2010 la tasa de ocupación –tanto a nivel nacional como en las 32 principales áreas urbanas– se mantuvo estable, y sólo debido a una pequeña baja de la tasa de participación (menor número de personas en busca de empleo) se redujo levemente el desempleo en el promedio del año (0.1 puntos porcentuales a nivel nacional, 0.2 puntos a nivel urbano). La contratación de trabajadores con cotización al IMSS se aceleró a lo largo del año y llegó a alcanzar 5.4 por ciento en el último trimestre (de promedio se situó en un 3.8 por ciento). Los salarios reales de los trabajadores formales cayeron levemente, tanto para los cotizantes al IMSS (1.1 por ciento) como para los trabajadores del sector manufacturero (0.8 por ciento).

Las rebanadas del pastel

Para las presidenciales de 2012 el candidato Felipe Calderón de nueva cuenta amarró el apoyo propagandístico y financiero del Consejo Coordinador Empresarial. Ya lo dijo su cabeza visible, Mario Sánchez Ruiz: “de cara a un año electoral (…) la continuidad es un elemento que no podemos perder de vista”, o lo que es lo mismo, la versión maquillada del apostarle a algo distinto implicaría retroceso utilizada por el organismo en 2006, en abierta violación de la ley electoral. Prepárense, pues, para campañas y propaganda aún más negras y sucias que las de cinco años atrás.